India y Pakistán se apuntan entre sí tratando de llamar la atención de Washington hacia las armas de destrucción masiva que posee el otro, ahora que Estados Unidos logró la victoria militar en Iraq.
Si la falta de democracia, la posesión de armas de destrucción masiva y la exportación del terrorismo son razones para que un país realice un ataque preventivo contra otro, entonces Pakistán es el blanco más apropiado, declaró el canciller indio Yashwant Sinha en una discusión parlamentaria sobre Iraq.
El ministro de Información de Pakistán, Rashid Ahmed, replicó que India es el blanco más apropiado para ataques preventivos, porque existen amplias pruebas de que posee armas biológicas, químicas y otras armas de destrucción masiva.
De hecho, ambos países rivales y vecinos de Asia meridional, que ya se enfrentaron en guerra tres veces desde 1947, poseen armas atómicas, y en 1998 desafiaron a Estados Unidos al realizar sus primeras pruebas nucleares en forma abierta.
Los dos países siguen muy de cerca las implicaciones de la invasión a Iraq, en especial después que el secretario de Estado (canciller) estadounidense, Colin Powell, dijera al diario The New York Times que el problema indo-pakistaní formaba parte de una agenda amplia que Washington pensaba atender en cuanto terminara la guerra en Iraq.
Luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, Washington consideró la posibilidad de despojar a Pakistán de sus armas nucleares para impedir que cayeran en manos de la red extremista islámica Al Qaeda.
El presidente pakistaní, Pervez Musharraf, reconoció que la única razón por la que apoyó el ataque de Estados Unidos contra Afganistán, el primer paso de la guerra contra el terrorismo lanzada por el presidente estadounidense George W. Bush, fue que a cambio se le permitiría conservar sus armas atómicas.
La posesión de armas de destrucción masiva fue el principal argumento que esgrimió Washington para lanzar su guerra contra Iraq, aunque no encontró ninguna de esas armas en ese país del Golfo.
Los argumentos fueron otros en el caso de Afganistán (el antiguo régimen Talibán protegía a Osama bin Laden, líder de Al Qaeda y principal sospechoso de los atentados del 11 de septiembre), pero en determinado momento Washington expresó temor a que Al Qaeda hubiera adquirido material suficiente para fabricar una bomba atómica.
Luego de Afganistán e Iraq, es posible que la mirada de Washington se dirija a los activos nucleares de Pakistán.
Pero hacer que Pakistán se deshaga de esas armas no será fácil, dado que tanto Islamabad como Nueva Delhi están convencidos de que lo único que disuade al otro de un ataque es precisamente la posesión de armas nucleares.
Esto deja a Washington pocas opciones más que insistir en que India desmantele también su programa nuclear y misilístico, pero Nueva Delhi insiste en que los precisa para contener a China más que a Pakistán.
De hecho, la semana pasada, el ministro de Defensa de India, George Fernandes, anunció planes para probar el misil Agni III, con capacidad nuclear. El cohete tiene un alcance de 3.000 kilómetros, es decir que podría llegar a distintos blancos en China.
Si Estados Unidos decide adoptar la vía de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para despojar a India de sus armas nucleares, es seguro que obtendrá el apoyo de los otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad, empezando por China.
Gran Bretaña seguramente seguiría las instrucciones de Washington. Es improbable que Francia, irritada por sugerencias de que debería ceder su lugar en el Consejo a India, diera muestras de solidaridad hacia Nueva Delhi.
El quinto miembro permanente del Consejo es Rusia, que podría apartarse de su política tradicional durante la era soviética de usar el veto a favor de India, en especial sobre la cuestión de Cachemira.
Aunque es difícil imaginar que India pueda ceder sus misiles y armas nucleares, seguramente Nueva Delhi tendría en cuenta el riesgo de sanciones y de concesiones a Pakistán como compensación por su colaboración con el plan de Washington de eliminar las armas de destrucción masiva en la región.
El objetivo actual de planificadores y estrategas de India es convencer a Washington de que las armas de destrucción masiva de Pakistán podrían caer en manos de extremistas islámicos y por lo tanto deben ser eliminadas, y de que Nueva Delhi debería conservar ese tipo de armas como disuasión para China.
Washington acusó a Pakistán de proveer tecnología nuclear a Corea del Norte a cambio de misiles, pero se niega a admitir públicamente que tanto la tecnología como los misiles pueden tener su origen en China, señalaron funcionarios. (