Un eventual cese de asistencia externa a programas de desarrollo económico y social de Cuba, a causa del endurecimiento contra disidentes, castigará a la población y no al gobierno, según funcionarios y donantes internacionales.
Los procesos de cooperación ya no se entienden dirigidos sólo a gobiernos sino que se hacen para alcanzar objetivos que van a la gente, y menos asistencia significa llegar a menos personas, dijo a IPS el italiano Bruno Moro, coordinador residente del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Cuba.
Fuentes diplomáticas señalaron que algunos países europeos podrían interrumpir o reducir su cooperación con Cuba, en respuesta a las severas penas de prisión aplicadas en abril a 75 disidentes y a la ejecución de tres hombres que secuestraron una embarcación con la intención de emigrar a Estados Unidos.
Al respecto, Moro consideró deseable distinguir entre las diferencias de opinión de carácter político y la necesidad de mantener la cooperación internacional. Esto lo hemos subrayado varias veces y lo reiteramos ahora también, recalcó.
Entre las naciones que estarían repensando su postura en materia de cooperación hacia la isla de régimen socialista figura precisamente Italia. Sobre todo su relación con el multilateralismo, señaló el directivo internacional.
Moro señaló que Italia es uno de los países que hasta ahora ha dado más contribuciones voluntarias a Cuba, donde, a la vez, ha jugado un papel destacado en una serie de programas de colaboración para el desarrollo económico y social.
Portavoces de la Unión Europea (UE) dejaron entrever a mediados de este mes en Nueva York que ese bloque se dispondría a cortar su aporte a los programas internacionales de desarrollo económico y social de Cuba.
Sería muy triste si Italia interrumpe su ayuda, pues se afectarían muchas personas. La población cubana trabaja y gasta el dinero procedente de la cooperación internacional de la mejor manera, dijo a IPS una funcionaria de asistencia italiana que prefirió no identificarse.
Sin embargo, el encargado de negocios de la UE en Cuba, Sven Kühnvon Burgsdorff, negó ante IPS que la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de ese bloque, esté considerando esa eventualidad.
No estoy al tanto de alguna declaración o decisión de la UE de cesar la cooperación, señaló, a su vez, Moro, quien también es Coordinador Residente del Sistema de Naciones Unidas en La Habana.
Cuba es el único país de América Latina que carece de acuerdo marco de cooperación con la UE, lo cual implica que ningún instrumento contractual regula las relaciones entre ambas partes a mediano o largo plazo y que la colaboración está basada solamente en acciones puntuales.
Estimaciones oficiales cubanas sitúan en unos 116 millones de dólares el total de recursos financieros canalizados por la UE hacia Cuba en la última década, 66 por ciento de los cuales fueron en ayuda de tipo humanitario.
La asistencia de poco más de 16 millones de dólares anuales que la UE otorga en la actualidad a Cuba pasó a ser administrada por la delegación a cargo de Burgsdorff, inaugurada en marzo en La Habana por el comisario de Desarrollo y Ayuda Humanitaria de la UE, Poul Nielson.
Según fuentes de la UE, esa oficina es ahora la encargada de coordinar los proyectos europeos de cooperación en Cuba y de canalizar el diálogo político entre el gobierno cubano de Fidel Castro y las autoridades del bloque.
Pero el clima de distensión que se percibía hasta el primer trimestre del año en las relaciones entre ambas partes se vio seriamente dañado a raíz de los fusilamientos y la severidad aplicada por La Habana contra los opositores, a los que condenó a penas de hasta 28 años de cárcel.
El gobierno cubano aseguró que se vio obligado a adoptar esas medidas para defenderse de una agresión externa, pero no pudo evitar la crítica de personalidades de relevancia internacional ni las fisuras en su frente externo.
La tirantez con la UE desembocó el 30 de abril en la decisión del bloque europeo de aplazar indefinidamente el estudio de la petición de La Habana de ingreso al Acuerdo de Cotonou, que regula la cooperación europea con sus ex colonias reunidas en el Grupo Africa, Caribe, Pacífico (ACP), al cual Cuba pertenece.
Alrededor de dos semanas después, el gobierno de Castro retiró su solicitud de adhesión y acusó a la UE de intentar ejercer presión sobre Cuba estableciendo condicionamientos inaceptables y adoptando una posición injerencista en sus asuntos internos.
Analistas políticos consideran que el Acuerdo de Cotonou, considerado el mecanismo de colaboración multilateral más amplio que existe a escala internacional, constituía la alternativa que se presentaba con mayores perspectivas para institucionalizar las relaciones de la UE con Cuba.
En opinión del Coordinador Residente del PNUD, Cuba aprovecha al máximo la cooperación internacional y es muy cautelosa y precisa en utilizar lo más posible los recursos que obtiene. En ese sentido, creo que es una contraparte muy calificada, muy conocedora y de muy alto nivel, recalcó.
El PNUD aportó a Cuba 37,9 millones de dólares entre 1997 y 2003, periodo en el cual el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (FNUAP) dispuso 4,5 millones de dólares.
Parte de esos recursos provienen de donaciones voluntarias a los organismos de la Organización de las Naciones Unidas o como contribuciones de naciones europeas para proyectos bilaterales, que se canalizan por la vía multilateral.
Los programas en curso del PNUD en la isla benefician a casi la mitad de sus 11,2 millones de habitantes e incluyen apoyo a grupos vulnerables, producción de medicamentos, prevención del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, así como los de respaldo al sector productivo, biotecnológico, acuicultura y agricultura urbana.
En el área ambiental existen proyectos para el saneamiento de la bahía de La Habana, la producción de refrigeradores eficientes y libres de sustancias nocivas para la capa de ozono, la promoción de fuentes renovables de energía y la mitigación y adaptación al cambio climático.