La nueva coyuntura mundial creada por la guerra en Iraq tiende a favorecer un acuerdo comercial entre el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión Europea (UE), según empresarios y expertos brasileños.
En la actualidad se manifiesta una propensión clara de las elites brasileñas en favor de un acuerdo con la UE, dijo a IPS Amancio Nunes Oliveira, del Núcleo de Investigaciones sobre Relaciones Internacionales de la Universidad de Sao Paulo, tras un seminario con industriales de esa meridional ciudad a fines de marzo.
Esta opinión es ratificada por resultados de una encuesta mediante Internet, la red mundial de computadoras, del Centro Brasileño de Relaciones Internacionales (CEBRI), un instituto de estudio y debate sobre temas prioritarios de la política externa brasileña, con sede en Río de Janeiro.
El CEBRI reúne a ex ministros, empresarios, diplomáticos, académicos y otros intelectuales.
En esa encuesta, 42,8 por ciento de las respuestas hasta el jueves indicaron que la negociación más importante para Brasil es la del Mercosur con la UE, seguida por la interna del Mercosur, formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, con 22,4 por ciento.
Luego se ubicaban la negociación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) con 13,8 por ciento, y la de la Organización Mundial de Comercio (OMC) con 13,3 por ciento.
Se supone que quienes respondieron fueron personas bien informadas e interesadas en la política exterior, el perfil más probable de los visitantes del sitio en Internet del CEBRI.
Del otro lado, la UE necesita más alianzas por razones geopolíticas, ante la agresividad de Estados Unidos, y ha dado señales de interés en acercarse al Mercosur, incluso con concesiones comerciales.
Brasil tiene obligación de aprovechar la oportunidad y poner a prueba si esa disposición de la UE es efectiva incluso en el campo agrícola, opinó para IPS Mario Marconini, director ejecutivo del CEBRI y ex secretario de Comercio Exterior del gobierno brasileño.
El deterioro de las relaciones de Estados Unidos con Alemania y Francia a causa de la guerra en Iraq, a la cual se opusieron esos países europeos, perjudicó la negociación multilateral en el ámbito de la OMC, ya afectada en forma negativa por obstáculos hasta ahora insuperables en el área agrícola, especialmente por la política proteccionista y de subsidios de la UE.
El unilateralismo de Washington, llevado al extremo de la invasión de Iraq sin autorización del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, amplió las incertidumbres relacionadas con el ALCA para una América Latina que mayoritariamente se opuso a la guerra.
Es difícil saber cómo lidiar con ese unilateralismo, sobre todo porque la política comercial estadunidense, por razones electorales, suele ser muy receptiva a presiones de sectores que reclaman protección, observó Marconini.
La guerra es un factor adicional de retraso en las negociaciones de la actual Ronda del Desarrollo de la OMC y del ALCA, cuyo final está previsto para 2005, acotó Oliveira.
Pero nada es seguro en la resbaladiza situación actual, reconocieron Marconini y Oliveira, así como un diplomático especializado en economía e integración, ex integrante de representaciones brasileñas en la OMC y en varios países industrializados.
Los pronósticos sobre la relación del Mercosur y la UE son discrepantes entre negociadores brasileños, ya que unos prevén posibles avances y otros inevitables retrasos, al ritmo de la OMC o el ALCA, con acuerdos probables sólo a partir de 2007, dijo a IPS ese diplomático, quien pidió no ser identificado.
El embajador brasileño en la UE, José Alfredo Graça Lima, sostuvo por ejemplo que es posible un acuerdo comercial con ese bloque en 2004, en el cual con los europeos ampliarían el acceso del Mercosur a su mercado agrícola, condición indispensable para los sudamericanos.
Tal concesión a un bloque de cuatro países sería menos dramática que la similar reclamada a la UE en el marco de la OMC, que tiene 146 Estados miembros.
Pero esa estrategia, sugerida a fines de marzo por el Mercosur al comisario de Comercio de la UE, Pascal Lamy, conlleva el riesgo de que el bloque sudamericano se distancie del Grupo de Cairns, formado por 18 países opuestos a los subsidios agrícolas, entre ellos Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, observó la fuente diplomática.
Rupturas de ese tipo no son usuales en la diplomacia brasileña, añadió.
Además, nada asegura que la UE esté realmente dispuesta a abrir su mercado, ya que hasta ahora ni siquiera admite que es proteccionista, destacó Marconini, quien puso en duda especialmente que el presidente francés Jacques Chirac esté dispuesto a esa apertura, pese a su acercamiento político a Brasil en la cuestión iraquí.
El secretario de Comercio de Argentina, Martín Redrado, sostuvo en Europa la semana pasada que si el ALCA se adelanta a un acuerdo de la UE con el Mercosur, los europeos perderían un tercio de su participación en los mercados de Argentina y Brasil, que es hoy 30 por ciento de las importaciones totales de ambos países, según estudios del gobierno argentino.
Las negociaciones entre los bloques sudamericano y europeo avanzaron desde el año pasado, cuando se acordó un cronograma para concluirlas en 2004. En febrero, el Mercosur amplió su oferta a la UE, al proponer una desgravación gradual de 83,5 por ciento de los rubros del comercio bilateral.
La UE hizo una oferta aparentemente más generosa, con liberalización de 91 por ciento del volumen importado del Mercosur, y apertura inmediata para 62 por ciento al entrar en vigencia el acuerdo. Pero en el nueve por ciento excluido están los productos que más interesan al Mercosur, como carnes y azúcar.