Afganistán y Argentina, dos países en desarrollo aquejados por graves problemas económicos de muy distinto origen, solicitaron una reducción de su aporte anual a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Ambos países indicaron al Comité de Contribuciones de la ONU, a cargo de determinar los aportes económicos de los estados al foro mundial, que son incapaces de pagar su cuota a causa de la severa situación económica que padecen.
El pedido es poco común, pero tiene precedentes, dijo a IPS un diplomático latinoamericano.
El año pasado, Estados Unidos solicitó con éxito pero no sin conflicto una reducción de su cuota, que bajó así de 25 a 22 por ciento del presupuesto anual de la organización, el cual asciende a 1.200 millones de dólares.
Pero el pedido de Washington se basó sobre argumentos políticos y no económicos, pues aspiraba a que otros países industrializados realizaran un aporte mayor a la caja de la ONU.
La contribución de cada uno de los 191 países de la ONU al presupuesto del foro mundial se establece de acuerdo con un complejo proceso en que se consideran indicadores económicos como el producto interno bruto, el ingreso por habitante y la población de las naciones en cuestión.
El aporte de Argentina para este año representa 1,1 por ciento del presupuesto de la ONU, es decir 14 millones de dólares. El gobierno de Eduardo Duhalde solicitó que esa contribución se reduzca a 0,969 por ciento para el año próximo, es decir a 11,6 millones de dólares.
Los 15 países de la Unión Europea y Canadá cuestionaron el pedido, con el argumento de que sería un mal precedente que daría origen a solicitudes similares de otras naciones con problemas financieros.
Estados Unidos, predispuesto a apoyar el pedido de Afganistán por razones políticas, no participó en el debate y mantuvo una actitud de mero espectador, informaron fuentes diplomáticas.
La actual escala de aportes regirá hasta 2003. El embajador de Argentina en la ONU, Arnoldo Listre, admitió que esta escala no debe ser sujeta a revisión durante al menos tres años una vez que es fijada por la Asamblea General, máximo organismo deliberativo del foro mundial.
Sin embargo, Listre esgrimió el numeral 160 de las Reglas de Procedimiento de la Asamblea General, según el cual las contribuciones financieras a la ONU pueden revisarse si hubo cambios sustanciales en la capacidad relativa de pago.
No negamos que esto pueda ser utilizado como precedente. Esa es la razón por la cual existe la regla 160, agregó.
Listre también afirmó que la capacidad de pago de Argentina cambió dramáticamente porque el país atraviesa una muy difícil crisis económica.
En una carta al Comité de Contribuciones de la ONU, el diplomático argentino informó que la depresión económica de su país elevó el desempleo a 18,3 por ciento a fines de 2001, y que 35 por ciento de los residentes en Buenos Aires viven hoy en condiciones de pobreza.
El producto interno bruto de Argentina cayó 4,3 por ciento en 2001, y las inversiones, 15,9 por ciento. Al mismo tiempo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una contracción del producto de entre 10 y 15 por ciento para 2002, sin crecimiento real antes de 2004, agregó Listre en su carta.
En una misiva similar, el embajador de Afganistán en la ONU, Ravan A. G. Farhadi, dijo al Comité de Contribuciones que la infraestructura económica de su país está en ruinas luego de 23 años de conflicto armado y agresión extranjera.
La hoy disuelta Unión Soviética invadió Afganistán en 1979, pero la resistencia de combatientes islámicos, apoyados por Estados Unidos y el mundo árabe, la obligó a retirarse en 1989. Luego, los señores de la guerra se repartieron el territorio. Las milicias islámicas Talibán dominaron el país desde 1996.
Una coalición internacional encabezada por Estados Unidos desalojó del poder en diciembre de 2001 a Talibán, rechazadas por la comunidad internacional a causa de su intolerancia religiosa, sus malos antecedentes de derechos humanos, su apoyo a grupos extremistas islámicos y sus vínculos con el narcotráfico.
Farhadi advirtió en su carta que Afganistán figura entre los países de menor desarrollo humano, de acuerdo con el índice anual elaborado por la ONU, y que hoy sufre una sequía calamitosa.
Los actuales avances son muy prometedores, pero la situación aún es frágil, los problemas que afronta el país son enormes y el apoyo comprometido (por la comunidad internacional luego de la guerra de 2001) llega con lentitud, sostuvo Farhadi.
Según la escala de aportes vigente, Afganistán debe pagar este año a la ONU 97.000 dólares, alrededor de 0,008 por ciento del presupuesto del foro.
El gobierno de Hamid Karzai, instalado en Kabul en diciembre pasado, aspira a reducir su aporte a 0,001 por ciento del presupuesto, es decir 12.130 dólares, el mínimo admitido por el foro mundial.
Las solicitudes de Afganistán y Argentina cuentan con el respaldo del Comité de Contribuciones y del Grupo de los 77, expresión del mundo en desarrollo en la comunidad internacional, que reúne a 133 países.
Si la Unión Europea, Canadá y Estados Unidos no apoyan la solicitud, la encargada de dirimir la cuestión será la Asamblea General. Se prevé que, en ese caso, la votación se realizará a comienzos de diciembre.
Otros ocho países con dificultades económicas —Burundi, Comoras, Georgia, Guinea-Bissau, Moldavia, Santo Tomé y Príncipe, Somalia y Tayikistán— solicitaron a la Asamblea General que se les restaure el derecho al voto en el órgano, perdido por acumulación de deudas.
Estos países procuran que se contemple en su caso las excepciones previstas en el artículo 19 de la Carta de la ONU.
Ese artículo establece que un país en mora en el pago de sus cuotas financieras para los gastos de la Organización no tendrá voto en la Asamblea General cuando la suma adeudada sea igual o superior al total de las cuotas adeudadas por los dos años anteriores completos.
Sin embargo, la Asamblea General podrá (…) permitir que dicho miembro vote si llegare a la conclusión de que la mora se debe a circunstancias ajenas a la voluntad de dicho miembro.
El aporte mínimo previsto es el que ahora reivindica Afganistán, 0,001 por ciento del presupuesto de la ONU. El mayor contribuyente individual al sistema es Estados Unidos, con 22 por ciento del presupuesto, es decir 266,9 millones de dólares.
Otros grandes contribuyentes son Japón, con 19,6 por ciento del presupuesto (238,2 millones de dólares), Alemania, con 9,8 por ciento (119,2 millones de dólares) y Francia, con 6,5 por ciento (78,9 millones de dólares). (FIN/IPS/tra-eng/td/mj/ip if/02