METEOROLOGIA-CARIBE: Cuba aguarda fuerte actividad ciclónica

El incremento en los últimos años de la actividad ciclónica en el Atlántico ecuatorial aumenta el peligro de huracanes de gran intensidad, confirmó José Rubiera, director del Centro Nacional de Pronósticos del Instituto de Meteorología de Cuba.

El área del golfo de México y del Caribe podría ser afectada este año por unos 11 ciclones tropicales, tres de los cuales serían intensos, según creen los meteorólogos cubanos.

Rubiera señaló a IPS que el quinquenio 1995-2000 fue el más activo del siglo XX en materia de huracanes, un fenómeno asociado a ciclos de unos 25 años alternados de actividad e inactividad.

Dos huracanes dejaron en 1998 una estela de destrucción en el Caribe. En septiembre de aquel año, el Georges asoló varias islas y un mes después, el Mitch devastó a Honduras y Nicaragua, causando más de 9.000 muertos y pérdidas superiores a los 6.000 millones de dólares.

El especialista expuso, a modo de ejemplo, que la actividad ciclónica fue muy intensa en los años 30, 40 y 50 del siglo XX, para decrecer en los 60, hasta principios de los 90. Pero en 1995 comenzó a aumentar nuevamente.

"Esto está asociado con la circulación y la temperatura de las aguas del Atlántico y las etapas de sequía y lluvias en el Sahel africano, que se alternan cada 20 o 25 años, lo que influye en la cantidad de ciclones tropicales", indicó Rubiera.

El Sahel es la región de Africa tropical que se extiende sobre el límite sur del Sahara, desde el océano Atlántico al mar Rojo, y abarca zonas de Mauritania, Malí, Níger, Chad, Sudán y Etiopía.

La peor catástrofe que se recuerda en Cuba ocurrió en 1934, cuando un huracán de categoría cinco llegó acompañado de una "marea de tormenta" de seis metros de altura que sepultó bajo las aguas a Santa Cruz del Sur.

El desastre costó la vida a 3.500 residentes de esa localidad costero de la provincia de Camaguey, distante 558 kilómetros de La Habana, que se habrían salvado si hubieran sido trasladadas a tiempo a lugares seguros, comentó el experto.

Rubiera concede especial relevancia a la preparación y medidas preventivas en cualquier temporada ciclónica. "Lo importante es salvar vidas humanas y para eso trabajamos", afirmó.

A su juicio, Cuba dispone en la actualidad de un buen Servicio de Pronósticos, una eficaz Defensa Civil, los medios de difusión necesarios y "sobre todo el apoyo del gobierno" para enfrentar toda amenaza ciclónica.

"Cuando venga un huracán intenso, cuya probabilidad lógicamente aumenta con el paso del tiempo, estaremos preparados para que los daños sean los mínimos posibles y tratar de que ningún cubano resulte muerto", dijo.

En una temporada muy activa, "como la de 1995, en que hubo 19 ciclones tropicales con categoría de tormenta tropical o huracán, ninguno pasó por Cuba", observó.

El caso contrario fue la temporada ciclónica de 1992, que fue poco activa, aunque trajo el huracán Andrews, que cruzó por el sur de Florida, en Estados Unidos, causando más de 40 muertos y millonarias pérdidas materiales. El Andrews "resultó el más costoso de la historia de Estados Unidos", señaló Rubiera.

Cercanos en geografía, aunque muy lejanos en términos ideológicos, Cuba y Estados Unidos están obligados a compartir información meteorológica.

"La atmósfera no reconoce fronteras, que son hechas por los hombres. Un huracán que hoy amenaza o azota a Cuba, mañana lo hace con la Florida. A su vez, una tormenta en Estados Unidos, puede afectar luego a nuestra isla", dijo.

El especialista puntualizó que hay un "libre intercambio de datos e información" entre los servicios meteorológicos de toda el área, que incluye además a Canadá, a países centroamericanos y caribeños y a México, Venezuela y Colombia.

Todos esos países integran el Comité de huracanes de la región cuarta de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) del sistema de Naciones Unidas, presidido por Max Mayfield, director del Centro de Huracanes de Estados Unidos.

"Los meteorólogos en cualquier lugar que estemos nos llevamos muy bien, las relaciones personales son buenas y siempre prevalece el espíritu de colaboración para salvar vidas en estos casos tan peligrosos", concluyó Rubiera, vicepresidente de ese comité.

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