El temor y los rumores alarmistas se apoderan de Beijing, mientras aumenta día a día la incidencia de la neumonía atípica que hasta este viernes provocó 39 muertes y 774 infectados en la capital china.
Hasta la semana pasada, las autoridades de Beijing sólo reconocían 37 infecciones de la enfermedad denominada síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). Pero a pesar de las nuevas revelaciones, profesionales de la salud creen que el gobierno sigue minimizando las cifras reales.
El Ministerio de Salud informó este viernes sobre 180 nuevos casos de SRAS, cinco nuevas muertes y 330 nuevos posibles contagios en toda China.
Eso lleva el total a 2.601 posibles infecciones, 115 muertes y 1.277 pacientes dados de alta luego de haber sido internados por contraer la enfermedad.
El nuevo alcalde de Beijing, Wang Qishan, declaró la capital en situación de emergencia. Su antecesor, Meng Xuenong, fue destituido el domingo.
Wang ordenó que se preparen 1.000 nevas camas de hospital, la compra de 1.000 respiradores artificiales, 30 ambulancias y 500.000 uniformes protectores para los pacientes de SRAS. Esas cifras dejan en evidencia que las autoridades se preparan para lo peor.
Este viernes fue puesto en cuarentena el hospital Ditan, donde se teme que pacientes de SRAS infectaron a médicos y enfermeras. También están en la misma situación el Hospital Militar y el del Pueblo de la Universidad de Beijing.
El personal de este último, uno de los mayores centros hospitalarios pekineses, cree que las autoridades siguen encubriendo el número real de casos, sobre todo respecto de médicos y enfermeras afectados.
Las cifras oficiales aseguran que 541 profesionales de la salud están infectados en toda China. El hospital pekinés, con capacidad para 1.200 pacientes, cerró luego de que al menos 60 médicos y enfermeras contrajeran el SRAS, tras trabajar en un pabellón que no estaba debidamente aislado.
El pánico y los rumores se apoderaron de Beijing. Muchos de sus nueve millones de habitantes temen que la ciudad sea puesta en cuarentena y aislada del resto del mundo. Miles de pekineses intentan huir y otros almacenan comestibles y productos de primera necesidad.
Es imposible vivir así, se quejó Ding Shuhui, que estuvo parada durante horas en una fila para comprar salsa de soja, aceite comestible y arroz, productos básicos en la dieta china.
El gobierno nos aconsejó que compráramos al por mayor para no tener que hacer compras todos los días, pero cuando lo intentamos, los estantes están vacíos o tenemos que hacer cola, protestó.
Las personas vaciaban las góndolas de los supermercados y se marchaban a sus casas cargados de víveres, preparándose para los tres días de feriados a raíz del 1 de mayo, Día Mundial de los Trabajadores.
Muchas personas intentan abandonar la ciudad por tren o avión, antes de que el gobierno lo prohíba. A las autoridades les preocupa el número de trabajadores migrantes que abandonaron la capital y que podrían haber trasladado el virus a sus provincias natales.
A los trabajadores y estudiantes migrantes se les prohibió abandonar la ciudad, y se impidió el ingreso a la ciudad, comentó Zhao Wenren, un taxista de Beijing. Ahora todavía puedes irte, pero dicen que no podrás volver a entrar.
Algunos temen que estas restricciones pronto dejen a la ciudad sin abastecimiento de verduras, carne o pescado. Otros creen que las autoridades cerrarán todos los supermercados para desinfectarlos.
La policía instaló puestos de control en distintos puntos de acceso a la ciudad para impedir el ingreso de personas a la misma. Equipos de trabajadores de saneamiento, con máscaras y guantes de goma, rociaban con desinfectante las calles, mientras
Mucha gente dejó de ir al trabajo, por razones de salud o porque tienen que cuidar a sus hijos, que desde el jueves tienen vacaciones durante dos semanas.
Quise registrar un documento en la Oficina Notarial Municipal hoy, pero me dijeron que no podrían recibirlo porque sólo se había presentado la mitad del personal, se quejó Zhang Xin, un abogado.
Los cuatro pisos de la tienda de productos mobiliarios IKEA, habitualmente repleta de clientes, estaba casi vacía, así como el gran supermercado Dazhong.
Como sólo 20 por ciento de las habitaciones de los hoteles de lujo están ocupadas, los gerentes comenzaron a cerrar algunos pisos para esterilizarlos en forma rotativa, mientras se desocupan los otros, informó el Diario de la Juventud de Beijing.
Casi todos en el centro de la ciudad llevan máscaras ahora, y los empleados de las tiendas se quejan si entra un cliente sin esa protección. Incluso los autobuses, casi siempre abarrotados, llevan pocos pasajeros. En cambio, aumentó la venta de bicicletas.
La mayor parte de la comunidad extranjera se está yendo de la ciudad, luego de que las escuelas extranjeras anunciaran el cierre hasta el 8 de mayo. Hasta este jueves se habían diagnosticado 135 casos de SRAS en 84 centros de enseñanza de Beijing, de ellos 69 estudiantes universitarios y 30 profesores.
El gobierno anunció la creación de una comisión nacional para combatir el SRAS e instituyó un fondo de 241 millones de dólares para la prevención y el control de la enfermedad.
Las autoridades pidieron a los profesionales médicos que muestren mayor comprensión y compasión por los pacientes de SRAS, que se sienten aislados y deprimidos, según los medios de comunicación.
A cargo de la campaña para mantener el ánimo en alto está la llamada dama de hierro de China, la viceprimer ministra Wu Yi, la única mujer entre los 25 ministros del politburó del Partido Comunista.
Wu dirigirá un programa de emergencia para crear un Centro de Control y Prevención de Enfermedades que coordine la situación de la epidemia en todo el país.
Wu exhortó a todos los ciudadanos a sumarse a la campaña contra el SRAS y a mejorar la higiene pública. Solicitó medidas fuertes contra quienes divulgan rumores y contra los comerciantes que aprovechan la crisis para especular con sus productos. (