RUSIA-UCRANIA: Hermanos enfrentados

Rusia y Ucrania lograron postergar, por ahora, el estallido de una guerra comercial, pero no pudieron dar solución definitiva a disputas en la materia que se suman a otras sobre energía, cooperación militar y soberanía pendientes desde la disolución de la Unión Soviética.

El intercambio entre las dos principales repúblicas ex soviéticas fue de 12.000 millones de dólares el año pasado, pero se calcula que la corriente se redujo 30 por ciento debido a los aranceles impuestos por ambos países como sanción a supuestas prácticas desleales de la contraparte.

Los primeros ministros Mijail Kasyanov, de Rusia, y Anatoly Kinakh, de Ucrania, se reunieron el viernes en Moscú para considerar los inconvenientes surgidos en el comercio de gas. Una semana antes, los que se entrevistaron habían sido el presidente ruso Vladimir Putin y el ucraniano Leonid Kuchma.

Representantes oficiales aseguraron que estas dos reuniones impidieron una guerra comercial pero no lograron eliminar los conflictos de fondo.

Rusia impuso a comienzos de este mes un arancel de 31,8 por ciento al acero ucraniano, en respuesta a de 31,7 por ciento determinado por Ucrania a los automóviles rusos. Los presidentes y primeros ministros resolvieron algunos de los inconvenientes, pero no todos.

Mientras, Ucrania reclama instalaciones e inmuebles en el extranjero que fueron propiedad de la Unión Soviética, disuelta en 1991, pero ha sido reticente en compartir con Rusia la responsabilidad de pagar las deudas de la antigua alianza. Las reuniones sobre el problema no arrojaron resultados positivos.

La energía está en el centro de muchos de los conflictos. Rusia abastece 80 por ciento de la demanda de energía de Ucrania, en parte gratis como parte de pago por el paso de un gasoducto hacia Europa a través de su territorio, pero Moscú asegura que su vecina toma más gas del que le corresponde.

Putin y Kuchma acordaron instalar un consorcio de gas natural para octubre del año próximo con el fin de acabar con las disputas. Kuchma también prometió a Putin reprimir a los ladrones de gas.

Pero los países tampoco se ponen de acuerdo en el monto adeudado por el gas: para Moscú son 2.000 millones de dólares, y para Kíev, 1.400 millones.

Ucrania, otrora el granero de la Unión Soviética y productora de un tercio de sus armas, hoy soporta una deuda externa de 12.000 millones de dólares.

Rusia y Ucrania se proclaman socios naturales, dada su proximidad geográfica y afinidad cultural, pero desde la disolución de la Unión Soviética tuvieron grandes diferencias en distintas materias.

La flota de Rusia en el mar Negro, que alquila instalaciones en el puerto ucraniano de Sebastopol, en la península de Crimea, es también motivo de conflictivas negociaciones financieras.

El fallecido líder soviético Nikita Kruschev, nacido en Ucrania, entregó la península de Crimea a esa república. La permanencia de ese territorio bajo soberanía ucraniana es cuestionada por nacionalistas rusos.

Según los acuerdos firmados en febrero de 1999, Rusia y Ucrania se dividieron la flota soviética del mar Negro, Moscú reconoció la soberanía ucraniana sobre la península de Crimea y arrendó muelles de Sebastopol por 20 años para instalar allí su parte de la flota.

Enredadas negociaciones se perciben en el horizonte hasta que estas disputas se resuelvan de manera definitiva. Mientras, el colapso del comercio promete los mayores dolores de cabeza. (FIN/IPS/tra-eng/sb/ss/mj/ip if/02

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