La violencia de los últimos dos días entre palestinos e israelíes y el nuevo bloqueo de Gaza y Cisjordania indican que la caída libre de la economía en esos territorios está lejos de revertirse.
Fuerzas de Israel mataron este jueves a 11 palestinos y dejaron unos 140 heridos en el campamento de refugiados de Jabalya, en la franja de Gaza, en una incursión de represalia por el ataque suicida del miércoles en la ciudad israelí de Haifa, que dejó al menos 15 muertos.
Además, el gabinete de seguridad de Israel decidió cerrar Gaza y Cisjordania hasta nuevo aviso.
Horas antes del atentado, el Banco Mundial había publicado simultáneamente en Washington y Jerusalén un informe titulado Dos años de intifada, cierres y crisis económica palestina.
El documento advirtió que el número de palestinos pobres se triplicó desde el estallido en septiembre de 2000 de la segunda intifada o insurrección palestina contra la ocupación israelí, a fuerza de cierres de frontera, bloqueos de centros urbanos y ataques militares de Israel.
Los cierres son por lejos el factor que más afecta la economía palestina, por eso se exhorta al gobierno de Israel a aliviarlos de una manera compatible con sus necesidades de seguridad, declaró el Banco.
La cantidad de personas que viven con menos de dos dólares diarios en los territorios palestinos ocupados pasó de 637.000 o 21 por ciento de la población en ese entonces a cerca de dos millones o casi 60 por ciento en la actualidad, sostuvo la institución financiera internacional.
La intifada estalló en reacción a la visita del entonces líder opositor y actual primer ministro israelí Ariel Sharon a la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén, lo que fue considerado una provocación por la población palestina, de religión musulmana.
Desde entonces, el proceso de paz palestino-israelí está totalmente paralizado y la violencia imparable se cobró la vida de al menos 1.750 palestinos y 600 israelíes.
Además, Israel prohíbe desde hace 29 meses el ingreso de trabajadores palestinos en su territorio y aplica toques de queda y cierres internos en Gaza y Cisjordania que han paralizado la economía palestina, con el argumento de que las restricciones son necesarias para prevenir ataques terroristas.
El capital industrial y humano sigue deteriorándose, lo que perjudica las perspectivas de competitividad a largo plazo, advirtió el Banco Mundial, que señaló una caída estrepitosa de las inversiones de 1.500 millones de dólares en 1999 a apenas 140 millones en 2002.
Además, el deterioro de la salud y la educación están erosionando las bases de la juventud palestina, y los pobres son cada vez más pobres, dice el informe.
En el segundo año de intifada, cayeron en forma pronunciada todos los indicadores económicos palestinos. Por ejemplo, el producto interno bruto fue 40 por ciento inferior en 2002 que en 2000, y el desempleo se sitúa actualmente en 53 por ciento.
La alta desocupación, resultado de los cierres de frontera y ciudades palestinas por Israel, implica que más de medio millón de palestinos residentes en un área que alguna vez fue de ingresos medios dependan ahora totalmente de la ayuda alimentaria.
La desnutrición grave alcanzó en los territorios ocupados el nivel de algunos de los países más pobres de Africa, advirtió el Banco. En Gaza, la desnutrición afecta a 13,3 por ciento de la población, mientras en Zimbabwe aflige a 13 por ciento y en Congo a 13,9 por ciento.
El Banco atribuyó la crisis a los bloqueos de frontera y ciudades palestinas y a la política de castigos colectivos del gobierno derechista encabezado por Sharon.
Cada mes que pasa hace la recuperación más difícil, previno la institución, con sede en Washington.