El nacimiento de un niño en la familia real de Marruecos renovó el debate sobre la reforma del sistema monárquico que rige en este país del norte de Africa desde mediados del siglo XVII.
Moulay Al Hassan, hijo del rey Mohammed VI y de la princesa y ex ingeniera en computación Lalla Salma, nació a comienzos de mes.
Los monárquicos vieron en el nacimiento del heredero al trono una garantía para la perpetuación del sistema. Otros vieron una oportunidada para modernizar el sistema político, que muchos consideran anacrónico.
Con el nacimiento del heredero, la monarquía va a durar más. Sin embargo, debe atender los pedidos de modernización y reforma si quiere sobrevivir a los constantes cambios, dijo a IPS el activista Mohammed Sasi, ex miembro de la Unión Socialista de las Fuerzas del Pueblo.
La constitución marroquí señala que la corona será hereditaria y transmitida de padre a hijo, a descendientes directos hombres y por orden de primogenitura, a menos que el rey, en vida, designe un sucesor entre sus hijos aparte del de mayor edad.
Además, otorga importantes poderes religiosos y políticos al rey. El monarca es comandante de los fieles, el representante supremo de la Nación y símbolo de la unidad marroquí.
El monarca nombra al primer ministro, a los ministros y a otros funcionarios de gobierno, a los que también puede destituir. También es comandante en jefe del ejército.
Los discursos y las acciones del rey no pueden ser objeto de ningún tipo de críticas ni comentarios, según la constitución.
El rey Mohammed VI llegó al trono en junio de 1999, después de la muerte de su padre Hassan II, quien condujo este país con tacto pero a la vez firmeza durante años muy difíciles.
El nuevo rey dio indicios de disposición a modernizar el sistema político. Liberó, por ejemplo, a opositores detenidos por el régimen de su padre y se casó con una mujer de clase media.
Pero esas señales son insuficientes. Necesitamos una revisión de la constitución del país, que entrega la mayor parte del poder en manos del rey.
En los últimos días fueron detenidos varios periodistas por insultar a la persona del rey, lo que despertó muchas dudas sobre la disposición de la monarquía a cambiar todas las prácticas del sistema.
El director y propietario de los semanarios Demain y Doumane, Alí Lamrabet, es juzgado en un tribunal de Rabat por publicar una serie de artículos considerados insultantes al rey y a los sagrados valores de Marruecos.
Lamrabet publicó historias satíricas sobre malversación de fondos en la monarquía y sobre la esclavitud, que según él aún se practica en Marruecos.
Un pequeño comerciante llamado Boujemaa Wardi fue sentenciado a cinco años de prisión en la meridional región desértica de Tata por haber roto una revista que tenía en su portada una fotografía del rey Mohammed VI.
Estos incidentes no ayudan a promover la democracia y los derechos humanos en el país. Las autoridades simplemente siguen con las prácticas que pensamos habían quedado en el pasado, comentó el analista Mustapha Hairan en el semanario Assahiha Al Ousbouya.
Mientras, el presidente de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos, Abdelhamid Amine, impulsa un debate nacional sobre la modernización del sistema político.
El rey debe reinar, pero no gobernar. No podemos hablar de democracia y derechos humanos mientras los marroquíes no podamos polemizar, dijo Amine a IPS.
Amine estuvo 12 años preso durante el reinado de Hassan II por lanzar una campaña en favor del sistema republicano.
La noticia del nacimiento del heredero al trono fue recibida en Rabat con un estallido de alegría, que significó una espontánea expresión del infalible vínculo entre el pueblo y el trono, según las autoridades.
Muchos celebraron el nacimiento, pero aun así quieren cambios.
Sin embargo, la monarquía no parece estar lista para renunciar a algunos de sus poderes, afirmó Hairan. (