DROGAS-COLOMBIA: Fumigaciones destruyen cultivos alternativos

Comunidades campesinas del sur de Colombia denunciaron la destrucción de sus cultivos por las fumigaciones del plan de erradicación de plantaciones de coca, que el gobierno reanudó con mayor agresividad hace poco más de un mes.

Unas 100 hectáreas trabajadas por 175 familias, varias de ellas pertenecientes a comunidades indígenas, fueron fumigadas con desfoliantes en el meridional municipio de Orito, departamento de Putumayo, aseguraron grupos no gubernamentales que colaboran en proyectos financiados en parte por el Estado.

Según reportes iniciales, resultaron destruidas más de 100 hectáreas de cultivos que forman parte de planes de erradicación de la coca firmados entre los campesinos y el gobierno, dijeron a IPS fuentes de la Fundación Huairasachac y de la organización Vida y Futuro, que no dieron su nombre por razones de seguridad.

Durante el gobierno de Andrés Pastrana (1998-02) campesinos y pequeños cultivadores indígenas de coca firmaron acuerdos de sustitución voluntaria de cultivos ilícitos a cambio de la financiación de proyectos agrícolas alternativos, en el marco del gubernamental Plan Colombia contra el narcotráfico.

Entre las localidades afectadas se encuentran El Jordán y Villa Flor, donde fueron destruidas 30 hectáreas plantadas con yuca (mandioca) y banano, así como Siberia, Nueva Colombia, El Quebradón, La Floresta y Selva Hermosa, en las que los campesinos habían sustituido la mitad del área plantada con coca.

Los departamentos meridionales de Putumayo y Nariño y los sudorientales de Guaviare y Meta concentran casi 60 por ciento de la producción de hoja de coca y son el epicentro del Plan Colombia, que Pastrana puso en marcha con apoyo de Estados Unidos, y continúa el actual gobierno de Alvaro Uribe.

La nueva fase del plan de erradicación total, iniciada el 31 de julio, no tiene restricciones y alcanza por tanto a los pequeños plantadores con parcelas menores a tres hectáreas, aseguró el diario estadounidense The New York Times.

Uribe, que asumió el poder el 7 de agosto, autorizó la continuidad de la operación que pretende cubrir la mayor cantidad de territorio fumigando desde el aire una combinación de herbicidas no tóxica, de acuerdo al Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, agregó el periódico.

Pero residentes de las áreas fumigadas denunciaron padecer irritación en la piel y en los ojos y afecciones respiratorias.

El gobernador de Nariño, Parmenio Cuéllar, dijo a IPS que los herbicidas utilizados en esta nueva etapa ”son mucho más tóxicos y causan más perjuicio a las comunidades”.

La lucha contra el narcotráfico ”no puede ser un pretexto para la guerra”, añadió Cuéllar, quien junto a otros gobernadores del centro y sur del país encabezan un proyecto alternativo para sustituir las plantaciones ilegales.

De acuerdo al gobernador, estos cultivos son la respuesta de los campesinos pobres al abandono en que los mantuvo el Estado durante décadas.

La propuesta de los gobernadores se basa en una estrategia que abarque toda la cadena del negocio de la droga, en lugar de atacar el eslabón más débil que son los agricultores.

”Hay que concertar con las comunidades afectadas la erradicación con procedimientos manuales e impulsar un proceso de reforma integral, que brinde una opción de vida para el campesino”, sostuvo Cuéllar.

Es ”sorprendente que las decisiones (sobre erradicación de cultivos) no sean tomadas por el gobierno de Colombia sino por el Departamento de Estado de los Estados Unidos”, añadió.

Las medidas adoptadas van en la misma dirección trazada por Washington durante el gobierno de Pastrana, con el agravante de que ahora los pequeños cultivadores también son blanco del ataque, opinó el investigador Ricardo Vargas, de la no gubernamental Acción Andina.

Vargas dijo a IPS que la política de erradicación aplicada durante décadas en Colombia ha sido un total fracaso.

Las cifras gubernamentales indican que el área cubierta por plantaciones de coca pasó de 40.000 hectáreas en 1992 a 144.000 en 2001, afirmó Vargas.

Colombia sigue siendo el mayor productor de coca del mundo, de acuerdo al último informe de la Junta para la Fiscalización de Estupefacientes y Prevención de Delitos de la Organización de de las Naciones Unidas, divulgado el 15 de agosto.

El país produce 700.000 toneladas anuales de coca, que constituyen 80 por ciento de la producción mundial, si bien el año pasado el área plantada se redujo de 163.000 a 144.000 hectáreas, señaló la agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El informe de la ONU considera que la erradicación de plantaciones mediante fumigación es un instrumento poderoso en la lucha contra las drogas, pero advierte que debe utilizarse ”exclusivamente contra cultivos industriales y no para (aquéllos) de subsistencia de campesinos e indígenas”. (FIN/IPS/yf/dcl/ip/02

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