Empresarios franceses, en especial los exportadores de artículos de lujo, temen pagar un alto precio por la oposición del gobierno de Jacques Chirac a los planes de guerra de Estados Unidos contra Iraq.
Los fabricantes de alimentos, perfumes e indumentaria de lujo, pero los sectores petrolero, de servicios militares y de armamentos, muestran creciente ansiedad ante la eventualidad de un boicot de Estados Unidos a sus productos.
La preocupación cundió cuando Chirac se negó a mediados de febrero a apoyar a Washington en sus planes de invadir Iraq, y se agravó cuando el mandatario anunció la semana pasada que vetaría en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una resolución que avalara el ataque.
Estados Unidos es el principal socio comercial de Francia fuera de la Unión Europea. Las exportaciones francesas al mercado estadounidense ascendieron a 30.000 millones de dólares el año pasado.
Chirac trató de aplacar el temor a un boicot. Conozco muy bien Estados Unidos y es un país liberal interesado en el comercio. Un boicot sería contraproducente, dijo el presidente.
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Pero no todos sienten tal seguridad. El temor es mayor en la industria petrolera. Iraq es considerado el lugar más atractivo para extraer crudo, con grandes reservas comprobadas y bajos costos de producción.
Ningún mineral funciona mejor económicamente que el petróleo, y ningún país tiene una mejor economía petrolera que Iraq, dijo un portavoz de la empresa Petrel Resources, con sede en Irlanda.
En territorio iraquí se abrieron apenas 2.000 pozos petroleros, mientras en el sudoriental estado estadounidense de Texas se ha perforado un millón. Se extrajo crudo de 80 por ciento de los pozos iraquíes. En Arabia Saudita, la proporción se reduce a la mitad.
La principal empresa petrolera francesa, TotalFinaElf, firmó contratos de exclusividad con las autoridades de Iraq a fines de 1997, cuando se implementó el programa Petróleo por Alimentos de la ONU.
El programa, que alivia el embargo comercial impuesto por la ONU a Iraq en 1990 por la invasión de Kuwait, le permite al país vender parte de su producción de crudo para adquirir alimentos y suministros médicos, todo en un proceso estrictamente supervisado por el foro mundial.
Uno de los contratos firmados por TotalFinaElf incluía la concesión del campo petrolero de Nahr Omar, en el sur de Iraq, con 10.000 millones de barriles de reservas, un tercio de las de todo Estados Unidos.
La firma francesa quiso explotar también los campos de Bin-Umar y Majnoun, cerca de la meridional ciudad de Basora, con entre 5.000 y 8.000 millones de barriles.
La guerra del Golfo interrumpió en 1991 nuestros negocios con Iraq. Reanudamos nuestro diálogo con las autoridades iraquíes en 1992 y trabajamos en contratos que tendrían efecto tan pronto se levantara el embargo comercial de la ONU, dijo el director de producción de TotalFinaElf, Christophe de Margerie.
Empresarios franceses temen que los contratos sean cancelados luego de una guerra y que se asignen los derechos de producción a compañías estadounidenses y británicas. Pero TotalFinaElf confía en que los acuerdos se mantengan.
Confiamos en la base legal de nuestros acuerdos con Iraq. A menos que ese país se convierta en un protectorado, los iraquíes tendrán algo que decir sobre el futuro de sus recursos, dijo De Margerie.
El temor a un boicot ya causó perjuicios. La prensa francesa informó que la empresa de catering (comidas preparadas) Sodexho Alliance perdió un gran contrato con las Fuerzas Armadas estadounidenses. La firma negó el informe, pero sus acciones cayeron 7,4 por ciento.
El sitio en la red informática mundial Internet de los exportadores de queso Fromage ha sido bombardeada con correos electrónicos de estadounidenses molestos con la posición francesa en torno de la crisis iraquí.
Mi generación nunca olvidará la posición que ustedes, franceses cobardes, tomaron contra mi país. Espero que el próximo 11 de septiembre ocurra en París. Estoy alentando a todos mis amigos a boicotear los productos franceses, reza uno de esos mensajes.
Nuestro servidor explotó por el flujo de correos electrónicos de ese tipo, dijo el director del sitio Fromage.com, Marc Refabert.
Medios de prensa conservadores de Estados Unidos y de Gran Bretaña han lanzado duros ataques contra Francia. El vespertino New York Post calificó a los franceses de comedores de queso que se entregan a los monos.
El diario The Wall Street Journal, que suele hacer gala de sobriedad, dijo que Chirac era una Juana de Arco pelada y un pigmeo, y el canciller francés Dominique de Villepin, una rata grasosa.
Muchos sectores económicos de Francia dependen de Estados Unidos, que concentra 30 por ciento de las ventas de la firma de cosméticos L'Oreal, 36 por ciento del mercado mundial de coñac y buena parte del de vinos franceses.
Todos estamos preocupados, pero tratamos de no dramatizar la situación. Confiamos a que la actual francofobia sea solo superficial y que se diluya en un par de semanas, dijo el director del Buró Nacional del Coñac, Alain Philippe.
El representante del Estado ante los exportadores de vino, Jacques Berthomeau, dijo que los consumidores estadounidenses son sociológicamente inmunes a cualquier campaña antifrancesa. Vendemos nuestra mercancía a una población de alto ingreso y de alta educación, a priori menos sensible a los populismos, dijo.
Pero una pequeña pérdida en términos de reparto del mercado significaría fuertes pérdidas.
El sector turístico también está preocupado. Tres millones de estadounidenses visitaron Francia el año pasado, 18 por ciento menos que en 2001. Ahora, la imagen que dan los diarios no alienta a nadie a venir aquí, dijo el presidente de la Oficina de Turismo de París, Jean-Marc Janaillac.