Un dibujo animado argentino, integrante de una familia de seres humanos encarnados por actores, se convirtió en los últimos meses en la principal atracción de la televisión de Cuba y protagoniza un fenómeno de apropiación espontánea sin precedentes en este país.
Dibu, el particular hijo menor de Mi familia es un dibujo, está en las pantallas de la televisión y también en las calles, donde se repite en vidrieras de tiendas, carpetas de estudiantes, cristales de automóviles, en rompecabezas, en las camisetas de niños, niñas, adolescentes y adultos.
Al principio, sólo lo veían los niños, pero hacia marzo, el personaje de Dibu comenzó a atrapar a todos de una forma que llegó a niveles delirantes, comentó a IPS el actor y dramaturgo Amado del Pino.
Dibu ratifica la universalidad de la defensa de valores como la familia, la ternura y hasta la travesura, cuando es noble. De seguro el agudo animado sonreiría con reacciones que hemos tenido los cubanos a su paso, añadió.
La fascinación fue tal que la dirección de la televisión estatal decidió aplazar la transmisión para la programación especial que cada año se prepara para los meses de las vacaciones de verano, en julio y agosto.
En Cuba no se recuerda que otro dibujo animado se hubiera convertido en un fenómeno similar, ni siquiera los más famosos de la productora estadounidense Walt Disney o el cubano Elpideo Valdés.
Elpideo es un personaje muy popular, pero sus historias son las de un patriota en el siglo XIX, mientras que Dibu es un personaje de hoy, mucho más cercano y parecido a lo que somos, opinó Sonia Pérez, profesora en una escuela secundaria.
Dibu es el principal protagonista de la serie Mi familia es un dibujo, que reúne además a un segundo niño, dos adolescentes, una pareja de adultos y un abuelo, todos ellos interpretados por actores.
Excepcional por su condición de figura animada en una familia de seres humanos, el dibujo imprime un carácter fresco, simpático, ocurrente y muy divertido a historias que reflejan diversas facetas de la vida actual argentina, que se pueden trasladar también a la cubana.
Las relaciones humanas, los conflictos de la adolescencia, la comunicación entre padres e hijos y las relaciones sexuales son asuntos que logran una total identificación en la teleaudiencia cubana, asidua seguidora de materiales de este tipo.
La televisión cubana ha transmitido en los últimos años con gran éxito de audiencia las series argentinas Laura y Zoe y Los Machos. También las películas argentinas se exhiben de manera sistemática con gran afluencia de público.
La serie de Dibu, dirigida por Alejandro Stoessel y Carlos Olivari, es una producción de 1996 de Patagonik Film y Telefé (canal 11 de televisión), ambos de Argentina, con la participación del dibujante Victor Lealy.
La crítica especializada asegura que Mi familia es un dibujo responde a los códigos de la comedia blanca, lo cual la hace un material televisivo asequible a todas las edades.
Está dirigida al entorno familiar con situaciones simpáticas y conflictos de intensidad regulada, sin profundizar en los abismos de la psicología humana, ni (en) los más terribles aspectos de la realidad social inmediata, opinó el periodista Pedro de la Hoz.
A pesar de ello, De la Hoz admitió en un artículo para el diario cubano Juventud Rebelde que Dibu se ha convertido entre nosotros en uno de los personajes del día y, por si fuera poco, la 'dibumanía' ha devenido fiebre extratelevisual.
Además de los niños que reproducen la imagen en carpetas y cuadernos escolares, comienzan a moverse avispados y sujetos no siempre muy escrupulosos en el mercadeo de la imagen en los más disímiles e impensados soportes, añadió.
En la calle Santa Marta, en el municipio capitalino de Centro Habana, la ventana (local de venta) que comercializó las copias de los dibujos alcanzó en los últimos meses una actividad superior a las que ofertan helados o caramelos.
Adriana González, una niña de ocho años, contó a IPS que varias veces sacrificó su merienda por adquirir las diferentes reproducciones del muñeco. Cuando no tengo dinero, lo calco por otro y me entretengo dibujándolo, dijo.
Un rompecabezas digital con la imagen de Dibu pasó vía electrónica de computadora en computadora y el personaje con su ronca voz se convirtió en el protagonista de buena parte de los chistes populares que por estos días se cuentan en Cuba. (FIN/IPS/da/dm/cr/02