Un operativo de seguridad propio de películas y una prisión para criminales peligrosos recibirán en México este viernes a la afamada cantante Gloria Trevi, extraditada de Brasil y acusada de abuso de menores y violación.
Trevi, presa en Brasil desde inicios de 2000 junto a su representante y a una compañera de escenarios, acapara los reflectores, pero no por su calidad artística, sino por una oscura historia que la vincula con la corrupción de menores.
La cantante, que antes de su detención era alabada por seguidores e intelectuales mexicanos, que aplaudían su desenfado como persona y las ácidas críticas que hacía contra los políticos, gastó sin éxito los últimos cartuchos en su batalla judicial para evitar la extradición.
Trevi será recibida en la septentrional ciudad mexicana de Chihuahua, donde se presentaron las denuncias en su contra, con un impresionante operativo policial, y será trasladdada a una cárcel de máxima seguridad, diseñada para narcotraficantes y delincuentes peligrosos.
Antes de que las autoridades brasileñas ordenaran su traslado, Trevi pidió voluntariamente ser enviada a México donde, sin embargo, dice estar amenazada de muerte.
Sin abadonar el signo de la controversia, La Trevi, como se la conoce en su país, llegará acompañada de un hijo concebido en su reclusión brasileña, y cuyo padre permanece en el anonimato.
Mientras, el cuerpo de otro hijo que tuvo en libertad, también en Brasil, permanece desaparecido, luego que la cantante afirmó que murió por causas naturales antes de cumplir los dos meses de vida y que fue enterrado por sus amigas en un lugar que no conoce.
Trevi enfrenta numerosas acusaciones de antiguas colaboradoras, a las que comandaba su representante Sergio Andrade, quien también es acusado de corrupción y de haber embarazado a cuatro de ellas.
Andrade, detenido en Brasil junto a Trevi y a una de sus coristas, se aferra a los últimos recursos judiciales que le quedan para evitar la extradición.
Las ex compañeras de Trevi coinciden en señalar que el empresario sometía a las jóvenes del grupo sexual y psicológicamente, contando con la complicidad de la cantante.
Andrade, que en los años 70 y 80 administró las carreras de varios artistas mexicanos, se concentró en Trevi durante casi toda la década del 90, cuando el éxito sonrió a la artista, y creó una escuela de formación musical a la que ingresaron muchas adolescentes.
Las antiguas alumnas de la escuela relatan que eran abusadas sexualmente, que se las obligaba a ver películas pornográficas y a participar en orgías.
Andrade y Trevi afirman que las acusaciones son falsas pues la única verdad es que hay personas interesadas, que no identifican con claridad, en verlos muertos o en la cárcel.
La artista insinuó hace poco que una de esas personas es el empresario Ricardo Salinas, dueño de Televisión Azteca, la segunda televisora de México, quien habría tratado de seducirla.
Salinas alimenta un gran resentimiento contra Trevi, pues la artista no aceptó ofertas laborales ni sexuales que le habría hecho, según versión de la cantante.
Numerosos libros, revistas y reportajes de televisión fueron difundidos en los últimos años sobre el caso Trevi con gran éxito comercial para sus autores.
Juristas que conocen el caso sostienen que difícilmente Trevi se libre de purgar varios años de cárcel. Pero además, en la capital de México la esperan otros procesos judiciales presentados por varias jóvenes que participaron en la escuela dirigida por Andrade.
Las acusaciones, al igual que las presentadas en Chihuahua, son por rapto, abuso sexual y violación.
Trevi regresa y los medios de comunicación seguirán sus pasos con igual o mayor insistencia que cuando era considerada una de las mejores cantantes de música pop de México. (