El presidente venezolano Hugo Chávez, un dolor de cabeza para Washington en América Latina, abandonó su silencio ante el ataque contra Iraq, y criticó con vehemencia los bombardeos como la actitud ante ellos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El mandatario mostró en su programa semanal de TV y radio Aló Presidente la fotografía de una madre y un niño iraquíes heridos, y dijo: Vean ustedes, y díganme si esto se justifica, si cualquier causa puede defender esto. ¿Serán inteligentes esas bombas que caen entre mujeres, ancianos e inocentes?
Chávez aludió así a que la mayoría de las bombas arrojadas sobre Iraq son del tipo llamado inteligente porque portan computadoras que las guían hacia sus objetivos.
Venezuela se suma a los pueblos y a la mayoría de los gobiernos del mundo, que rechazamos la agresión al pueblo de Iraq y exigimos a las Naciones Unidas que asuma su papel. Exigimos al secretario general de la ONU, Kofi Annan, que se pronuncie y rechace la agresión, enfatizó.
Nos sumamos a las voces de El Vaticano y de países como Brasil, México, Argentina, Francia, China, Rusia y la mayoría de naciones de América, Europa, Asia y Africa, para decir 'No a la guerra, ya basta de guerras', abundó el presidente.
Chávez fue en 2000 el primer jefe de Estado electo del mundo en visitar al presidente iraquí Saddam Hussein en Bagdad después de la guerra del Golfo contra Iraq de 1991, pero había mantenido silencio durante los primeros días de la actual ofensiva estadounidense y británica.
Eso llevó a especialistas a opinar que había puesto sus barbas en remojo.
La prensa adversa a Chávez, dentro y fuera del país, insiste en mostrarlo como aliado o simpatizante de causas combatidas por Estados Unidos, como la revolución cubana o la guerrilla colombiana, así como de los regímenes de Irán e Iraq, socios de Venezuela en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Pero el presidente se ha cuidado de no defender a Saddam Hussein y se ha arropado con la visión internacional multilateralista y antibelicista, dijo a IPS la experta en asuntos internacionales Maruja Tarre, especializada en Medio Oriente.
De todos modos, el politólogo Armando Durán opinó que el discurso fue un error que puede maltratar aun más la imagen internacional de Chávez, bajo la lupa de la Organización de Estados Americanos (OEA) y del Grupo de Amigos del Secretario General de la OEA para Venezuela.
Ese grupo, formado por Brasil, Chile, España, Estados Unidos, México y Portugal, apoya los esfuerzos del secretario general de la OEA, César Gaviria, para que la crisis de gobernabilidad que padece el país tenga una salida pacífica, democrática, constitucional y electoral.
Tales esfuerzos comenzaron meses después de graves hechos en abril de 2002, cuando una gigantesca marcha opositora, disuelta con un confuso tiroteo que dejó 18 muertos, desembocó en un golpe de Estado contra Chávez, quien recuperó el poder en 48 horas al reaccionar sus partidarios civiles y militares.
Del 11 al 13 de abril, Washington y Madrid, ahora coaligados contra Bagdad, mostraron bastante simpatía hacia el fugaz régimen, y hubo muestras de alegría por la caída de Chávez en grupos cercanos al poder en Colombia, cuyo gobierno es ahora uno de los pocos en América Latina que apoya la ofensiva contra Iraq.
El conservador funcionario estadounidense Otto Reich, encargado de asuntos latinoamericanos del Consejo de Seguridad Nacional, ha expresado públicamente su animadversión hacia Chávez, y es visto en medios diplomáticos de Caracas como líder de sus opositores en Washington.
Tras los atentados de septiembre de 2001 en Estados Unidos, la agenda antiterrorista mundial (de ese país) sólo distingue aliados y enemigos, y no acepta la neutralidad de Chávez ante la guerrilla colombiana, ni su relación con Bagdad, pese a intereses comunes en la OPEP, alegó el analista político Alberto Garrido.
La crispación de Washington con Caracas se debe a sus amistades internacionales, como el presidente cubano Fidel Castro, y a que no permite que aviones estadounidenses sobrevuelen territorio venezolano para combatir el narcotráfico.
Pero el enojo estalló en octubre de 2001, cuando Chávez criticó los bombardeos contra Afganistán.
No se puede combatir al terror con más terror, dijo el presidente al criticar esos ataques y mostrar por televisión fotografías de niños afganos muertos por los bombardeos.
Las críticas al ataque contra Iraq, realizadas con un procedimiento similar, tuvieron un tono más moderado y se unieron en forma explícita a otras de corte pacifista.
Tarre interpretó que Chávez quiso aprovechar esta hora en que Estados Unidos está sometido a demasiadas presiones como para ocuparse del tema Venezuela, y opinó que también quiso sostener su promoción de una revolución en el continente, la que por lo demás no están como para aceptarle los vecinos en la región.
La experta sostuvo que el presidente no tiene muchas credenciales para invocar el multilateralismo como solución de la crisis iraquí, porque precisamente él se ha dedicado a sabotear las propuestas para una salida electoral en Venezuela con origen multilateral, de la OEA y del Grupo de Amigos.
En Venezuela se han realizado menos protestas callejeras contra la guerra que en otros países de la región, pero tras el discurso de Chávez, una veintena de grupos convocaron a una oración ecuménica por la paz este martes en una céntrica plaza de Caracas. (