El Congreso de Colombia postergó para la próxima legislatura el debate de un proyecto de derechos homosexuales, que habilita la conformación legal de parejas del mismo sexo y compartir patrimonio y seguridad social, entre otros puntos.
La norma, en caso de sortear varias instancias parlamentarias aún pendientes, beneficiará a unas dos millones de personas exclusiva o preferencialmente homosexuales, la mitad de las cuales viven en pareja, según cálculos del investigador José Fernando Serrano.
El proyecto, que también contempla derechos de herencia en parejas de homosexuales y visitas a cárceles en casos de reclusión de uno de sus miembros, fue aprobado por la Comisión Primera del Senado y será abordada por la sesión plenaria del Congreso en el nuevo periodo legislativo, que se inicia en marzo.
El texto aprobado por la comisión parlamentaria sólo recoge 20 por ciento de los puntos planteados en el proyecto original, presentado por la senadora Piedad Córdoba, del opositor Partido Liberal.
«A pesar de los recortes practicados por la Comisión, la ley quedó buena. Hay que empezar por poquito e ir abriendo espacios», dijo a IPS Manuel José Bermúdez, integrante de la comunidad homosexual y candidato al Senado por la izquierda en las elecciones que se realizarán a mediados de 2002.
Bermúdez explicó que la ley da vía libre al registro legal de las uniones de parejas del mismo sexo, con efectos sobre derechos patrimoniales de las partes, a la seguridad social y a alimentos.
Córdoba, también activista de los derechos humanos, comentó que su iniciativa responde al hecho de que en este país de 40 millones de habitantes, prácticamente «en todas las casas hay un homosexual, ya sea un hijo, tío o vecino».
Sin embargo, el proyecto enfrenta enconados opositores, que, por ejemplo, llaman a las parejas homosexuales de «pseudofamilias».
El ministro de justicia, Rómulo González Trujillo, discrepó del proyecto de derechos homosexuales, por entender que viola el artículo 42 de la Constitución, que consagra la familia como una institución heterosexual.
Este mismo argumento fue utilizado por la Corte Constitucional en el rechazo a peticiones de homosexuales para adoptar hijos o inscribir a su pareja como beneficiarios del sistema de salud.
La Corte no reconoció esos derechos porque las parejas homosexuales, en tanto «no son familia», no pueden reclamar lo concedido a éstas», detalla el dictamen.
En cambio, el defensor del Pueblo, Eduardo Cifuentes, interpreta la Constitución de manera distinta.
La propia ley fundamental le da al legislador competencia para proteger el libre ejercicio de los derechos sexuales de las minorías, explicó.
Por su parte, Germán Rincón, abogado especializado en derechos de homosexuales, apuntó que, «al no reconocer que también nosotros conformamos parejas estables, la justicia asume que vivimos en permanente promiscuidad y no podemos mantener relaciones sólidas».
En l970 se constituyó el primer movimiento a favor de la liberación homosexual en Colombia, y sólo 10 años después se eliminó la ley que castigaba penalmente a las parejas que realizaran actos homosexuales. Ese castigo sigue en vigor en 70 naciones.
Las primeras inscripciones legales en notarías de parejas homosexuales ocurrieron en 1999, acto que se convirtió en la actualidad en cosa cotidiana.
El conflicto armado interno que desangra a Colombia tampoco es ajeno a la polémica sobre los derechos de homosexuales. Los paramilitares de derecha y las guerrillas izquierdistas los han obligado a salir de las zonas bajo su control, por considerarlos enemigos de su prédica política.
Un juzgado de Pereira, capital del occidental departamento de Risaralda, negó a mediados de 2001 un recurso interpuesto por una lesbiana en prisión que pedía visita conyugal para su pareja.
Muchos se preguntan por qué en un país, cuyas leyes reconocen la diversidad, la igualdad y los derechos fundamentales, se presenta esta discriminación sexual. «En Colombia se puede ser homosexual, pero calladito», dijo Bermúdez, en relación a esta doble moral.
Para Bermúdez, es difícil la aprobación en el Congreso de la ley que permite la unión de parejas del mismo sexo, pues el debate comenzó a transitar el plano moral y la oposición de la Iglesia Católica puede empantanar el tratamiento legislativo.
«Es un debate legal, no moral, por eso hay que sacar la discusión de la cama, de las sábanas, y colocarla en el plano de los derechos civiles», puntualizó categóricamente Bermúdez.
No obstante, sostuvo que la presentación del proyecto fue oportuna, por el momento en que se hizo y el debate que provocó. Resaltó como «muy positivo» que el senador indígena Jesús Piñacue se convirtiera en su mayor defensor.
Piñacue «es un hermano marginal y es bonita la posición que asumió, pues para los indígenas es también una reivindicación de grupo», observó Bermúdez, para quien su presencia en el Senado, en caso de ganar los comicios, va a servir para que se abandone el «amarillismo» (sensacionalismo) en asuntos de homosexualidad.
Bermúdez, que se postula en las listas del candidato a la presidencia Luis Eduardo Garzón, centra su campaña en tres ejes: salida negociada a la guerra civil, la búsqueda de una tercera vía económica que compagine globalización con mercado interno y una reforma política que elimine los vicios del sistema institucional.
«El país verá a un homosexual trabajando en asuntos serios, lo cual será un gran aporte al cambio de imagen que tenemos. Después de trabajar por mejorar al país entraremos de lleno en las cuestiones propias de la colectividad homosexual», detalló.
Garzón también asumió en su campaña a la presidencia la causa de los derechos de homosexuales, por entender que las sociedades que niegan esa realidad pueden considerarse discriminatorias.
«Colombia no puede seguirle apostando a generar fobias a la diferencia, ya que eso nos ha costado centenares de muertos», declaró Garzón. (FIN/IPS/yf/dm/hd pr/02
