La última etapa de negociaciones del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) arrancará en México este lunes, y es probable que supere tensiones relacionadas con la crisis iraquí, como ya sorteó problemas entre gobiernos y protestas sociales.
Desde este mes y hasta fines de 2004, negociadores de 34 países, todos los de América salvo Cuba, pulirán su estrategia de liberalización comercial en el continente, que según los planes trazados deberá entrar en vigencia a fines de 2005, a más tardar.
Delegados, viceministros y ministros de comercio alternarán con todas las comodidades en un edificio construido para ese fin en la ciudad de Puebla, vecina a la capital mexicana.
Pero para arribar a puerto, el ALCA deberá superar cuestionamientos de Brasil y Venezuela a supuestas ventajas de Estados Unidos en la negociación, y protestas de grupos sociales que intentarán poner una zancadilla al proceso, cuyo avance en secreto critican.
Además, será sacudido por las ondas del probable ataque de Washington contra Iraq, incluyendo el choque diplomático que podría generarse si Chile y México, los dos países de América Latina que ocupan actualmente lugares rotativos en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, no apoyan a Estados Unidos en sus planes bélicos.
En caso de que se llegue a firmar un acuerdo, éste deberá ser aprobado por los parlamentos de todos los países participantes para entrar en vigencia.
”Pero con oposición y todo, es prácticamente seguro que los gobiernos de América firmen el acuerdo a fines de 2004, tal como está previsto”, dijo a IPS Germán de la Reza, experto en temas de integración regional y profesor de la materia en varias universidades mexicanas.
El ALCA, cuyos objetivos mantienen sintonía con los de la ronda de negociaciones en curso de la Organización Mundial de Comercio (OMC), busca instaurar por etapas una zona de liberalización comercial básicamente arancelaria, que no afectaría otras trabas al intercambio, como subsidios y barreras no arancelarias, las más aplicadas por Washington.
El promedio arancelario estadounidense es de 1,1 por ciento, y los gobiernos de América Latina aplican en promedio aranceles de casi 10 por ciento, de los que obtienen importantes recursos fiscales.
En las negociaciones, Washington pide plazos de cero a 10 años para la liberalización, y la mayoría de las naciones latinoamericanas demandan plazos de más de 10 años.
”Lejos de interrumpir el proceso, la guerra en Iraq más bien podría beneficiar a los negociadores del ALCA, pues trabajarán con más calma y lejos de los reflectores, como ha sido hasta ahora su estrategia”, opinó De la Reza.
”El problema real para el ALCA se dará en los parlamentos, pues algunos no querrán aprobarlo por las presiones sociales”, pronosticó.
”Pero el rechazo parlamentario sólo dejará a ciertos países fuera de una apertura comercial regional muy similar a lo que se negocia en la OMC a nivel global”, agregó el especialista.
La dinámica de las negociaciones no se interrumpió por los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, que disminuyeron la atención prestada por el gobierno estadounidense al Sur en desarrollo, ni por las protestas de grupos sociales.
Según De la Reza, los temas comerciales polémicos que enfrentan a los países de la región, entre ellos el de los subsidios agrícolas y las barreras no arancelarias, no estarán en el ALCA.
La discusión de esas controversias se trasladará al marco general de la OMC, y el ALCA incorporará los acuerdos mundiales que se alcancen en esa organización, explicó.
El inicio de la negociaciones en Puebla no fue publicitado por el gobierno anfitrión, y la atención local y mundial apunta ahora a los debates sobre la crisis iraquí, pero los los grupos hostiles al ALCA anunciaron movilizaciones de protesta.
Este sábado se realizará un foro abierto sobre el libre comercio y la guerra en Iraq, en las afueras del edificio que reunirá a los negociadores del ALCA, informó a IPS el activista Héctor de la Cueva, portavoz de la Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio (RMALC).
”Sacaremos las negociaciones del ALCA del silencio deliberado en que se realizan, y combatiremos la falta de información sobre el proceso”, expresó.
La RMALC es un grupo no gubernamental que agrupa a 16 organizaciones civiles mexicanas e integra el movimiento continental contra el ALCA, que reúne a sindicatos, grupos feministas, ambientalistas y religiosos, y asociaciones estudiantiles, entre otras.
Ese movimiento sostiene que el ALCA es un plan diseñado por sectores empresariales y gubernamentales de Estados Unidos para ampliar y reforzar su dominio sobre los pueblos y países del resto de América, y asegura que se trata de una expresión acabada del neocolonialismo.
”La guerra (contra Iraq) y el libre comercio (ALCA) son elementos de la misma estrategia de Washington para afianzar su hegemonía, pero nosotros nos opondremos”, enfatizó De la Cueva.
No obstante, el portavoz reconoció que hay un gran desconocimiento social de los verdaderos alcances de ALCA.
”Pero eso es culpa de los gobiernos, que han trabajado como si se tratara de un tema secreto”, arguyó.
De la Reza alegó que muchos grupos sociales han ”satanizado” al ALCA sin entender sus alcances, y sugirió que lo estudien a fondo para criticarlo con razones y, si es del caso, definir una estrategia para presionar por cambios.
El movimiento contra el ALCA prepara una consulta popular continental al respecto, siguiendo la estrategia que se adoptó en Brasil, donde el año pasado 10 millones de personas se manifestaron contra la firma de ese acuerdo.
Pero observadores independientes advierten que la consulta brasileña y las que están en marcha en otros países sólo se dirigen a quienes tienen una posición formada contra la creación del área de libre comercio americana.