DESARROLLO-VIETNAM: Ricos y pobres cada vez más lejos

La brecha entre ricos y pobres se ensanchó rápidamente en Vietnam en la última década, según un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y del Centro Nacional de Ciencias Sociales y Humanidades.

Pese al crecimiento económico del pasado decenio, la desigualdad se profundizó de 0,35 en 1995 a 0,41 en 2001, una cifra similar a la de China, de 0,404 según el coeficiente Gini, que mide el grado de desigualdad en la distribución de ingresos de una sociedad entre cero, desigualdad mínima, y uno, máxima.

El producto interno bruto (PIB) experimentó en los años 90 un crecimiento medio de 7,4 por ciento. Sin embargo, 37 millones de los 79 millones de vietnamitas viven en la pobreza, de acuerdo al Informe Nacional de Desarrollo Humano.

Estas cifras no sólo muestran que el ingreso y las disparidades en el desarrollo han crecido en forma significativa, sino que lo han hecho incluso más rápido que en China, afirmaron economistas.

”Esta tendencia constituye un desafío social para las autoridades”, dijo Robert Glofcheski, economista del PNUD en el país.

Preservar la igualdad debe ser el principal propósito de esta nación, subrayó por su parte el representante permanente del PNUD en Vietnam, Gordon Ryan.

”La división entre ricos y pobres no debería ser considerada como un mal necesario del crecimiento económico pues la meta última del desarrollo es el bienestar de la población”, sostuvo.

Las cifras oficiales mostraban hasta hace poco una realidad diferente. Según informes de la Oficina General de Estadísticas, la desigualdad se agravó ligeramente de 0,33 en 1993 a 0,357 en 1998.

Vietnam es el segundo exportador mundial de arroz, cuando hace apenas un decenio su producción agrícola era insuficiente para alimentar a la población.

Junto al crecimiento economómico, las condiciones de vida mejoraron marcadamente, pero los frutos de ese avance no se reparten de igual modo entre la población urbana y rural y entre las regiones geográficas de este país de gobierno socialista.

En 1999, por ejemplo, el sector más rico de la población (20 por ciento) tenía un ingreso 7,3 veces superior al de 20 por ciento más pobre.

Entre 1995 y 1999, la disparidad de ingresos se agravó 10 por ciento en 31 de las 62 provincias vietnamitas.

Pero las diferencias son más evidentes entre las zonas rurales, donde habita 75 por ciento de la población, y las urbanas, así como entre las grandes ciudades y las aldeas más aisladas.

Mientras la población urbana se benefició con el crecimiento económico a partir de 1998, los ingresos de los campesinos mermaron debido a los desastres naturales que afectaron la producción y a las fluctuaciones de los precios internacionales de los productos agrícolas.

”Cada año debemos comprar fertilizantes y plaguicidas más caros y vender nuestro arroz más y más barato. La gente se enriquece en (la meridional ciudad de) Ho Chi Minh, mientras los agricultores nos volvemos más y más pobres”, se lamentó Le Van Nam, de 48 años, de la sudoriental provincia de Dong Nai.

La mejor calidad de vida de las zonas urbanas no se limita al crecimiento del ingreso por persona, sino que abarca otros aspectos del desarrollo, como la ocupación, la escolaridad, la expectativa de vida y el acceso a servicios sociales básicos.

Donde los indicadores de desarrollo humano son mejores, los beneficios del crecimiento económico se multiplican, explicaron los economistas.

”El desarrollo humano alto tiende a ser menos desigual. Cuanto mayor es el desarrollo humano, menos severa es la desigualdad”, sostuvo el vicedirector del Centro Nacional de Ciencias Sociales y Humanidades, Do Hoai Nam.

Sin embargo, el crecimiento económico no se traduce automáticamente en mejor desarrollo humano.

En las provincias del meridional delta del río Mekong, por ejemplo, la mayor parte de la población experimentó en los últimos años un incremento de ingresos sin que se agravaran las diferencias entre ricos y pobres.

Pero los habitantes de esa región padecen por la falta de servicios adecuados de agua potable y saneamiento y siguen siendo muy vulnerables a los desastres naturales y la caída de los precios agrícolas.

No obstante, su situación es mejor que la de los habitantes de las menos desarrolladas provincias de Kon Tum, en la zona central, y de Lai Chau y Lao Cai, en el norte.

El desarrollo económico y humano de esas regiones es muy bajo, por lo que pobres y ricos afrontan pésimos servicios de educación primaria, atención de salud, inexistencia de saneamiento e infraestructura, así como métodos productivos obsoletos.

Las enormes diferencias entre una provincia y otra exigen a las autoridades abordajes políticos distintos para reducir las distancias en materia económica y social.

En las grandes ciudades como la capital, Hanoi, y Ho Chi Minh, las prioridades son el impulso de la producción, la protección del ambiente y el combate de males sociales como la delincuencia, la prostitución y la violencia, concluyó el informe

En cambio, en las zonas rurales más apartadas —las centrales y septentrionales tierras altas y los deltas de los ríos Mekong y Rojo— los esfuerzos gubernamentales deben dirigirse a las actividades no agrícolas y la educación en favor de normas básicas de higiene. (FIN/IPS/tra-eng/tdtl/ccb/js/dcl/dv/02

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