IRAN: Atentados perjudicaron a reformistas

Los cambios democratizadores que impulsa el presidente iraní Mohammed Jatami fueron frenados por consecuencias de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.

En el último año, el clima internacional de enfrentamiento entre el Islam y Occidente fortaleció al clero ultraconservador iraní, y agravó la crisis causada por la oposición de ese poderoso sector a Jatami, quien también es clérigo.

Eso se debió en gran medida a que el presidente estadounidense George W. Bush señaló a Irán a comienzos de este año, en un informe al Congreso, como uno de los tres países integrantes del ”eje del mal”, junto con Corea del Norte e Iraq.

Es probable que esa afirmación de Bush se debiera al episodio del buque Karine A, interceptado a comienzos de este año por fuerzas de seguridad israelíes cuando llevaba un cargamento clandestino de 50 toneladas de armas, presuntamente provenientes de Irán y destinadas a la Autoridad Nacional Palestina.

Además, Bush sospecha que el gobierno iraní facilitó a fines de 2001 el escape de Afganistán de miembros del movimiento Talibán, que controlaba la mayor parte del territorio afgano hasta que una campaña militar dirigida por Washington precipitó su derrota, y de la red Al Qaeda, dirigida por el saudita Osama bin Laden.

El gobierno estadounidense considera a Bin Laden responsable de los atentados de septiembre.

Teherán asegura que esas sospechas son infundadas.

De todos modos, el discurso de Bush fue un duro revés para la estrategia de Jatami, quien trataba de restaurar las relaciones con Washington interrumpidas por por la revolución islámica iraní de 1979, que derrocó al régimen proestadounidense del shah Reza Pahlevi.

En Irán, ”la mayoría de los reformistas piensan que la condena a Irán de Estados Unidos ayudó a los conservadores a militarizar ese país y frenar el proceso de cambios impulsado por Jatami”, dijo a IPS el especialista en política regional Khaseem Abu Khaled, residente en Dubai, uno de los Emiratos Arabes Unidos.

El presidente fue elegido en forma directa por casi 70 por ciento de los ciudadanos iraníes en 1997, y sus seguidores lograron 226 de 290 bancas parlamentarias en 2000, pero el poder de Jatami es menor que el del conservador ayatolá Ali Jamenei, supremo líder religioso, elegido por los clérigos de la Asamblea de Expertos.

Jamenei y el clero ultraortodoxo, musulmán chiíta, controlan el Poder Judical y las fuerzas de seguridad, y han bloqueado esfuerzos de Jatami para aumentar la libertad de prensa y el respeto de derechos civiles.

En los últimos dos años, los tribunales islámicos condenaron a la cárcel a docenas de periodistas y políticos reformista, clasuraron 22 diarios y restablecieron la aplicación pública de la pena de muerte.

Otro bastión conservador es el Consejo de Guardianes de la Revolución, un organismo que puede vetar la aprobación de proyectos de ley, si los considera contrarios al Islam.

Jatami expresó con claridad en mayo su frustración, cuando amenazó con renunciar debido al bloqueo de las reformas que promueve.

”La revolución de 1979 expresó nuestro deseo de una república islámica, con todos sus componentes surgidos del voto popular, y no de una dictadura islámica”, sostuvo.

”Cinco años de gobierno de Jatami han sacudido los cimientos del régimen islámico”, opinó el profesor de ciencia política Nasseb Al Saleh, de la Universidad Ajman de Emiratos.

”Jatami ganó los corazones de los iraníes al presentarse como un hombre religioso y democrático, pero está solo, y el verdadero poder sigue en manos de los conservadores. La retórica de Washington contra el mundo musulmán y la campaña de Bush en Afganistán empeoraron la situación del presidente iraní”, añadió.

El gobierno iraní vivió en julio su peor crisis desde 1979, debido a la renuncia a sus responsabilidades religiosas del ayatolá Jalaleddin Taheri, amigo de Jatami.

Taheri alegó que no podía continuar sus tareas debido a una ”caótica situación”, de la cual responsabilizó al Estado y al clero musulmán.

Esa situación se caracteriza por ”decepción, desempleo, inflación, diabólica brecha entre ricos y pobres, sobornos, estafas, creciente consumo de drogas, incompetencia de las autoridades y fracaso de la estructura política”, afirmó.

Teherán cambió mucho en los cinco años de gobierno de Jatami, y los frecuentes síntomas de apertura incluyen parejas tomadas de la mano en los parques, y jóvenes mujeres que van por las calles maquilladas y con el cabello a la vista.

Los jóvenes apoyan a Jatami por esos cambios, y los conservadores lo acusan de socavar los principios básicos del Islam.

El Consejo de Guardianes acusa a los reformistas de intentar la secularización del Estado y el acercamiento a Washington.

”Notamos una creciente tendencia al secularismo, que busca separar al Islam del gobierno y debilitar la tutela del jurista (Jamenei)”, sostuvo ese organismo en una declaración.

”Lo cierto es que, dado el nivel de inquietud social, el deseo de libertad es estimulado por el endurecimiento de los conservadores, y aumenta la probabilidad del estallido que todos temen”, sostuvo Saleh.

”Puede haber consecuencias de cataclismo para el país, si el gobierno no puede o no quiere responder a las demandas de reforma social, política y económica de la tercera generación” (la nacida después de la revolución islámica), sostuvo a fines de agosto en un editorial el reformista periódico iraní Iran News.

La última jugada política de Jatami fue impugnar el derecho del Consejo de Guardianes a vetar candidatos al parlamento, la presidencia y goberinos locales.

Ese fue el primer paso hacia un proyecto de reforma constitucional que será presentado al parlamento en un mes, con la intención de reducir en forma drástica los poderes políticos del clero. (FIN/IPS/tra-eng/ng/aag/js/mp/ip/02

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