EEUU: La ley de la selva

La nueva estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos confirma una política exterior unilateral, basada en el uso de la fuerza para combatir enemigos supuestos o reales e incluso para contrarrestar a posibles competidores.

La guerra contra el terrorismo que el presidente George W. Bush lanzó luego de los atentados del 11 de septiembre será librada por Estados Unidos por sí solo si es necesario, según una nueva doctrina de ”pega primero y rápido”, advirtió Washington.

Al lanzar la nueva Estrategia de Seguridad Nacional la semana pasada, Bush dejó en claro que su país no permitirá que ningún otro ”sobrepase, o incluso iguale, su poder”.

Esta doctrina emergente, que ya fue aplicada en Afganistán y está a punto de usarse en Iraq, tiene una triple importancia estratégica.

En primer lugar, aunque establece que ”el enemigo no es un único régimen político, individuo, religión o ideología”, la nueva doctrina señala que el mayor peligro para Estados Unidos yace ”en el cruce del radicalismo y la tecnología”, en una clara referencia al extremismo islámico.

Esa amenaza será contrarrestada mediante ”el respaldo a gobiernos moderados y modernos, en especial en el mundo musulmán”.

”La guerra contra el terrorismo no es un choque de civilizaciones. Sin embargo, revela un choque dentro de una civilización, una batalla por el futuro del mundo islámico”, dice el documento de 31 páginas.

En segundo lugar, la ”doctrina Bush” parece subdividir al mundo en distintas categorías según su capacidad para ayudar o perjudicar a Estados Unidos.

En la cima está, por supuesto, el poder militar inigualado de Estados Unidos, seguido por tres ”grandes potencias en potencia” (India, China y Rusia), luego el problema del mundo musulmán, y finalmente, el resto del mundo.

El documento considera vital el régimen democrático de India como sostén de ”intereses estratégicos comunes”, desde la protección de rutas marítimas del océano Indico hasta el combate al terrorismo y la creación de una ”Asia estratégicamente estable”, en alusión al poder de China.

En cuanto a Pakistán, el eterno rival de India, la nueva doctrina alaba el giro de su política exterior luego de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, en especial por permitir el derrocamiento del régimen Talibán en Afganistán, su antiguo aliado.

El documento también elogia las medidas de Islamabad ”para la construcción de una sociedad más abierta y tolerante”, en referencia a la prohibición, el pasado enero, de organizaciones extremistas islámicas.

En cuanto a Medio Oriente, Estados Unidos dice apoyar la formación de ”una Palestina democrática e independiente”, pero no ejerce presión alguna sobre Israel para que se retire de los territorios ocupados.

El repliegue de Israel dependerá del ”progreso hacia la seguridad”, y los palestinos podrán ”reanudar su trabajo y su vida normal a medida que la violencia ceda”, dice el documento de Washington, atribuyendo así toda la culpa de la violencia en Medio Oriente a los palestinos.

En tercer lugar, la nueva doctrina también proclama la asunción de un nuevo papel mundial de Estados Unidos, basado en su condición de imperio.

Estados Unidos está ahora listo para reformar países, cambiar gobiernos, eliminar enemigos y amenazas y atacar a voluntad, con escaso cuidado por la preocupación de otros estados o las consecuencias de sus acciones.

En un mundo de Pax Americana, Washington intenta nada menos que una reestructuración política del mundo islámico.

Esta doctrina ”otorga a Estados Unidos una función casi mesiánica para hacer el mundo no sólo más seguro, sino mejor”, señaló el diario The Washington Post el día 21.

Pero el tono del gobierno no es sólo mesiánico, sino también agresivo. ”No dudaremos en actuar solos” y ”nuestras Fuerzas Armadas deben disuadir a la futura competencia militar”, dice la nueva Estrategia de Seguridad Nacional.

Asimismo, ”estaremos preparados para actuar por nuestra cuenta cuando nuestros intereses y responsabilidades únicas lo requieran”, advierte el documento, y destaca de paso que ”Estados Unidos posee una fuerza e influencia sin precedentes y sin igual en el mundo”.

El aspecto más peligroso de la ”Doctrina Bush” consiste en la supuesta potestad de Estados Unidos de ”actuar en forma preventiva” para bloquear ”amenazas emergentes antes de que estén plenamente formadas”.

De hecho, la distinción entre amenaza real y potencial se pierde, y la prevención podría brindar un pretexto para que los fuertes ataquen a los débiles, sentando un peligroso precedente en las relaciones internacionales. (FIN/IPS/tra-en/cr/mh/js/mlm/ip/02

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