ELECCIONES-ARGENTINA: Una derrota insoportable para Menem

El ex presidente argentino Carlos Menem (1989-1999) comenzó a transitar lo que muchos observadores anticipan como el ocaso de su liderazgo político, al retirarse este miércoles de la contienda electoral por la presidencia.

Tras dos jornadas de incertidumbre, Menem, de 72 años, desistió de participar del balotaje, justificando su decisión en lo que llamó ”un vicio de origen” del proceso electoral, originado en la suspensión de las elecciones internas del gobernante Partido Justicialista (peronista) al que pertenece.

Así, el peronismo debió concurrir a las elecciones con tres fórmulas presidenciales, y al obtener dos de ellas el pasaje a la segunda ronda, se obligó a la ciudadanía a dirimir las diferencias internas del justicialismo, arguyó Menem.

Se planteó a los votantes la ”falsa opción” de elegir entre dos candidatos de la misma fuerza política, señaló en referencia a su rival y correligionario Néstor Kirchner, favorito para la segunda vuelta presidencial que debía celebrarse este domingo, y convertido, en virtud de su renuncia, en presidente electo.

En un discurso grabado que se emitió este miércoles, Menem se refirió a una ”campaña de difamación” en su contra, que forzaba a una amplia franja de votantes a escoger a ”un candidato al que apenas conoce”, Kirchner, ”no por sus propuestas, sino con el solo objeto de impedir que gane el otro”.

Kirchner, gobernador de la austral provincia de Santa Cruz, lo aventajaba en las encuestas de intención de voto por más de 40 puntos porcentuales. Pero deberá asumir como presidente el 25 de mayo con un respaldo de solo 22 por ciento de los votos, el que obtuvo en la primera ronda del 27 de abril, al quedar sin efecto el balotaje.

Más allá de las razones esgrimidas por Menem, su retiro constituye una forma de la derrota, la primera de su larga estadía en el poder.

Menem, de origen sirio, fue tres veces gobernador de su provincia natal, la septentrional La Rioja, en 1973, 1983 y 1987.

Vivió intensamente los años de proscripción del peronismo, bajo sucesivos regímenes militares, y su propia destitución como gobernador y posterior arresto en 1976, cuando las Fuerzas Armadas derrocaron al gobierno constitucional de Isabel Perón e impusieron una dictadura que se extendió hasta 1983.

Menem pasó dos años en prisión y otros dos en arresto domiciliario, hasta 1981. En 1983, con la restauración democrática, obtuvo una arrolladora victoria en La Rioja y su último mandato como gobernador.

Encabezaba por entonces la corriente de los ”renovadores” dentro del Partido Justicialista, personificando el papel del caudillo provincial, con un discurso populista y ofreciendo trabajo y masivos aumentos salariales.

Desde esa posición aspiró a la presidencia, que obtuvo dos veces consecutivas, en 1989 y 1995, con 49,3 y 49,6 por ciento de los votos, respectivamente.

Su decenio en el poder fue posible mediante una reforma constitucional pergeñada durante su primer mandato, para habilitar la reelección presidencial.

Su segunda presidencia se vio marcada por graves denuncias de corrupción, mientras se acentuaba la crisis económica, el desempleo y el endeudamiento del país. Por eso sus denodados intentos por obtener luz verde para una nueva reelección no tuvieron eco. Parecía entonces que se apagaba su estrella.

En junio de 2001, cuando fue puesto bajo arresto domiciliario y procesado como jefe de una asociación ilícita en el juicio por el contrabando de armas a Croacia y Ecuador cometido durante su gobierno, Menem se convirtió rápidamente en un cadáver político.

Pero un fallo exculpatorio de la Corte Suprema de Justicia en noviembre de ese año lo devolvió a la vida política y a la carrera electoral.

No obstante, una parte fundamental del electorado estaba definitivamente en su contra.

La demora de Menem en anunciar su renuncia, apenas ”retrasó una muerte segura” del líder, que ”no supo o no quiso encontrar un aliado que sea su sucesor y termina de una forma indigna” su carrera política, opinó para IPS el sociólogo y profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Marcos Novaro.

No obstante, Novaro -autor del libro ”Política y poder en el gobierno de Menem”-, coincidió con el ex presidente en que el problema básico del proceso electoral fue la falta de una elección interna en el justicialismo, producto de la rivalidad entre Menem y el actual presidente, su antiguo aliado Eduardo Duhalde.

Menem ”se termina como opción de poder”, dijo más contundente el analista Rosendo Fraga.

El experto consideró que el ex presidente podría tener algún papel destacado como referencia política, ”pero no como líder, ni mucho menos como opción de poder”, subrayó.

Más audaz, la analista de opinión pública Analía del Franco, sostuvo que ”del ridículo no se vuelve”.

Interpretó así los efectos que tendrá en el futuro político de Menem su comportamiento de los últimos días, cuando tras asegurar una y otra vez que participaría del balotaje, renunció tras dos días de indefiniciones, rumores y contramarchas, gestados desde su propio entorno.

Menem es el primer ganador de una primera vuelta electoral que elude participar en la segunda, aseguró el jurista y constitucionalista Daniel Sabsay.

El ex mandatario había conseguido 24,2 por ciento de los votos el 27 de abril, pero los expertos advertían que ese capital era el máximo al que podía aspirar.

Minutos después de su ajustado triunfo, Menem no dudó en aseverar que su victoria estaba asegurada y que la segunda vuelta sería ”un mero trámite”.

Todos los sondeos previos a la segunda vuelta indicaban un mayoritario rechazo a su figura entre los votantes, superior a 50 por ciento.

Por lo tanto, se daba por seguro que el ex mandatario sería derrotado por cualquier rival en la segunda ronda.

Los apoyos de Menem eran limitados y se recogían entre los votantes leales al Partido Justicialista, y algunos otros en los sectores económicos más altos, que se beneficiaron de la política neoliberal que imperó durante su mandato.

Esta semana, la intención de voto a Kirchner era entre 71 y 79 por ciento, y la de Menem, apenas entre 21 y 29 por ciento.

Aunque el rechazo a la figura de Menem era muy alto, las confusas maniobras de las últimas horas despertaron un repudio a su actitud cercano a 80 por ciento de los consultados por encuestas de la consultora de Analía del Franco.

Esta es la última y clara señal de que se apaga la estrella del ex mandatario, quien nunca antes había perdido una elección.

No obstante, Menem aseguró que ”no abandonará la lucha”, y hasta comprometió su respaldo al nuevo gobierno de Kirchner, al que recomendó buscar urgentemente acuerdos que aseguren la gobernabilidad. (

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