El proyecto de presupuesto de México para el año próximo lleva el sello de la austeridad y los recortes, pero hay excepciones, como por ejemplo, el aumento de salario para el presidente y sus colaboradores.
El plan de gastos e ingresos, que se discute desde inicios de esta semana en el Congreso legislativo, es de alrededor de 140.000 millones de dólares, apenas 0,3 por ciento más que el del año en curso.
Descontando la inflación, prevista en alrededor de seis por ciento al cabo del año, los gastos del área social se recortarán 7.000 millones de dólares. No obstante, ese rubro sigue representando más de 70 por ciento del total de los egresos.
En contraste, el presidente Vicente Fox aspira a elevar su salario 7,5 por ciento, de 16.000 a 17.200 dólares mensuales, mientras que sus colaborares y ministros recibirían un incremento de cuatro por ciento promedio.
«No tiene ninguna justificación el aumento de salario del presidente, sobre todo en estos momentos de recesión económica», dijo Miroslava García, diputada del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Para Victoria de la Rosa, quien trabaja cuidando niños en la capital, es un «insulto que Fox quiera subirse el salario, cuando hay tanta pobreza, pero sobre todo cuando prometió que como presidente todo cambiaría en México».
Los diputados deben aprobar el presupuesto antes de fin de año, y muchos prometen reformar el proyecto, al que califican de injusto. Pero los observadores advierten que los márgenes para hacerle cambios son limitados.
La discusión será difícil. Hay muchas y justificadas demandas, pero poco dinero y un ambiente económico recesivo, dijo a IPS el investigador de la Universidad Obrera, Eduardo Madrigal.
El proyecto prevé para 2002 un crecimiento económico de 1,7 por ciento, mejor que el cero por ciento calculado para este año pero mucho menor al 6,9 por ciento de 2000.
Es un presupuesto austero que considera los problemas económicos que existen en el mundo, pero no renuncia al crecimiento, declaró el presidente Fox, quien como candidato prometió un incremento anual promedio del producto interno bruto de siete por ciento.
El mandatario explicó que el salario de sus ministros aumentará cuatro por ciento, equivalente a la inflación prevista para 2002, y prometió que luego tanto el suyo como el de sus colaboradores serán congelados en forma definitiva.
«El presupuesto (de 2002) refleja las prioridades expresadas por los mexicanos cuando optaron por el cambio» al elegirlo presidente en 2000, aseguró Fox.
Fox llegó al gobierno en diciembre con la promesa de desterrar la corrupción y los privilegios que marcaron la gestión del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que estuvo 71 años ininterrumpidos en el poder.
A punto de cumplir un año en funciones, el primer mandatario surgido de la oposición al PRI perdió parte considerable del respaldo que tenía, según coinciden en indicar diversas encuestas.
El gobierno señaló que si el parlamento hubiese aprobado la reforma fiscal que le propuso a mediados de año, el país tendría recursos adicionales por 8.300 millones de dólares para incluirlos en el presupuesto.
Con más dinero se podrían atender las necesidades del país, indicaron funcionarios del gobierno.
Pero el proyecto de reforma fiscal, presentado al Congreso legislativo sin negociación previa, fue rechazado por la mayoría de los diputados, para quienes era absurdo que para obtener más recursos el gobierno propusiera impuestos a los alimentos y medicinas.
El PRD y el PRI exigieron al gobierno un nuevo proyecto de reforma fiscal que apunte a acabar con la evasión de impuestos. El partido de Fox, Acción Nacional, carece de mayoría en el Congreso.
México recauda por impuestos el equivalente a 11,5 por ciento de su producto interno bruto al año, el nivel más bajo entre los 29 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en los que esa proporción es de alrededor de 37 por ciento.
No obstante la baja recaudación, 70 por ciento del presupuesto mexicano para el año próximo se financiará por vía tributaria, según la propuesta del gobierno.
México integra la OCDE, organización a la que pertenecen todos los países industrializados. (FIN/IPS/dc/mj/if/01