Estados Unidos y Corea del Norte iniciaron las primeras conversaciones sobre el programa nuclear de Pyongyang desde que comenzó la crisis el año pasado, con China como árbitro y en medio de dudas sobre la existencia de una base para el acuerdo.
El diálogo durará tres días y se concentrará en asuntos de procedimiento. En el mejor de los casos, preparará el camino para reanudar las tortuosas negociaciones que ambas partes iniciaron y abandonaron en forma intermitente durante más de un decenio.
La última ronda de negociaciones se interrumpió en octubre de 2002, cuando Corea del Norte admitió tener un programa secreto de enriquecimiento de uranio, en contra de un tratado con Estados Unidos que preveía ayuda económica y petrolera a Pyongyang a cambio del congelamiento del programa nuclear norcoreano.
La crisis se agravó cuando Pyongyang anunció su retiro del Tratado de No Proliferación Nuclear y expulsó a los inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica.
Estados Unidos, que lanzó la guerra contra Iraq con el argumento de que ese país incumplió su obligación de destruir sus armas de destrucción masiva, no asumió una posición similar respecto de Corea del Norte, por temor a que Pyongyang tomara represalias contra Corea del Sur y Japón, aliados estadounidenses.
Desde el estallido de la crisis, Washington se negó a entablar negociaciones bilaterales con Pyongyang, como pretendía el gobierno norcoreano, arguyendo que eso sería como compensar un mal comportamiento.
Estados Unidos insiste en que las actuales negociaciones son tripartitas, aunque según observadores, China es poco más que el anfitrión.
El secretario de Estado adjunto estadounidense para asuntos de Asia oriental, James Kelly, el mismo que el año pasado confrontó a Pyongyang con las pruebas de su incumplimiento, se reunió este miércoles con Li Gun, subdirector general de la Oficina de Asuntos Estadounidenses de la cancillería norcoreana.
Desde Texas, el presidente estadounidense George W. Bush opinó que hay buenas probabilidades de que Estados Unidos, en concierto con China, Corea del Sur y Japón, convenza a Corea del Norte de abandonar su ambición de desarrollar arsenales nucleares.
Bush elogió el papel mediador de China. Lo clave en la agenda de Corea del Norte es que China está asumiendo una responsabilidad muy importante, destacó Bush, en un esfuerzo por desmentir que Beijing es apenas el anfitrión.
China, que antes insistía en que Estados Unidos negociara directamente con Corea del Norte, cambió su posición en enero, alarmada por la posibilidad de que los halcones de Washington impulsaran un ataque preventivo contra Pyongyang, como lo hicieron contra Bagdad.
Una guerra a las puertas de China podría dañar seriamente sus planes de comercio e inversión, razonó el nuevo presidente y jefe del Partido Comunista, Hu Jintao.
La cuestión de Corea del Norte es ahora la prioridad de la política exterior china. Hu Jintao estableció una fuerza de tareas especial para repensar la política sobre Corea del Norte, y ahora la está presionando para que no provoque a Estados Unidos, declaró un diplomático establecido en Beijing.
Mientras, en Washington, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, senador Richard Lugar, urgió a Bush a considerar una acción militar contra Corea del Norte si sigue desarrollando armas nucleares.
Y si en las negociaciones nos dicen que se proponen construir armas (nucleares), debemos decirles en forma clara que esa postura es totalmente insatisfactoria, dijo Lugar en el programa Meet the Press del canal de televisión estadounidense NBC.
Por su parte, Corea del Norte ignora esas advertencias y se aferra a su habitual mezcla de diplomacia con amenazas y declaraciones confusas.
Si algún enemigo invade nuestros inviolables cielos, mar y tierra, lo aniquilaremos sin piedad, previno la estatal Agencia Central de Noticias Coreana, y advirtió que el riesgo de una guerra nuclear aumenta cada hora, a medida que los imperialistas estadounidenses intentan asfixiar a Corea del Norte.
Estados Unidos debería aprender la lección de su derrota en la guerra que lanzaron contra la joven República Popular Democrática de Corea, advirtió la agencia, en referencia a la guerra de Corea (1950-1953). (