El alza generalizada del dólar, el incremento del contrabando en los países vecinos a Argentina y la incertidumbre sobre la inversión y las privatizaciones son las primeras consecuencias en América Latina del plan de emergencia económica del gobierno de Eduardo Duhalde.
No obstante estos impactos, la opinión mayoritaria entre los expertos es que no habrá un «contagio» fuerte a mediano y largo plazo en la región de la crisis argentina, como ocurrió hace ocho años con la devaluación de México y a finales de la década pasada con las turbulencias financieras del sudeste asiático, Rusia y Brasil.
Las miradas más optimistas quieren ver en la depreciación de las monedas latinoamericanas un fortalecimiento del dólar que favorecerá la recuperación de las exportaciones regionales y contribuirá a aliviar los efectos negativos en este ámbito de la devaluación del peso argentino.
Tanto la óptica positiva como la catastrofista están cruzadas por dudas que provienen del escenario argentino y de las inquietudes sobre el entorno internacional, luego de que la Organización de Naciones Unidas proyectara este jueves un crecimiento de la economía mundial para este año de sólo 1,5 por ciento.
Lo cierto es que por ahora casi nadie escapa a las ondas expansivas de la explosión económica, social e institucional de Argentina, que el presidente Duhalde intenta aplacar con un programa de emergencia altamente resistido por la población e incluso por facciones de su propio Partido Justicialista.
La incertidumbre se instaló incluso en el fútbol, la mayor pasión de multitudes en la región, al poner en tela de juicio la viabilidad económica de la Copa Libertadores de América, el torneo que anualmente protagonizan los tres mejores equipos de los campeonatos sudamericanos y de México.
La empresa brasileño-argentina T y T pidió descuentos de 30 por ciento de los derechos a pagar a los clubes por las transmisiones televisivas, lo cual motivó una urgente convocatoria de los dirigentes de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) para el jueves de la semana entrante en Asunción.
Si bien predomina la sensación de que la Conmebol aceptará el menor pago, hay quienes plantearon la posibilidad de postergar la Libertadores hasta después de la celebración en junio de la Copa Mundial Corea-Japón, a la espera de que mejoren las condiciones económicas generales en la región.
Las economías del Mercado Común del Sur, que además de Argentina incluye a Brasil, Paraguay y Uruguay, así como las de los vecinos del bloque -Bolivia, Chile y Perú- son las receptoras de los primeros impactos comerciales y cambiarios de la devaluación del peso argentino y de la suspensión de pagos a los acreedores externos.
Los números de los últimos días muestran el sistemático retroceso de los índices bursátiles de esos países (excepto de la propia Argentina) y el incremento del dólar, un cuadro que también se presenta en México, un país relativamente alejado, al menos geográficamente, de la zona de influencia de la crisis argentina.
La divisa estadounidense aumentó casi uno por ciento su cotización en México entre el miércoles y el jueves, el sol peruano se ha devaluado también en torno a uno por ciento durante este mes, mientras que en Chile, el dólar cerró este viernes en torno a los 680 pesos, con un aumento de casi 40 pesos en una semana.
El Banco Central de Chile resistió las presiones de agricultores y exportadores para dar mayor estímulo al alza del tipo de cambio y dispuso este jueves una rebaja de la tasa referencial de interés de sólo medio punto, de 6,5 a seis por ciento, desechando las demandas de una disminución de uno por ciento.
Es que tanto en Chile como en los demás países latinoamericanos, las autoridades monetarias mantienen bajo vigilancia la presión sobre los precios internos. El desborde de los tipos de cambio podría impulsar la inflación y conllevar también desajustes en las cuentas fiscales.
El economista chileno José de Gregorio, consejero del Banco Central y ex ministro de Economía, dijo este viernes que la rebaja de los intereses actuará como instrumento reactivador sin amplificar los efectos de la crisis argentina, ya «internalizados» por la economía chilena, según insistió.
Brasil y Chile, las dos economías mayores del Cono Sur junto a la de Argentina, tienen como una de sus salvaguardias niveles relativamente altos de reservas internacionales, originados en cuentas positivas de sus balanzas comerciales durante los años 2000 y 2001.
Brasil ha tenido que soportar igualmente una depreciación de su moneda, de 2,32 a 2,42 reales por dólar entre lunes y jueves, en tanto Uruguay, que registra también el impacto del fin de la convertibilidad argentina, optó por una política cambiaria más flexible, ampliando la banda de flotación del dólar.
El diario El País de Montevideo destacó este viernes que el aumento del ritmo devaluatorio en Uruguay contrarresta el efecto argentino y, a la vez, permite recuperar la capacidad competitiva ante Brasil, deteriorada por la devaluación del real desde enero de 1999.
Los cuatro países del Mercosur tienen por delante el desafío de superar la crisis de Argentina y recuperar su comercio mutuo, que en 2001 cayó 9,4 por ciento, según cifras preliminares de la Asociación Latinoamericana de Integración, luego de crecer de 10.350 millones de dólares en 1991 a 25.300 millones en 2000.
Bolivia y Paraguay, las dos economías estructuralmente más débiles del Cono Sur latinoamericano, observan un aumento del contrabando en sus fronteras con Argentina como consecuencia de la devaluación del peso dispuesta por el gobierno provisional de Duhalde, que abarató los precios en dólares de los productos argentinos.
Gustavo Ortiz, del diario Ultima Hora, de Asunción, señaló este viernes que el contrabando no alcanzará niveles incontrolables, porque durante 2001 la moneda paraguaya, el guaraní, se devaluó 33 por ciento, y porque también crecerán los precios internos en Argentina.
El turismo, en cambio, está siendo afectado en Paraguay. La localidad fronteriza de Encarnación es una de las más golpeadas, ya que tenía tradicionalmente un promedio diario de visitas de 5.000 turistas argentinos, que en la actualidad son menos de 1.000, aún en los días de mayor tránsito entre los dos países.
El contrabando desde Argentina, en cambio, parece incontrolable en sus flujos hacia Bolivia, al punto de que los dirigentes de la empresarial Cámara Agropecuaria de Oriente, con sede en Santa Cruz de la Sierra, pidieron el jueves al gobierno que militarice la frontera con el territorio argentino.
Juan Armando Antelo, presidente de la cámara, demando también al presidente Jorge Quiroga medidas de salvaguarda arancelaria para productos locales altamente vulnerables ante las importaciones argentinas, como el aceite, arroz, azúcar, harina, leche y carne de bovinos y aves.
En Asunción, en tanto, el ministro de Hacienda, Francisco Oviedo, manifestó sus temores de que los hechos en Argentina desalienten a los inversionistas internacionales para colocar capitales en América Latina, afectando procesos de licitación de empresas públicas, que en el caso paraguayo incluyen a Antelco, del área de telecomunicaciones.
Los temores de Oviedo son coincidentes con las declaraciones formuladas el jueves por Mauro Leos, vicepresidente para la región de la clasificadora de riesgos Moody's, quien advirtió que al menos a comienzos de este año habrá «una cautela extrema» en el financiamiento externo proveniente del sector bancario. (FIN/IPS/ggr/ff/if/02