EEUU-COREA DEL NORTE: Tokio y Seúl entre la espada y la pared

Japón y Corea del Sur intentan evitar las represalias de Estados Unidos contra Corea del Norte, que admitió la semana pasada tener en marcha un programa de armas nucleares.

La cuestión se discutirá en la cumbre del foro de Cooperación Económica de Asia y Pacífico (APEC), que se celebrará este fin de semana en México.

Estados Unidos exige el desmantelamiento inmediato del programa y procura el respaldo de Japón y Corea del Sur y aun de China, que ejerce gran influencia en el gobierno de Corea del Norte.

Hasta ahora, Seúl y Tokio intentaron mostrar su apoyo a la firme postura de Washington. Los gobernantes de ambas naciones se reunirán este sábado con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en un encuentro paralelo a la cumbre.

Pero Japón y Corea del Sur tienen intereses que los empujan a adoptar un abordaje más pragmático ante el hecho de que Pyongyang está procesando uranio con fines armamentísticos, en violación del acuerdo que firmó en 1994 con Estados Unidos para detener el desarrollo de armas nucleares.

Y el gobierno de Corea del Norte lo sabe bien, señalaron analistas, pues su sorprendente anuncio no fue seguido por una reacción inmediata de ambas naciones.

”Corea del Norte está volviendo a sus juegos sucios, intentando enfrentar a Estados Unidos con Japón”, opinó el profesor Takashi Inoguchi, experto en política internacional de la Universidad de Tokio.

”Los esfuerzos por iniciar negociaciones pacíficas de Corea del Sur y Japón quedan ahora en suspenso”, agregó.

En un intento por respaldar a Washington, el canciller de Japón, Yoriko Kawaguchi, sostuvo que su país no continuará financiando la instalación de dos reactores nucleares en Corea del Norte, que formaba parte de un acuerdo anterior para desalentar el desarrollo atómico de Pyongyang.

Este jueves, el principal negociador japonés para la normalización de relaciones con Corea del Norte, Kastunari Suzuki, dijo que no suspenderían las conversaciones previstas para el martes y miércoles de la semana próxima, en Kuala Lumpur, Malasia.

Pero en el actual clima, se manifestó pesimista sobre el resultado del diálogo.

El encuentro se centrará en el programa morcoreano de armas nucleares y en la situación de los japoneses secuestrados por Corea del Norte en los años 70 y 80, con el fin de convertirlos en espías a su servicio.

El 15 de este mes viajaron a Japón, donde aún se encuentran visitando a sus familias, cinco de las por lo menos 13 personas retenidas en Corea del Norte por más de 20 años.

Pyongyang asegura que las ocho restantes fallecieron por causas naturales, pero no permitió que los hijos de los cinco sobrevivientes los acompañaran en la visita a su país.

En septiembre, el primer ministro de Japón, Junichiro Koizumi, efectuó un viaje sin precedentes a Corea del Norte, donde se reunió con el líder norcoreano Kim Jong Il.

Durante el encuentro, las autoridades norcoreanas admitieron que era cierta la acusación de Tokio acerca de secuestros de sus conciudadanos y reiteraron su compromiso de congelar el desarrollo de armamento nuclear.

Pero la victoria diplomática de Koizumi duró poco. Tan pronto el gobernante retornó a su país, Pyongyang, enfentado a las pruebas reunidas por agentes de inteligencia de Estados Unidos, admitió al subsecretario de Estado James Kelly que está procesando uranio con fines armamentísticos.

Corea del Sur, por su parte, intenta defender su política de acercamiento con Pyongyang. El presidente sudcoreano Kim Dae Jung advirtió sobre el peligro de cualquier acción militar o sanción económica a Corea del Norte.

”Como todos saben, la acción militar puede provocar una gran tragedia. Nadie quiere eso”. Las sanciones sólo aislarían a Pyongyang y le darían ”libertad para una respuesta nuclear”, agregó.

Poco antes de los últimos incidentes, Seúl y Tokio esperaban que el régimen comunista de Pyongyang emergiera de su histórico aislamiento, profundizado este año, cuando Bush incluyó al país en lo que definió como el ”eje del mal”, junto a Irán e Iraq.

Pese al reconocimiento norcoreano, Corea del Sur no suspendió las conversaciones bilaterales del fin de semana pasado.

La delegación de Seúl no obtuvo respuesta a su pedido de que Pyongyang ponga fin al programa nuclear. Los norcoreanos, por su parte, se manifestaron proclives a dialogar ”si Estados Unidos abandona su política hostil”.

Sin embargo, en un comunicado conjunto, los negociadores sostuvieron que las dos Corea ”cooperarán activamente para resolver mediante el diálogo todas las cuestiones, inclusive la nuclear”.

Los vecinos de Corea del Norte, temerosos ante la perspectiva de una bomba atómica, hacen consideraciones diferentes a las de Estados Unidos.

Es por eso que la diplomacia de Seúl y Tokio coincide en que Washington debe trabajar estrechamente con ellos antes de decidir cualquier paso que agrave el actual escenario.

”Cuando Japón habla de comprometerse pacíficamente con Corea del Norte, significa que no tiene otra alternativa, dadas nuestras restricciones constitucionales que prohíben una respuesta militar. Para Estados Unidos existe la alternativa de atacar”, explicó el analista militar Gabriel Nakamori.

Tokio y Washington tienen prioridades diferentes ante Corea del Norte. ”Para Japón es el asunto de los secuestrados. Estados Unidos está obsesionado con su guerra contra el terrorismo”, agregó.

El gobierno japonés espera con ansiedad el resultado del encuentro de este viernes entre Bush y el presidente de China, Jiang Zemin, en Estados Unidos.

”Un compromiso de ambos líderes para trabajar juntos respecto de Corea del Norte nos traerá tranquilidad”, apuntó Nakamori.

El experto en relaciones internacionales sudcoreano T. W. Kang opinó que Corea del Norte está mostrando síntomas de creciente desesperación.

”Las tradicionales cartas de Pyongyang —la amenaza de fabricar una bomba y el secuestro de japoneses— a cambio de dinero no están dando el resultado esperado. Cuando una nación como ésta se desespera, pueden aparecer consecuencias graves para Japón y Corea del Sur”, señaló.

Nakamori no descartó un ataque norcoreano con misiles contra Japón. Corea del Norte tiene capacidad para hacerlo. El paraguas de seguridad de Estados Unidos no podría en este caso proteger a Japón”, opinó.

Un ataque semejante llevaría siete minutos, muy poco tiempo para que las fuerzas estadounidenses lo detecten antes de que cause estragos, estimó el especialista.

”Esta es la principal razón para tratar con cuidado a Corea del Norte. La política de la zanahoria y el garrote adoptada por Koizumi, es la mejor por el momento”, concluyó. (FIN/IPS/tra- eng/sk/aag/js/dcl/up/02

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