MARRUECOS: Boda real trae nuevas esperanzas para las mujeres

El casamiento del rey Mohammed VI de Marruecos con una ingeniera en computación alentó las esperanzas de emancipación femenina en este reino islámico del norte de Africa.

El matrimonio marcó una ruptura con la tradición por tratarse de una mujer educada, trabajadora y de clase media, y porque la unión fue anunciada con anticipación, el pasado octubre.

Mohammed, quien se convirtió en rey en julio de 1999 tras la repentina muerte de su padre, el rey Hassan, contrajo matrimonio el pasado jueves con la ingeniera Salma Bennani, de 24 años.

Bennani pertenece a la clase media y trabajó en el mayor consorcio privado de Marruecos, ONA Group, en el que la familia real posee 14 por ciento de las acciones.

Las mujeres marroquíes esperan que este casamiento marque un avance en su lucha por la igualdad de derechos, y de hecho, ya hay algunas señales de progreso.

El gobierno decidió en marzo reservar 30 escaños parlamentarios para mujeres en las elecciones legislativas del próximo septiembre. Actualmente, sólo hay dos mujeres en el parlamento de 325 miembros.

”Esta decisión gubernamental tiende a promover la participación y la representación de las mujeres en el parlamento”, destacó Mohamed Achaari, ministro de Cultura y Comunicación.

El rey Mohammed solicitó la semana pasada a una comisión asesora que presentara propuestas para otorgar más derechos legales a las mujeres antes de fin de año.

Así mismo, advirtió contra ”la explotación de cuestiones femeninas por motivaciones políticas o electorales”.

”La cuestión de la igualdad de géneros es tan noble que trasciende cualquier explotación para estrechos propósitos políticos y electorales”, declaró el monarca a la revista libanesa Al-Hawadith.

”En mi calidad de 'comandante de los fieles', me comprometo a hacer que las mujeres alcancen posiciones de alto rango en los ámbitos político, económico y cultural”, dijo.

El casamiento del rey con una mujer trabajadora moderna y el anuncio anticipado de la boda constituyeron un hito en la historia nacional.

Según la tradición marroquí, un matrimonio real sólo se anuncia cuando nace un heredero varón.

El matrimonio de Hasan II no se anunció hasta el nacimiento del actual rey Mohammed, en 1962. El nacimiento de su hermana mayor, Maryem, había pasado inadvertido, al igual que el casamiento del monarca.

”El matrimonio del rey con una mujer joven, educada, moderna y trabajadora es una fuerte señal de voluntad de promover los derechos femeninos en Marruecos”, opinó Latifa Jbabdi, presidenta de la Unión Marroquí para la Acción Femenina.

”Al elegir como esposa a una mujer educada y de clase media, el rey desea probar que su país reconoce el papel femenino en la construcción de una sociedad moderna”, señaló.

Bennani es hija de un profesor universitario de Fez, la capital espiritual de Marruecos.

Si bien nunca será reina, será proclamada princesa, un título que nunca antes tuvo la esposa de un rey. La madre de Mohammed era conocida como ”la madre del príncipe”.

Al obtener el título de princesa, Bennani ”tendrá un papel importante que desempeñar”, dijo a IPS Rachida Lakhlafa, miembro de la Asociación Marroquí de Mujeres.

”Las mujeres de este país esperamos que la esposa del rey sea la princesa de todas las marroquíes”, expresó.

Por ahora, las mujeres son ciudadanas de segunda clase en Marruecos.

Cerca de 70 por ciento de las mujeres son analfabetas, frente a 30 por ciento de los hombres. Entre las campesinas, el porcentaje asciende a 90 por ciento, frente a 50 por ciento entre las mujeres urbanas.

El desempleo femenino también es muy alto, y menos de uno por ciento de las mujeres trabajadoras dirigen una empresa.

Un estudio del independiente Instituto de Género e Igualdad reveló que las mujeres son 33 por ciento de la fuerza de trabajo y apenas cinco por ciento de los empleadores. Las mujeres trabajan principalmente en agricultura, artesanía y servicios básicos.

Las dificultades económicas son agravadas por leyes rígidas. Una mujer marroquí necesita el permiso de un familiar varón para casarse, ponerle nombre a sus hijos o trabajar.

Además, las mujeres sólo heredan la mitad que sus hermanos varones, y pierden la custodia de sus hijos si vuelven a casarse.

La ley que establece estas normas es causa de disputas entre las organizaciones islámicas radicales, encabezadas por Al-Adl Wa Al-Ihssane (Justicia y Bienestar), y asociaciones de la sociedad civil.

Los islamistas desean preservar la actual situación, mientras los activistas pretenden adecuar la ley a la realidad moderna.

El rey Mohammed instituyó el año pasado una comisión asesora, integrada por teólogos musulmanes y activistas civiles, para estudiar la reforma de la ley. Grupos feministas aguardan con ansiedad las conclusiones de la comisión para fines de este año.

”La igualdad de géneros se considera central en cualquier revisión de la ley”, destacó Halima Aissawi, miembro del grupo Primavera de Igualdad, que nuclea a nueve asociaciones femeninas.

El grupo pretende fijar la edad mínima para contraer matrimonio en 18 años, y que tanto hombres como mujeres puedan elegir libremente a su cónyuge.

Además, reclama que los bienes adquiridos durante el matrimonio sean divididos por partes iguales en caso de divorcio, y que el trabajo doméstico -reservado para las mujeres- sea considerado una contribución a esos bienes.

Muchos dudan que la boda real sea suficiente para poner fin a la injusta situación de las mujeres, pero mientras la pareja se prepara para la celebración oficial de su matrimonio, el día 12, muchas mujeres alientan esperanzas de un futuro mejor. (FIN/IPS/tra-en/na/ss/mlm/hd/02

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