Más de 5.000 mujeres, la mayoría filipinas y de la ex Unión Soviética, nutren en Corea del Sur una red de prostitución destinada especialmente a soldados estadounidenses, aseguró este martes una agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Las primeras inquietudes sobre el tráfico de mujeres surgieron en Corea del Sur a mediados de los años 90, cuando los informes dieron cuenta de la presencia de extranjeras, en particular procedentes de Filipinas, que trabajaban en bares cercanos a las bases militares de Estados Unidos.
Las condiciones en que se encuentran las mujeres son bastante graves, precisó la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en un informe distribuido este martes en su sede de Ginebra.
La autora del estudio, June Lee, ex jefa de la misión en Seúl de esa agencia de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), mencionó que los cálculos más conservadores refieren que centenares de mujeres llegan cada mes a Corea del Sur para ser explotadas en la industria del sexo.
Resulta claro que existe una organización de algún nivel que trae esas mujeres, dedujo. Los que participan demuestran un buen conocimiento de las normas migratorias de los países involucrados.
Lee señaló que corresponde a los investigadores penales determinar si se trata de grandes organizaciones delictivas las que están operando en este tráfico de mujeres.
Sin embargo, el informe identificó a una organización surcoreana que contrata a las personas poseedoras de una visa E-6, que autoriza el ingreso a Corea del Sur para desempeñar tareas en el mundo del espectáculo.
La organización se denomina Asociación de Turismo Especial Corea y su actividad cuenta con la aprobación y regulación del Ministerio de Cultura y Turismo.
La Asociación está conformada por los propietarios de 189 clubes que funcionan en las cercanías de los distintos campamentos militares estadounidenses asentados en Corea del Sur.
Por tanto, existe claramente algún vínculo entre la trata de mujeres y la presencia de tropas de Estados Unidos, admitió el portavoz de la OIM en Ginebra, Christopher Lom.
Los bares ubicados cerca de las bases estadounidenses son los principales empleadores de las mujeres filipinas, preferidas por los traficantes por su dominio del inglés, que son admitidas en Corea del Sur con la visa E-6.
El informe de la OIM precisó que la trata de mujeres extranjeras resultó esencial en Corea del Sur para la supervivencia de los negocios establecidos en los pueblos colindantes a las bases militares, en razón del declinante abastecimiento de mujeres surcoreanas.
La moderna industria del sexo en Corea del Sur se remonta al periodo colonial japonés, entre 1910 y 1945, cuando la prostitución estaba reconocida oficialmente.
Tras la derrota de Japón en la segunda guerra mundial, en 1945, Corea del Sur fue liberada del dominio japonés, pero quedó hasta 1948 ocupada otra vez por fuerzas estadounidenses, que volvieron a instalarse en 1950, durante la guerra de Corea, para no retirarse más.
El informe de la OIM refiere que la prostitución persistió desde entonces y se relaciona con una política no escrita o de hecho aplicada por los militares de Estados Unidos para mantener contentos a los soldados.
La mayoría de las mujeres que llegan a Corea del Sur para trabajar en la industria del sexo proceden principalmente de Filipinas y Rusia, apuntó el estudio de Lee.
Sin embargo, aunque en número menor, también llegan mujeres de Sri Lanka, Nepal e Indonesia, y muy esporádicamente de América Latina, en especial de Perú.
Un informe del gobierno de Filipinas señaló que en 1999 había cerca de 1.000 mujeres de ese país trabajando en las áreas de las bases militares de Estados Unidos en Corea del Sur.
Esas mujeres eran muy jóvenes, a veces menores de 20 años, y provenían en su mayoría de la región central de Luzón, específicamente del área de Pinatubo.
Tanto las filipinas como las rusas tienen buena educación y algunas son graduadas universitarias, citó la OIM. Esa tendencia es más acentuada entre las mujeres rusas.
El informe reclamó que el gobierno de Corea del Sur unifique los criterios sobre la terminología para definir la trata de mujeres en los casos en que caen bajo la explotación sexual o en otros empleos mal pagados con patrones abusivos.
También se remite a un documento del Departamento de Estados de Estados Unidos, de julio de 2001, que reprocha al gobierno surcoreano por sus escasas acciones para combatir el problema relativamente reciente y en aumento del tráfico de personas.
La investigación de la OIM resalta la participación de organizaciones no gubernamentales en los esfuerzos por crear una conciencia sobre la magnitud del problema.
Entre esas organizaciones se alude a la Asociación Cristiana de Mujeres Jóvenes de Corea, a la Unión de Mujeres de las Iglesias Coreanas y a Saewoomtuh, un grupo local dedicado a atender a las prostitutas coreanas que trabajan en pueblos donde se asientan las bases militares de Estados Unidos (FIN/IPS/pc/dm/hd/02