El presidente de México, Vicente Fox, y la dirigencia sindical históricamente ligada al opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI) que había amenazado con boicotear la gestión del mandatario, sellaron este lunes su matrimonio, concertado por conveniencia.
El gobierno y los compañeros de los sindicatos trabajan hoy juntos, dijo Fox al conmemorarse el 67 aniversario de la fundación de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), pilar de los gobiernos del PRI que se extendieron entre 1929 y 2000.
Atrás quedaron las críticas y amenazas que intercambiaron Fox y la CTM, con unos cinco millones de afiliados, durante la campaña electoral de 2000.
Parte del poder de los gobiernos del PRI y de la estabilidad política de ese periodo fueron posibles gracias a su alianza con sindicatos y organizaciones de docentes, campesinos y vecindarios, en una relación de carácter corporativo.
Fox, el primer presidente ajeno al PRI en siete décadas, optó por la coexistencia y lo mismo hicieron los sindicatos con el gobierno, dijo a IPS Alvaro Ríos, investigador de temas laborales en la Universidad de La Salle.
En la ceremonia conmemorativa de la CTM, el mandatario felicitó el trabajo de sus dirigentes, mientras éstos hablaban del presidente en términos positivos.
Fox señaló ante un auditorio lleno de adherentes de la CTM que su gobierno no exige ni impone lealtades partidarias a ningún sindicato.
Mientras estaba en campaña electora, el ahora mandatario advirtió que lucharía contra los sindicatos corruptos que apoyaban al PRI y que acabaría con sus privilegios.
Por su parte, la dirigencia de la CTM amenazó con huelga general, la primera en su historia, si Fox ganaba la Presidencia.
Pero en los hechos, ni Fox ni los sindicatos cumplieron sus amenazas, aunque sí pelearon sus pequeñas batallas, recordó Ríos.
Para el historiador e investigador del Colegio de México Lorenzo Meyer, el presidente privilegió la estabilidad política del país y dejó en plano secundario los cambios radicales que ofrecía cuando era candidato.
Pese a la cercanía entre la CTM y el gobierno en los dos últimos años, la central vivió algunas divisiones y, según cifras de la Secretaría (ministerio) del Trabajo, perdió más de un millón de agremiados.
Es una estúpida mentira que la CTM esté perdiendo afiliados, pues somos más de cinco millones y estamos fuertes, declaró el secretario general de la central, Leonardo Rodríguez.
Aunque la CTM se mantiene como un actor poderoso, la independiente Unión Nacional de Trabajadores (UNT) adquirió más relevancia desde 2001, y el gobierno de Fox la considera como uno de sus interlocutores.
La UNT cuenta con 1,5 millones de afiliados y vínculos con el izquierdista Partido de la Revolución Democrática, la tercera fuerza política del país, detrás el PRI y del gobernante Partido Acción Nacional.
Las relaciones entre la CTM y Fox se enturbiaron el año pasado, cuando la Procuraduría General (fiscalía) acusó de desvío de fondos al sindicato de la estatal empresa petrolera Pemex, por supuestas entregas de dinero al PRI en 2000.
La CTM protestó por las que consideró acusaciones infundadas y amenazó con impulsar una huelga general del sindicato de Pemex, afín al PRI.
Aunque la Procuraduría continúa con las investigaciones en Pemex, la medida de fuerza no parece contar con respaldo en las bases del sindicato.
De acuerdo a los resultados de algunas encuestas, existe una percepción pública de que los sindicatos ligados al PRI están inmersos en la corrupción. Esta visión es alimentada por investigaciones periodísticas que han expuesto los recursos económicos y estilos de vida lujosos de varios dirigentes sindicales.
Durante los gobiernos del PRI, los dirigentes de la CTM eran promovidos a diputados y recibían respaldo económico, mientras se aplacaban los brotes de disidencia sindical y se acallaban las voces de trabajadores que criticaban al presidente de turno.
A diferencia de la tradición de luchas obreras en otros países de América Latina, las centrales de trabajadores mexicanas nunca efectuaron una huelga general.
Fox, quien concluirá su mandato en 2006, parece desear una similar garantía de estabilidad política, a cambio de no tocar demasiado a la CTM, opinó Ríos.
El gobierno de Fox, que en tiempos electorales había planteado modificaciones legales para dar mayor flexibilidad y democracia a las estructuras sindicales, concertó con la CTM un proyecto de reforma laboral que los observadores consideran tibio.
No obstante, el proyecto se mantiene estancado en el parlamento, pues no cuenta con respaldo de la mayoría de diputados ni de la central independiente UNT.