Internet, la red mundial de computadoras, es la nueva arma del gobernante Partido Comunista de China en una guerra que ha durado más de medio siglo, contra costosas prácticas tradicionales relacionadas con los difuntos.
Cada 5 de abril comienza en el país la semana del Festival de Qingming, dedicada a recordar a los muertos con rituales que incluyen festines y la quema de dinero y otros bienes, por parte de quienes creen que así los transfieren a difuntos para que sean usados en vida de ultratumba.
Esos ritos tienen miles de años. Muchos chinos han sido enterrados con arroz en la boca, para que no pasaran hambre en el otro mundo, y en la actualidad los ritos pueden incluir la quema de modernos automóviles de lujo.
Este año, las autoridades instaron a la población a honrar a los muertos mediante Internet, que tiene cada vez más usuarios.
El gobierno brinda apoyo económico a cementerios virtuales como los que existen en otros países, que ofrecen a usuarios de Internet la posibilidad de realizar simbólicas visitas a tumbas, sin salir de sus casas.
Creo que la idea es fantástica, porque un cementerio de este tipo puede durar una eternidad, comentó Ding Xiangquan, uno de quienes visitaron el 5 de abril el sitio en Internet http://www.ev991.com, del cementerio virtual Aldea de la Tierra, creado el año pasado con financiación de Beijing.
De todos modos, Xiang opinó que el servicio ofrecido en ese sitio debería incluir imágenes de frutos, para lograr una apariencia más terrenal.
El MInisterio de Asuntos Civiles ordenó a los gobiernos locales estimular el uso de Aldea de la Tierra tras su instalación.
Desde la revolución comunista encabezada por Mao Zedong en 1949, los ritos relacionados con los muertos son condenados por el gobierno, que desaprueba la idea de vida ultraterrena y afirma que esas prácticas son extravagantes supersticiones, además de implicar un despilfarro de dinero y causar incendios.
Las autoridades también tratan de erradicar la costumbre de enterrar a los muertos y han promovido sin mucho éxito la cremación durante medio siglo, porque consideran que el terreno ocupado por cementerios debería ser usado en forma más provechosa.
En 1956, todos los veteranos de la revolución comunista, incluyendo a Mao, firmaron una proyecto para implantar la cremación obligatoria de los cadáveres, pero esa iniciativa nunca se transformó en ley.
La resistencia a la cremación suele ser proporcional a la edad de las personas, y es mayor en las áreas rurales, donde viven unos dos tercios de los habitantes del país y muchas tradiciones han resistido a las campañas ideológicas gubernamentales.
Según estadísticas oficiales, la cremación sólo se aplica a 15 por ciento de los muertos en áreas rurales, y a 90 por ciento de los fallecidos en ciudades. Eso significa que menos de 40 por ciento del total de los cadáveres son cremados.
La fascinación popular con los entierros y los homenajes ante tumbas no se modificó tras el ejemplo del fallecido líder del Partido Comunista, Deng Xiaoping (1905-1997), cuya última voluntad fue ser cremado y que sus cenizas se arrojaran al mar.
Unos 1.100 millones de habitantes de Beijing se desplazaron en trenes subterráneos para honrar a muertos durante la semana del Festival de Qingming de 2001, según funcionarios de ese servicio de transporte.
Según el Ministerio de Asuntos Civiles, el gasto nacional anual en funerales y otras ceremonias relacionadas con los muertos es unos 2.000 millones de dólares, pero la cifra debe ubicarse en el contexto de un país con más de 1.260 millones de habitantes.
¿Quién puede lamentar una muerte mediante Internet? Sólo los jóvenes saben usar computadoras. La gente de mi generación compra simulacros de lingotes de oro hechos con papel, y los quema, dijo a IPS Zhen Guangya, de 48 años de edad.
Algunos críticos señalan que el gobierno promueve la austeridad de los ritos relacionados con difuntos, pero los funcionarios y otros cuadros del Partido Comunista están entre quienes más gastan en esos ritos.
En febrero, el Partido Comunista advirtió a 600 gobernantes provinciales y municipales que no realizaran funerales y bodas suntuosos y extravagantes, en una reunión sin precedentes para ajustar la disciplina partidaria que se realizó en la nororiental ciudad de Shijiazhuang, capital de la provincia de Hebei.
Esas prácticas sólo sirven para separar al partido de las masas, afirmó en esa ocasión el subsecretario comunista de Shijiazhuang, Jiang Ruifeng, según un informe del Diario Legal. (FIN/IPS/tra-eng/ab/js/mp/cr/02