La economía de América Latina registró este año una caída de 0,5 por ciento y aumentos de la inflación, la pobreza y el desempleo, según el balance divulgado este miércoles por la Cepal, que, optimista, prevé un crecimiento de 2,1 por ciento para 2003.
La incipiente recuperación mostrada por la economía regional en los últimos meses es la única nota positiva de este 2002, que completa media década de bajo crecimiento, señaló el secretario ejecutivo de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), el economista colombiano José Antonio Ocampo.
Argentina, cuyo producto interno bruto (PIB) retrocedió este año 11 por ciento, arrastró en su depresión a Uruguay, que en el mismo lapso registró una caída de su economía de 10,5 por ciento, y a Paraguay, con ese indicador negativo de tres por ciento.
La recesión se manifestó también en Venezuela, con una baja del producto de siete por ciento, en tanto Brasil resistió con relativo éxito el efecto argentino en el Mercado Común del Sur (Mercosur), con una expansión económica de 1,5 por ciento, igual a la de 2001.
En el otro extremo, Perú se ubicó como el país de mayor crecimiento del PIB, con 4,5 puntos porcentuales, un desempeño relativamente modesto si se compara con anteriores épocas de auge, lo cual refleja también la magnitud de la contracción de la economía latinoamericana en general en 2002.
República Dominicana, con un incremento del producto de cuatro por ciento, Ecuador, con 3,4 por ciento, y Costa Rica, con 2,8 por ciento, fueron las otras economías regionales que registraron mayor avance, destacó Ocampo.
En términos generales, este año cobraron plena vigencia los signos negativos surgidos en 2001, cuando el PIB regional creció apenas 0,3 por ciento, en una caída que impactó incluso a los países considerados más sólidos, como Chile, que creció 1,8 por ciento, y México, que alcanzó sólo 1,2 por ciento.
La muestra más contundente de la contracción financiera y productiva de la región es el aumento del desempleo de 8,4 por ciento en 2001 a 9,1 por ciento este año, el más alto desde que se realizan estadísticas de este tipo, indicó Ocampo.
Esto significa que en este año dos millones de latinoamericanos perdieron sus empleos, precisó el secretario ejecutivo de la agencia regional de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Ocampo graficó la expresión de media década perdida, tras señalar que el PIB por habitante cayó 0,3 por ciento en el quinquenio 1998-2002, en contraste con el incremento de dos por ciento anual promedio registrado entre 1990 y 1997.
La cantidad de pobres, como consecuencia de la recesión y su impacto en el empleo, aumentó en siete millones de personas, para completar 221 millones, lo cual equivale a 44 por ciento de la población regional.
Al mismo tiempo, las remuneraciones reales mermaron 1,5 por ciento promedio en 2002, en tanto la inflación, que mostraba una declinación continua en los ocho años anteriores, trepó ahora a 12 por ciento, el doble de ese indicador de 2001.
Por países, los mayores registros inflacionarios coincidieron con las caídas del PIB en Argentina, Venezuela, Uruguay y Paraguay, no obstante lo cual hubo un relativo control de precios, impidiéndose un efecto mayor de las depreciaciones de las monedas locales frente al dólar.
Ocampo explicó que la recesión latinoamericana de este año se dio en un contexto externo adverso, marcado por el deterioro de las condiciones financieras internacionales, el menor dinamismo de la economía estadounidense en 2001-2002 y la caída de los términos de intercambio para los países no petroleros de la región.
Las inversiones externas en América Latina y el Caribe también bajaron y las reducciones de las tasas de interés de Estados Unidos no alcanzaron a los préstamos a mediano y largo plazo, con lo cual volvió a aumentar el servicio de la deuda.
Así, después de más de una década, la región volvió a ser exportadora neta de capitales, con una salida de recursos de 39.000 millones de dólares. Un cuadro que no se vivía desde los años 80.
En el ámbito de las condiciones externas adversas, el contagio de la crisis argentina afectó sobre todo al Mercosur, donde ese país es socio de Brasil, Paraguay y Uruguay, con un impacto ampliado por la especulación que desataron las consultoras de riesgo en torno al proceso eleccionario brasileño.
México, que a fines de los años 90 mostraba un vigoroso crecimiento, pagó tributo en los dos últimos años a su fuerte dependencia de Estados Unidos, con una caída del PIB de 0,3 por ciento en 2001 y un modesto crecimiento de 1,2 por ciento este año.
Según Ocampo, la crisis de Argentina terminó de tocar fondo y ahora se inicia una lenta recuperación, mientras que Venezuela también tiende a remontar la recesión desatada desde mayo, luego que el gobierno de Hugo Chávez dejó flotar libremente la moneda local, el bolívar, y dispuso un ajuste fiscal.
Por razones estrictamente económicas, Venezuela debería tener (en 2003) una recuperación fuerte, pero ese escenario dependerá de la situación política, de que haya un acuerdo político (entre el gobierno de Chávez y la oposición), dijo el economista colombiano.
La economía latinoamericana registró en el cuarto trimestre de 2002 un crecimiento de 1,6 por ciento, respecto de igual periodo de 2001, lo cual permite hablar de una tendencia a la recuperación, en la medida de que se corrijan o aminoren las condiciones externas adversas, según Cepal.
La agencia regional de la ONU prevé así para 2003 un crecimiento del PIB regional de 2,1 por ciento, en el cual Chile recuperará el liderazgo, con una expansión de 3,5 por ciento, similar a la de Perú.
A continuación se ubicarían México, Costa Rica y República Dominicana, con tres por ciento cada uno, mientras El Salvador, Guatemala y Honduras crecerían 2,5 por ciento.
Las proyecciones de la Cepal agregan que en 2003 se incrementará en dos por ciento el PIB de Argentina, Bolivia, Colombia y Panamá, y en 1,8 por ciento el de Brasil.
Los únicos países de la región que seguirán en recesión el próximo año son Uruguay, con una caída del PIB de 2,5 por ciento, y Venezuela, cuyo retroceso de 0,5 por ciento resulta óptimo si se considera la baja de siete por ciento de este año. (FIN/IPS/ggr/dm/if/02