ESTADOS UNIDOS: El regreso a la Unesco

El presidente George W. Bush anunció sorpresivamente este jueves que Estados Unidos volverá a formar parte de la Unesco, poniendo fin a un boicot iniciado hace 18 años por su predecesor Ronald Reagan (1981-1989).

La decisión fue la nota cálida de la arenga de 20 minutos que Bush dirigió este jueves a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dedicada a subrayar la urgencia de enfrentar la supuesta violación de Iraq a resoluciones obligatorias del foro mundial.

El inesperado anuncio de la reincorporación a la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) pareció concebido para reafirmar ante la audiencia que Washington está efectivamente comprometido en emprendimientos multilaterales.

”Esta organización (Unesco) ha sido reformada y Estados Unidos participará plenamente en su misión de impulsar los derechos humanos, la tolerancia y el conocimiento”, dijo Bush arrancando aplausos de los delegados.

El director general de la Unesco, Koichiro Matsuura, no ocultó su entusiasmo ni su ”orgullo de ofrecer mi total compromiso en asistir la reincorporación de Estados Unidos a la vida y el trabajo de la organización”.

”Veo las posibilidades de una colaboración más estrecha con los enormes recursos intelectuales y culturales de las comunidades académica y científica de Estados Unidos, y el pleno contacto con la extraordinaria diversidad cultural que caracteriza la vida estadounidense”, añadió Matsuura.

Miembro fundador de la Unesco en 1948, Estados Unidos fue históricamente su principal contribuyente financiero. En 1984, año de su retiro, aportaba 25 por ciento del presupuesto anual de la agencia, de 180 millones de dólares.

El gobierno de Reagan resolvió abandonar la Unesco en protesta por la politización ”antiestadounidense” y el ”extravagante desorden presupuestario”, impuestos por el entonces director general, Amadou Mahtar M'Bow, de Senegal.

”La Unesco politiza virtualmente cada asunto que trata, exhibe hostilidad hacia instituciones elementales de una sociedad libre, en especial el libre mercado y la libertad de prensa, y demuestra una irrestricta expansión presupuestaria”, sostuvo el Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos de la época.

Washington estaba particularmente molesto con la promoción del ”Nuevo Orden Informativo Internacional”, un intento de equilibrar el flujo y los contenidos de noticias entre los países industriales y las naciones en desarrollo.

Los medios de prensa más importantes de Estados Unidos estimaban que la iniciativa afectaría la libertad de prensa y pusieron en marcha una campaña contra ella y la Unesco, liderada por el Comité Mundial para la Libertad de Expresión (WPFC) y la organización conservadora Freedom House.

Detrás de Estados Unidos, Gran Bretaña y Singapur abandonaron la Unesco alegando razones similares. Londres decidió su reingreso en 1997.

Pese a que en 1987 M'Bow fue reemplazado por el español Federico Mayor, el candidato favorito de Occidente años después premiado por el mismo WPFC, el gobierno de George Bush (1989-1993) rechazó los pedidos de reincorporación a la agencia.

Pero la llegada a la Casa Blanca de Bill Clinton (1993-2001) aportó nuevos aires. En 1993, el Departamento de Estado inició una revisión de la Unesco, que concluyó en 1995 con una recomendación favorable al reingreso.

Clinton elogió públicamente al organismo por su trabajo a favor del libre flujo de información a través de las fronteras políticas, que consideró ”esencial para el éxito de la democratización global”.

Pero el apoyo no fue más allá de la retórica. La Casa Blanca nunca siguió la recomendación de la cancillería de reinstaurar la contribución a la agencia alegando que la misma no sería aprobada por el Congreso legislativo, desde 1994 controlado por el opositor Partido Republicano.

La presión a favor de la Unesco se redobló incluso en el último tramo de la gestión de Clinton, gracias a la campaña de asociaciones científicas y académicas, pero el entonces presidente estaba absorto en las negociaciones de paz de Medio Oriente, y volvió a negarse a la propuesta.

Aunque el retorno a la Unesco aún debe ser aprobado en el Senado, el anuncio de Bush de este jueves lo convierten casi un hecho.

En cambio, no está claro cómo y cuándo se materializará. Funcionarios del Departamento de Estado afirmaron que el anuncio de Bush los tomó por sorpresa y que aún están calculando cuánto deberá pagar Washington por recuperar su membresía y otras obligaciones.

Estados Unidos tendría que entregar unos 60 millones de dólares, estimó la Fundación de Naciones Unidas, del magnate de los medios de comunicación Ted Turner, que respalda hace tiempo el regreso a la Unesco.

Otras estimaciones son mayores. El presupuesto actual de la agencia es de 240 millones de dólares, pero el mal estado de sus edificios e infraestructura requieren grandes inversiones.

Varios observadores coinciden en que el inspirador del anuncio de Bush es el ex secretario de Estado George Shultz, quien dispuso el retiro en 1984 y es ahora mentor de la consejera nacional de seguridad Condoleezza Rice.

Presionado por grupos científicos y académicos, Shultz se vio compelido hace poco a divulgar su firme respaldo al regreso de Washington a la Unesco.

La conexión entre Shultz y Rice, frecuentemente ignorada por los entendidos en política exterior, podría explicar por qué los funcionarios diplomáticos encargados de la relación con las agencias especializadas de la ONU se mostraron tan descolocados ante el discurso de Bush. (FIN/IPS/tra-eng/jl/dcl/ip/cr/02

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe