La clonación humana no tiene ninguna utilidad, pues sólo crearía seres imperfectos, dijo a Tierramérica Carlo Alberto Redi, científico italiano que clonó a Cumulina, el primer ratón concebido por esta técnica.
Aunque se requirieron por lo menos 84 intentos y el animal sólo vivió 18 meses, Redi —que formó parte en 1998 del equipo que obtuvo la primera ratona clonada de la historia— es un ferviente partidario del uso de este método de duplicación genética en la zootecnia, sobre todo por sus potenciales aplicaciones en la medicina.
Pero una cosa son los animales y otra las personas. La clonación humana no tiene ninguna utilidad, el clon sería más feo, enfermo y estúpido, asegura.
Director del Departamento de Biología Animal de la prestigiosa Universidad de Pavia, en Italia, Redi (1949) ha publicado más de 120 trabajos científicos, colabora con las más importantes revistas especializadas del mundo y es editor general del periódico europeo de histoquímica.
Con su colega Rita Levi, premio Nobel de Medicina 1986, acaba de fundar, el 8 de mayo, el Instituto Europeo de Biorregeneración, cuyo objetivo es crear células madre sin tener que dañar embriones.
Redi dialogó con Tierramérica en su laboratorio en la Universidad de la septentrional ciudad de Pavia.
—¿Es posible clonar seres humanos?
—La comunidad científica dice de manera clara y definitiva que no es posible clonar humanos. Hoy somos capaces de producir clones para la aplicación zootécnica, pero no para la esfera humana. Para producir un clon es necesario emplear 25 células de la hembra. La técnica es muy rudimentaria e invasora y requiere muchos intentos. Dolly, el primer mamífero clonado, resultó después de 486, y Cumulina, el primer ratón clonado, de 84. Sería peligroso y grave, e incluso se generaría un dudoso negocio. Las mujeres más desprotegidas y pobres pondrían en riesgo su propia salud al vender sus óvulos a quienes quisieran clonar un individuo.
—¿Qué otros impedimentos existen?
—La salud del clon. A través de la clonación nacerían individuos que son reproducidos de manera asexuada, sin espermatozoides que penetren en el óvulo y sin el filtro de la selección natural que elimina a los individuos que no son perfectos. En el hombre, de 100 concepciones, sólo 10 resultan. Si resumimos la complejidad de la teoría biológica en una frase, el clon sería más feo, más enfermo y más estúpido. Más feo por los problemas ligados a la mala formación del sistema muscular, más enfermo por los daños al sistema inmunológico y más estúpido por las alteraciones al sistema nervioso.
—El genoma humano ha sido completado, ¿se abren otros caminos para llegar a la clonación?
—El conocimiento de la secuencia del genoma nos da más argumentos para decir no a la clonación humana. Aún no sabemos por qué gran parte de los clones animales muere en el periodo peri- natal por el síndrome de los órganos dilatados: tienen los pulmones, el corazón y el hígado demasiado grandes. Si aplicamos la misma técnica para los humanos veríamos morir a muchos niños en las mismas circunstancias. Nadie está preparado para corregir estos defectos, aunque diga que sí.
—La secta raeliana anunció a fines de 2002 el nacimiento de Eva, la primera niña clonada. ¿Fue sólo publicidad?
—Si afirman que nació una niña clonada deben dar una prueba de ello. Los raelianos nunca han demostrado nada. En el mundo científico, desde la época de Galileo, las pruebas se publican, son juzgadas por los revisores y se ponen a disposición de todos. El grupo que debía comparar el ADN (ácido desoxirribonucleico) de la niña con el de su madre se deshizo. Sólo mostraron la cuna de Eva. Eso lo podía hacer cualquiera.
—El ginecólogo italiano Severino Antinori recibió a 700 parejas de voluntarios de todo el mundo para un experimento de clonación. ¿Qué opinión tiene de su colega?
—Es un buen ginecólogo. Lo ha demostrado con el nacimiento de bebés de mujeres en edad avanzada, entre 60 y 63 años. Sin comentar si eso es ético o no, demuestra una capacidad innegable en el campo de la reproducción asistida. Pero Antinori nunca ha publicado ningún dato científico sobre la clonación.
—Si la clonación de animales ha sido un desastre (la oveja Dolly murió el 14 de febrero de este año, con varias patologías que fueron el resultado de esta técnica), ¿es válido seguir clonándolos?
—No hay duda de que la clonación produce individuos imperfectos, no sabemos los motivos. Pero no significa que no puedan sobrevivir. Dolly vivió seis años y Cumulina 18 meses. Estos experimentos tienen validez en la zootecnia. Si invierto 10 millones de dólares en un animal que produce un medicamento para salvar vidas humanas, es interesante reproducirlo por clonación antes que gastar otra vez.
—Usted también aprueba el trabajo con células madre o estaminales. Existe tendencia a confundirlas con la clonación. ¿Cuál es la diferencia?
—Las células estaminales son células maestras que pueden transformarse en otros tipos de células (por ejemplo, las del cerebro, las del corazón o las de los huesos). Son muy útiles. Un médico podría reemplazar con estaminales las que se pierden por accidentes, envejecimiento, etcétera. El problema es que los embriones humanos son la principal fuente de estas células. Y no podemos tomarlas, el mundo católico no lo acepta. (El embrión muere cuando se le sacan esas células). Hay otras fuentes, como el cordón umbilical, la médula ósea, pero son poquísimas, no se multiplican y se requieren de operaciones increíbles para conseguirlas.
—¿Buscará usted una vía alternativa a través del instituto que acaba de crear? ¿Podrá pasar por alto las implicaciones éticas?
—Hemos propuesto al gobierno financiar nuestra investigación para obtener células estaminales sin tomarlas de embriones ni de adultos y sin tener problemas éticos. Para eso, proyectamos desarrollar un citoplasma artificial. Gracias a la clonación sabemos que el óvulo femenino es un pequeño laboratorio de biología molecular. Allí hay una cosa única y mágica. Una parte de esta célula se llama citoplasma. Si investigamos, descubriremos qué hay de especial en ella, es decir, el oro del futuro.
* Publicado originalmente el 17 de mayo por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (