/Boletín especial/ AMBIENTE-AMERICA LATINA: Cuentas pendientes

Los países de América Latina caminan hacia la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible de 2002 cargados de buenas intenciones, pero sin estrategia clara para concretarlas, y un deterioro ambiental mayor que hace 10 años.

La reunión, que se celebrará del 26 agosto al 4 de septiembre en Johannesburgo, Sudáfrica, evaluará los avances de la llamada Cumbre de la Tierra, realizada en 1992 en Río de Janeiro, y establecerá estrategias para lograr un desarrollo sustentable.

La situación ambiental en América Latina sólo no mejoró en los 10 años transcurridos desde la cita de Río de Janeiro sino que, por el contrario, se agravó en varios aspectos, como el avance de la desertización, la destrucción de los bosques y el aumento de la contaminación del aire y del agua, según distintos estudios.

Además, datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) indican que la región destina hoy menos de 0,1 por ciento de su producto interno bruto para inversiones en materias de protección del ambiente.

Gobiernos y grupos no gubernamentales de la región se reunieron en 2001 en varias ocasiones y emitieron múltiples declaraciones a propósito de la próxima cumbre, donde palabras como «instar», «reafirmar», «exhortar» y «comprometer» poblaron decenas de documentos.

«Está definida una plataforma de América Latina previa a la cumbre, el problema es que no aterriza, no dice los cómo, no dice dónde hay que ir, cómo hay que lograrlo. Hay ausencia de los caminos concretos a seguir», dijo a IPS Jan Jilles Van der Houeven, funcionario del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Van der Houeven, quien coordina en América Latina «Capacidad 21», un proyecto del PNUD que promueve el cumplimiento de las metas de la Cumbre de la Tierra, sostuvo que las «buenas intenciones de la región en asuntos de ambiente están definidas, pero falta trabajar en su implementación».

Antes de acudir a la conferencia de Sudáfrica, también llamada Río + 10, los gobiernos de la región tendrán a lo largo de 2002 tres reuniones preparatorias, en las que podrían definirse los caminos para concretar sus intenciones y afinar lo que será su desempeño en la cita mundial.

Sin embargo, aunque hagan su mejor trabajo, los países latinoamericanos volverán a estar en la próxima cumbre, igual que sucedió en Río, en desventaja frente a la fuerza y preparación de las delegaciones de las naciones industrializadas, opinó Van der Houeven.

«Si lo pusiéramos en términos futbolísticos, los estadounidenses, japoneses y europeos llegarán a la cumbre de Sudáfrica con tres goles de ventaja», señaló.

No se trata de que los delgados de los países ricos sean más inteligentes sino que tienen más gente en cada asunto, trabajan durante más tiempo, se especializan y llevan propuestas claras, explicó.

Por ejemplo, Holanda cuenta con un equipo base de 20 personas para preparar la posición de su país en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible, mientras que en Nicaragua sólo trabajan cuatro personas y que además se encargan de otras cuestiones ajenas a la reunión global.

Para caminar con firmeza hacia un nuevo estadio en América Latina, el PNUD recomienda a los gobiernos sumar a sus proyectos los conceptos del desarrollo sustentable, alentar la participación ciudadana y compartir sus experiencias, entre otras.

Los compromisos asumidos por América Latina en la cumbre de Río de Janeiro «contaron siempre con más voluntad que recursos, pero fueron sustentados en la esperanza de que esa instancia abriría una nueva época de cooperación internacional», apunta el estudio Caminos hacia la Sostenibilidad, publicado por el PNUD.

Debe reconocerse que el desarrollo sustentable no ha captado la atención de la agenda económica internacional, apuntó Alicia Bárcena, de Cepal.

Los países industrializados se comprometieron a asignar 0,7 por ciento de su producto interno bruto a favor del ambiente, pero nunca lo cumplieron.

Funcionarios de gobiernos latinoamericanos declararon en las citas previas a la cumbre de Sudáfrica que la región espera que el Norte cumpla sus promesas de financiamiento y que acuerde con los países en desarrollo mecanismos para convertir la deuda externa en recursos para proyectos ambientales.

Por su parte, las organizaciones no gubernamentales de América Latina esperan cambios profundos en la economía mundial. La globalización y el modelo neoliberal no garantizan el desarrollo sustentable, aseguraron en el último foro del sector, realizado en octubre en Brasil.

La región tiene que trabajar mucho aún para integrar la visión del desarrollo sustentable en sus estructuras políticas y administrativas, pero también requiere que se definan reglas internacionales más justas y equitativas, señalaron los grupos no gubernamentales.

Esas organizaciones de la sociedad civil y los gobiernos aseguran que América Latina avanzó mucho en materias de desarrollo institucional y político desde la Cumbre de la Tierra de 1992, pero reconocen que los problemas económicos y la pobreza continúan afectándolos.

Los ministros de ambiente y los delegados de los grupos no gubernamentales, mientras trabajan y abogan por cambiar su entorno, seguirán reuniéndose hasta mediados de 2002 para afinar la estrategia a llevar a la cumbre de Sudáfrica y así conseguir, remontando sus debilidades, los mejores resultados posibles. (FIN/IPS/dc/dm/en/01

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