Ahmad, un niño palestino, tira piedras contra colonos de asentamientos israelíes. Cuando crece, consigue armas de fuego livianas para luchar contra soldados de Israel. El final es incierto. Bienvenido a Bajo Cenizas, el primer juego de guerra aárabe para computadoras.
Al comienzo del juego aparece en la pantalla la leyenda Tenemos derecho a vivir con honor, seguida de imágenes en blanco y negro de palestinos golpeados por soldados israelíes.
Quisimos crear un juego de guerra árabe para que nuestros niños no usen los estadounidenses, donde hay que matar a árabes como nosotros, explicó Hassan Salem, director de la firma siria Dar el Fikr, que lanzó Bajo Cenizas a comienzos de este año.
El juego es una respuesta a otros estadounidenses, como Fuerza Delta, en el cual gran parte de los villanos son árabes, y a los israelíes como Fuerza Aérea de Israel, en el cual el jugador debe bombardear capitales árabes.
Tuvimos que hacernos cargo de todo, porque ninguna firma estadounidense quiso asociarse a la producción, dijo Salem.
El héroe de Bajo Cenizas, Ahmad, se une a la primera intifada (insurrección) palestina contra los israelíes, en los años ochenta. La historia es contada por una voz grave atribuida a su abuelo, que dice que los palestinos habían perdido toda esperanza de un futuro mejor, hasta que jóvenes como su nieto comenzaron a actuar.
La gente de la calle en el mundo árabe se siente culpable por no hacer nada para ayudar a sus hermanos palestinos, y es posible que usen el juego para emular la experiencia de un joven palestino de Jerusalén y sentirse mejor, explicó el diseñador del juego, Radwan Qassmiyya.
Bajo Cenizas se hizo muy popular entre los jóvenes árabes tras el lanzamiento el año pasado de una versión abreviada en Internet, la red mundial de computadoras.
En la actualidad la versión completa se vende en discos compactos, pero Dar el Fikr tuvo dificultades para comercializarla en Egipto y Jordania, países árabes que firmaron tratados de paz con Israel, donde fue objeto de censura por incitación a la violencia contra los israelíes, según Salem.
Como podía esperarse, el juego fue muy criticado por israelíes, pero Salem alega que la presencia en el mercado de un productos como Fuerza Aérea de Israel quita legitimidad a sus detractores.
En los niveles más avanzados de Bajo Cenizas, el joven Ahmad adquiere armas de fuego livianas, intercambia disparos con israelíes asentados en territorios palestinos y arría una bandera de Israel.
Luego debe rescatar a palestinos heridos por sionistas cuando volvían a sus casas tras rezar en una mezquita.
En el último nivel, Ahmad se une a la resistencia contra la ocupación israelí en la región meridional de Líbano. Israel se retiró hace dos años de esa región, donde la resistencia libanesa era apoyada por Damasco, pero eso ocurrió cuando el juego ya había sido diseñado.
Los parámetros de Bajo Cenizas son realistas: Ahmad muere si recibe un disparo de sus enemigos, porque no tiene acceso a curaciones mágicas como las de otros vídeojuegos.
Si el jugador apunta mal y alcanza a civiles con sus disparos, pierde. No hay posibilidad de realizar atentados suicidas como los de los extremistas palestinos contra civiles israelíes.
Muchos jóvenes usuarios se han quejado de que el juego es muy difñicil, y de que no termina con una definitiva victoria palestina.
En nuestra historia reciente no hay solución del conflicto, y 'Bajo Cenizas' refleja esa realidad. No hay solución para los problemas de Ahmad. No ofrecemos una gran victoria, la recuperación de territorios o cosas por el estilo en el último nivel, explicó Qassmiyyah.
No es sorprendente que el juego haya sido inventado en Siria, un país que ha reiterado declaraciones de apoyo a la intifada, y en el cual tienen sede facciones extremistas palestinas que rechazan la negociación de paz con Israel.
De todos modos, Bajo Cenizas es un escaso consuelo para la mayoría de los palestinos, quienes sienten que el apoyo árabe a su causa es en su mayor parte, como el vídeojuego, virtual. (FIN/IPS/tra-eng/kg/ss/mp/ip cr/02
