SIERRA LEONA: Historias de guerra y de horror

Víctimas de atrocidades cometidas durante la guerra civil de Sierra Leona (1991-2001) brindaron testimonios desgarradores ante la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, inaugurada esta semana con miras a cicatrizar las heridas del conflicto.

”Rebeldes armados me sujetaron y ataron como ganado junto a otros nueve civiles antes de comenzar a amputarnos miembros con machetes desafilados”, contó Tamba Finnoh, un agricultor del oriental distrito de Kono.

”Actualmente estoy incapacitado. Ya no puedo hacer mis tareas agrícolas sin mi mano derecha, ni ganar el pan para mi familia de otra manera”, lamentó.

Finnoh fue la primera víctima en atestiguar el lunes ante la Comisión de la Verdad, creada por el gobierno a imagen de su antecesora de Sudáfrica.

Otros civiles relataron experiencias igualmente aterradoras a manos de combatientes. Un hombre sufrió la amputación de sus orejas y su nariz con una bayoneta.

Tales horrores caracterizaron a la guerra de este país de Africa occidental entre el gobierno y el insurgente Frente Revolucionario Unido (RUF), encabezado por Foday Sankoh, un ex cabo expulsado del ejército.

El conflicto de 10 años dejó atrás más de 30.000 muertos y un cuarto de la población nacional, de cinco millones, desplazada hacia países vecinos.

También hubo miles de mutilaciones deliberadas de civiles, incluso de niños, y cientos de pueblos y aldeas fueron incendiados por completo, en su mayoría por los rebeldes.

En 2001, el RUF depuso las armas y se desmovilizó, al igual que milicias partidarias del gobierno que contaban con miles de combatientes.

”La Comisión apunta a elaborar un registro histórico imparcial de la guerra, a darle a las víctimas y a los victimarios la oportunidad de contar su versión y a preparar el camino para una auténtica reconciliación nacional”, declaró el obispo Joseph Humper, presidente del organismo.

La Comisión, integrada por sierraleoneses, otros africanos y occidentales, fue creada como resultado de un acuerdo firmado en julio de 1999 entre las partes beligerantes en Lomé, la capital de Togo, que oficialmente puso fin a la guerra civil.

Hasta ahora, el organismo recabó más de 7.000 testimonios de sobrevivientes, victimarios y testigos del conflicto en toda Sierra Leona y países vecinos.

La Comisión no tiene el poder de juzgar, a diferencia del Tribunal Especial para Sierra Leona, creado en 2002 por un acuerdo entre la Organización de las Naciones Unidas y Freetown, que ya juzgó a algunos comandantes militares por crímenes de guerra.

Pero en julio, la Comisión presentará un informe al gobierno sugiriendo formas de evitar la repetición de una tragedia de tales proporciones.

A diferencia del Tribunal Especial, rechazado por muchos sierraleoneses por su potencial de hacer resurgir la guerra y el caos, la Comisión cuenta con un respaldo casi unánime.

”Es una idea brillante”, comentó Mamawa Kanneh, un maestro residente en la capital, Freetown. ”Al reunir a las víctimas y a los victimarios, todos aprenderemos a perdonar, reconciliarnos y hacer avanzar a nuestra nación”.

El periodista y activista de los derechos humanos Pasco Temple respaldó plenamente a la Comisión porque ”los crímenes cometidos en este país son demasiado horrendos, y deben ser documentados”.

”Debemos buscar una forma de reconciliar a esta nación, y creo que la Comisión es el foro adecuado”, agregó.

La mayoría de los fondos para la Comisión procederán de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra. Algunas audiencias se realizarán en las provincias donde se produjeron más abusos y los combates más fuertes durante la guerra civil.

Por temor a una nueva guerra, muchos sierraleoneses favorecen el papel de la Comisión sobre el del Tribunal Especial.

El Tribunal ya procesó a varios acusados de crímenes de guerra, entre ellos a Foday Sankoh e Issa Sesay, del RUF, y al ex ministro del Interior Sam Hinga Norman, líder de la milicia progubernamental conocida como ”kamajor”.

Otros dos acusados, el líder militar Johnny Paul Koroma y el comandante del RUF Sam ”Mosquito” Bockarie, se encuentran prófugos. Muchos creen que ambos fugitivos se proponen sabotear los procesos de la corte especial a través de la violencia.

El Tribunal también podría acusar al presidente de Liberia, Charles Taylor, por su papel en el tráfico de armas y el comercio de los llamados ”diamantes sangrientos” con el RUF.

”Creo que esto sería una causa potencial de reanudación de la guerra”, opinó Margaret Sesay, una residente de Freetown.

”Prefiero la Comisión, porque la guerra ya terminó y deberíamos perdonar y reconciliarnos en lugar de juzgar a los culpables y arriesgarnos al fin de esta frágil seguridad”, añadió.

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