Los 22 Estados miembros de la Liga Arabe realizarán el próximo sábado en la capital egipcia una crucial cumbre, en la cual afrontarán importantes discrepancias sobre la cuestión iraquí.
La cumbre anual de la Liga iba a llevarse a cabo a fines de marzo en Bahrein, pero Egipto presionó para adelantarla, debido a la alta probabilidad de un inminente ataque contra Iraq encabezado por Estados Unidos, y lo logró tras una semana de intensas negociaciones, según fuentes oficiales.
Los gobernantes árabes coinciden en declaraciones públicas sobre su deseo de evitar una guerra en Iraq, pero no han logrado ponerse de acuerdo sobre quién es responsable de impedirla.
Tradicionales aliados de Washington como Egipto y los ricos países petroleros del Golfo apuestan a la presión internacional sobre Bagdad para que cumpla resoluciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que le impusieron el desarme hace más de una década, pero Siria jerarquiza frenar el belicismo estadounidense.
La división que subyace al aparente consenso se hizo tan incómoda como inocultable el 9 de este mes, cuando los cancilleres árabes emitieron una declaración conjunta de condena a cualquier acción unilateral contra Iraq, y pidieron a Bagdad cooperar con los inspectores de desarme de la ONU.
En el comunicado correspondiente se añadió que los países árabes se abstendrían de brindar cualquier tipo de asistencia militar a cualquier acción militar que constituya una amenaza a la paz o seguridad de Iraq o a su integridad territorial, pero la inclusión de esa frase desencadenó un conflicto.
Kuwait aseguró que no había aprobado esa parte de la resolución, y acusó al canciller libanés Mahmoud Hamoud, presidente del encuentro que emitió esa declaración, de conducta impropia por añadir la polémica frase.
Kuwait amenazó incluso con retirar a su embajador en Líbano y cortar la asistencia a ese país.
Pero el problema de Kuwait no es con Líbano, sino que no puede adoptar una posición contra la guerra, tras pedir la intervención estadounidense contra el régimen iraquí, sostuvo un columnista del diario panárabe Al-Sharq al-Awsat, con sede en Londres.
Kuwait fue ocupado por Iraq en 1990, y liberado al año siguiente por una coalición internacional encabezada por Washington. Desde entonces se mantiene el despliegue de tropas estadounidenses en Kuwait.
También hay tropas de Estados Unidos en Arabia Saudita, Bahrein, Egipto y Qatar, pero todos esos países han declarado que no participarán en ninguna acción militar contra Iraq.
Qatar presentó una queja formal a la Liga contra la presunta modificación de la declaración de los cancilleres por parte de Hamoud, y los estatales diarios qataríes acusaron al gobierno libanés de abusar de la presidencia del encuentro para favorecer sus propios intereses, en alusión al estrecho vínculo de Líbano con Siria.
La culpa del incidente fue en realidad de Damasco, afirmó el analista político Emad Gad, del egipcio Centro Al-Ahram de Estudios Políticos y Estratégicos.
Fueron los delegados sirios a la reunión de cancilleres quienes propusieron que los países árabes no permitieran a Estados Unidos emplear sus territorios para atacar a Iraq, señaló.
Según Gad, Siria es uno de los países árabes cuyos gobiernos temen ser el próximo blanco de Washington tras un ataque contra Bagdad, y entre esas naciones están también Sudán y Yemen.
Las divisiones en el mundo árabe se han profundizado debido a una prolongada enemistad entre Egipto y Arabia Saudita.
En marzo, el presidente egipcio Hosni Mubarak se negó a asistir a la última cumbre de la Liga Arabe, y eso restó potencia a una iniciativa de paz para el conflicto entre palestinos e israelíes lanzada por el heredero y regente de la corona saudita, príncipe Abdullah bin Abdel Aziz.
Arabia Saudita se opuso a la iniciativa egipcia de convocar este mes a una cumbre extraordinaria de emergencia de la Liga Arabe, y el canciller saudita, príncipe Saud al-Faisal, dijo al estatal diario Okaz de su país que una cumbre de emergencia sería contraproducente en el actual marco de altercados entre árabes.
Las cosas podrían empeorar si esa cumbre no logra una decisión de consenso sobre la crisis iraquí, alegó.
Mubarak dijo luego a periodistas que hay consultas diplomáticas en curso, y no importa si se realiza una cumbre de emergencia o una ordinaria, ya que cuando se reúna, lo principal será evitar al pueblo iraquí el azote de la guerra.
En la cumbre, Egipto y Arabia Saudita deben esforzarse por cerrar la brecha que los separa, para que no se convierta en una peligrosa fisura, opinó Gad. (