Frustración es el sentimiento predominante entre muchos representantes de países en desarrollo ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por el estancamiento de las negociaciones, que amenaza con malograr la Ronda de Doha.
Nada se ha avanzado para cumplir el mandato que los ministros de Comercio dispusieron en 2001 en la capital de Qatar, para emprender nuevas negociaciones de apertura de los mercados, sostuvo el jefe de la misión de un país latinoamericano, que prefirió mantener el anonimato.
Las discusiones entre las partes revelan diferencias de interpretación, de enfoques y de procedimiento, pero sobre todo, falta de voluntad negociadora, describió la fuente.
El diagnóstico coincide con la síntesis alarmista del propio director de la OMC, el ex primer ministro tailandés Supachai Panitchpakdi, quien lisa y llanamente afirmó que las cosas no marchan bien.
Supachai vaticinó un atascamiento inminente de las negociaciones, a menos que los 145 estados miembros de la organización se dispongan a evitarlo.
Los presagios agoreros y las expresiones de disenso se escuchan en todas las delegaciones.
El representante de Brasil, Luiz Felipe de Seixas Correa, previno que si las negociaciones continúan sin progresos nos encaminamos a un desastre en la conferencia ministerial de Cancún, México, de septiembre próximo, semejante al que frustró en 1999 la conferencia en la ciudad estadounidense de Seattle.
El jefe de la misión de la Unión Europea, Carlo Trojan, censuró un documento de balance elaborado por el presidente del comité encargado de las negociaciones sobre agricultura, Stuart Harbinson.
La propuesta de Harbinson adolece de desequilibrios en perjuicio de los países en desarrollo, sostuvo Trojan.
El delegado de la UE reprochó que el documento no haya tomado en cuenta las preocupaciones no comerciales de los europeos, que aspiran a mantener la protección de la agricultura mediante el amparo del ambiente, del paisaje y del bienestar animal.
Tampoco se han cumplido los plazos establecidos en la cuestión del reconocimiento de un trato especial y diferenciado para los países en desarrollo.
También existen dilaciones en la negociación de la relación entre patentes farmacéuticas y salud pública, un aspecto clave para solucionar el problema de los países en desarrollo sin capacidad técnica para fabricar medicamentos.
En aranceles industriales, en servicios y en el sistema de solución de los diferendos entre los países también apremia el vencimiento de los plazos.
Pero es en la cuestión central de la Ronda de Doha, la liberalización de la agricultura, donde se registran las mayores dificultades, explicó Supachai.
La Unión Europea propició la Ronda de Doha para disponer de mayores elementos de negociación que le permitieran equilibrar los inconvenientes que afronta para liberar su agricultura, comentó el negociador latinoamericano.
Pero ahora, los europeos pretenden lo contrario: que los temas agrícolas se negocien en un bloque separado, sin entrar en el juego de transacciones comunes en la negociación general, abundó.
La fuente sostuvo que el sistema multilateral del comercio debería respetar la decisión adoptada en 1994, cuando se creó la OMC, de convertir a esa institución en un órgano de negociaciones permanentes. De esa manera, se descartaban nuevas rondas de negociaciones.
La apertura agrícola había comenzado a negociarse desde enero del 2000 y se dispuso incorporarla como otro tema de la Ronda de Doha para complacer a los europeos.
La misma frustración evidencian organizaciones de la sociedad civil que participan de campañas internacionales para lograr el acceso a medicamentos de bajo costo en los países en desarrollo.
Act Up, una organización de esas características con sede en París, respalda una iniciativa para que los países del Sur en desarrollo terminen con el estancamiento mediante una acción común.
Khalil Elouardighi, de Act Up, compartió la idea del activista Dinesh Abrol, del National Institute of Science, Technology and Development, de India, de organizar una conferencia ministerial de los países del Sur.
La conferencia debería ser convocada por el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, con la finalidad de armonizar en sentido profundo las estrategias de negociación de los países en desarrollo para Cancún, propuso Abrol.
El recurso de las conferencias informales reducidas o mini- ministeriales, ha sido empleado por miembros de la OMC para acelerar las negociaciones en discusiones entre 20 o 25 ministros de comercio o de Relaciones Exteriores.
Pero las dos últimas, en Sidney y en Tokio, no dieron los resultados esperados, como demuestra el atolladero en que se encuentra la Ronda de Doha.
Los promotores de la conferencia del Sur mantienen contactos con organizaciones afines de Brasil para evaluar la oportunidad de una gestión ante el gobierno de Lula.
Los grupos de la sociedad civil que trabajan en el campo de la salud observaron que el nuevo presidente de Brasil no ha anunciado todavía la política que seguirá en materia de acceso a los medicamentos.
Elouardighi dijo que Lula no ha precisado si mantendrá la política firme del gobierno anterior o si abandonará esa posición.
Tampoco se ha referido a la posibilidad de presionar a Estados Unidos para que desista de su bloqueo en las negociaciones sobre salud en la OMC, comentó el dirigente de Act Up.