El cineasta Giuseppe Ferrara, uno de los pocos que escudriña hoy en las últimas páginas de la historia italiana, recreó el auge y caída del banquero de Dios, como era llamado el financista Roberto Calvi por sus relaciones con el Vaticano.
Calvi murió ahorcado el 17 de junio de 1982 debajo del puente de los Frailes Muertos, en Londres, a donde había huido luego de la quiebra fraudulenta de banco italiano que presidía, el Ambrosiano, dejando tras de sí una pérdida de 1.400 millones de dólares.
Ferrara narra en su película, titulada, precisamente, Los banqueros de Dios (I banchieri di Dio), uno de los misterios italianos jamás aclarado, como antes lo hizo con El caso Moro, sobre el secuestro y asesinato en 1978 del líder de la Democracia Cristiana, Aldo Moro, a manos de la organización subversiva Brigadas Rojas.
El cineasta aseguró haber sorteado grandes problemas para financiar su última película, que mezcla corrupción, política y poderes ocultos. Tenía el proyecto ya en 1986, pero no lograba fondos porque los bancos me cerraban las puertas y los grandes productores cinematográficos no mostraban interés, dijo.
El productor de la película, Enzo Gallo, expresó que fue difícil trabajar en este proyecto porque el caso Calvi es un tabú, con demasiados misterios no resueltos y demasiados nombres de personas importantes involucradas.
El retrato de Calvi trazado por Ferrara tras una exhaustiva investigación muestra a un hombre contradictorio y de gran astucia financiera, que manejaba dinero sucio, trataba con la mafia y con los servicios secretos y tenía el anticomunismo entre sus móviles.
El cineasta sostuvo que Calvi, considerado uno de los más grandes banqueros privados de Europa, se sentía protegido por sus relaciones personales y financieras con el cardenal que tenía entonces las finanzas del Vaticano, Paul Marcinkus, representado en la película por el actor holandés Rutger Hauer.
El banquero del Papa, como Marcinkus era llamado, era presidente del organismo financiero vaticano Instituto para las Obras Religiosas. Al explotar el escándalo por la muerte de Calvi, fue rápidamente trasladado a Estados Unidos.
En el filme no se ve el rostro del papa Juan Pablo II, en señal de respeto, dijo Ferrara, pero está muy presente.
Calvi, encarnado en la película por el actor Omero Antonutti, huyó de Italia cuando el Banco Ambrosiano, cuya casa matriz está en Milán, la capital industrial del país, fue declarado en bancarrota fraudulenta.
Ferrara descarta que Calvi se haya suicidado y formula la tesis del asesinato: según el filme, un grupo de hombres con marcado acento siciliano lo secuestraron en el modesto hotel en Londres donde estaba y lo condujeron hasta el puente de los Frailes Muertos, del que lo colgaron con dos ladrillos en sus bolsillos.
La película sugiere que entre los ejecutores y autores intelectuales del supuesto crimen figuraban la mafia, el sector financiero, e inclusive la banca vaticana, y un sector de la masonería. Calvi integraba la logia ilegal Propaganda 2 (P-2).
La tesis del asesinato es muy verosímil, dijo el hijo del banquero, Carlo Calvi. El nombre del puente y los ladrillos, que representan a la masonería, constituyen mensajes en un escenario llena de elementos simbólicos, agregó.
También aparece en la película el banquero siciliano Michele Sindona, vinculado con la Mafia y con el Vaticano, asesinado en una cárcel italiana en 1986, envenenado con cianuro en su café. El actor que lo representa es Franco Olivero.
Antes de ser asesinado, Calvi pensaba contar a los jueces la verdad sobre sus relaciones financieras y sobre el dinero que daba a algunos de los partidos políticos, dijo Carlo Calvi.
Por su parte, Ferrara afirmó que Calvi le escribió una carta al papa Juan Pablo II para pedirle protección y ayuda, recordándole que le había donado un millón de dólares al sindicato polaco Solidaridad.
Italia es un país sin memoria. Por eso creo que hacer esta película es un acto de justicia. Para mí, el cine es una misión. Me dedico a personajes que de alguna manera han escrito la historia, como ha sido el caso también de Aldo Moro, afirmó Ferrara.
Otra figura pública que ha sido implicada en la muerte de Calvi, el empresario Flavio Carboni, contrató un equipo de abogados para evitar la exhibición del filme. Ofende mi reputación y mi honor, sostuvo.
Ferrara replicó que la película es la reconstrucción documentada de una crónica, enteramente basada en documentos oficiales: no difama a nadie.
No quisiera que detrás de esta maniobra para impedir la exhibición del filme estuviera algún poder oculto, afirmó el cineasta.
De todos modos, la película ya se estrenó y se presenta en 130 salas cinematográficas de Italia. (FIN/IPS/jp/dm-mj/cr ip/02