Trabajadores europeos se cruzaron de brazos durante 15 minutos este viernes para escuchar alarmas antiaéreas, cacerolazos y gritos contra la guerra en Iraq.
En cada ciudad europea la medida se vivió de modo diferente. En Florencia, en el norte de Italia, decenas de trabajadores se reunieron cerca de Ponte Vecchio, en el casco antiguo de la ciudad.
Nos reunimos aquí porque fue aquí, en este vecindario, que en el otoño de 1943 cayeron las primeras bombas alemanas, relató a IPS Franca, de 73 años, una de las integrantes del comité contra la guerra de Florencia que prefirió identificarse así.
Quizás por eso, muchos florentinos alzaron la vista al cielo casi espantados al oír la alarma antiaérea. Esta es la guerra: el miedo que llega y el dolor que no se para, añadió Franca.
Las campanas de varias iglesias sonaron en adhesión a la huelga sindical, la primera de carácter continental, por la paz.
Fue una movilización extraordinaria que dejó claro que el movimiento de los trabajadores es un sujeto fundamental en la construcción de la paz, dijo a IPS Alessio Gramolati, uno de los líderes nacionales de la Confederación General Italiana de Trabajadores (CGIL), la mayor del país.
La primera huelga europea, convocada por la Confederación Europea de Sindicatos (CES), no paralizó actividades productivas, según las centrales sindicales, aunque tuvo consecuencias.
En Roma, varios trenes no salieron de la estación central de Termini. En la septentrional ciudad de Milán, varios autobuses permanecieron estacionados durante los quince minutos de paralización de tareas.
En Italia la medida contó con gran participación. Convocaban la CGIL, de origen comunista, con 5 millones de afiliados, la Confederación Italiana de Sindicatos Trabajadores (CISL), de orientación católica y con 4 millones de asociados, y la Unión Italiana del Trabajo (UIL) de tendencia socialista, con casi 2 millones de adherentes.
La paralización en el mediodía europeo coincidió con el inicio de la sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, en Nueva York, en la que Estados Unidos intenta obtener una votación favorable a la guerra contra Iraq.
El sindicalismo europeo apuesta a que la sociedad civil, la población y las trabajadoras y trabajadores puedan parar esta próxima guerra y que podamos influir en las políticas de los gobiernos europeos, dijo un portavoz de la CES desde Suiza.
Esta movilización nos enseña que podemos parar la guerra porque de no ser por las últimas manifestaciones por la paz, hoy seguramente la guerra sería una realidad, opinó el alcalde de Florencia, Leonardo Domenici, uno de los organizadores del Foro Social Europeo, en noviembre de 2002.
Tras varios meses de divisiones entre las tres centrales sindicales, la medida de este viernes logró unificar la fuerza del movimento de trabajadores.
Savino Pezzotta, secretario general de la CISL explicó por qué el movimiento sindical italiano se opone a la guerra.
Nuestra economía ya está pasando por una etapa no muy buena. Debemos tener más valor para que los gobiernos entiendan que la guerra lleva muerte y destrucción. Y también empeora la actual crisis económica, sostuvo Pezzotta.
La huelga de hoy es una ocasión para demostrar la fuerza del movimiento pacifista europeo, opinó la secretaría nacional de CGIL y portavoz de asuntos internacionales, Titti di Salvo.
Este es un paro preventivo que, por primera vez, demuestra la fuerza organizativa y política del movimiento sindical a nivel continental, agregó.
Di Salvo subrayó la decisión de la CES como el primer acto en la vía del nacimiento de un sindicalismo europeo unitario.
El 21 de este mes habrá otra jornada de movilización sindical continental. La CES se propone unir la protesta contra la guerra a la defensa del modelo social europeo.
Los trabajadores son el sujeto fundamental para la construcción de una nueva Europa y de un nuevo orden mundial, finalizó Gramolati, de la CGIL.
