DERECHOS HUMANOS: Prórroga para salvar conferencia sobre racismo

Las divergencias profundas que traban la preparación de la conferencia mundial contra el racismo, prevista para el 31 de este mes en Sudáfrica, obligan a prolongar la negociación de los proyectos de resoluciones.

Mary Robinson, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, admitió el atraso en la redacción de los borradores de los documentos finales, al aceptar la idea de continuar los debates durante las tres semanas que restan para que comience la reunión en la ciudad sudafricana de Durban.

Los trabajos están demorados principalmente por las divergencias que subsisten en torno a la situación en Medio Oriente y a los asuntos de la esclavitud, el colonialismo y las compensaciones a sus víctimas.

Sobre la conferencia también pende, en estrecha relación con esas discrepancias, la amenaza de boicot de Estados Unidos, que rechaza un texto que condene a Israel por la situación en Palestina, como proponen los países árabes.

Desde que las negociaciones ingresaron en mayo a un marco interregional, los más de 130 países que intervienen sólo se han puesto de acuerdo de manera unánime en apenas una cuarta parte del proyecto de declaración y un porcentaje aún menor del programa de acción,

El proceso preparatorio, que se había iniciado en 2000 con las conferencias regionales, viene resultando mucho más arduo que en las anteriores dos conferencias contra el racismo, realizadas en en 1978 y 1983 ambas en Ginebra.

En esa época resultaba más fácil porque el asunto dominante era la condena al régimen segregacionista («apartheid») que se perpetuaba en Sudáfrica. Todos los delegados alzaban la mano en aprobación y la conferencia concluía en armonía, recordó un veterano diplomático.

Pero con el derrumbe del apartheid y el ascenso político de la mayoría africana en ese país, la atención internacional giró hacia otras facetas del racismo y desnudó desencuentros en la sociedad, los cuales amenazan el éxito de la conferencia que sesionará en Durban hasta el 7 de septiembre.

Robinson reconoció ese peligro en un enérgico llamado dirigido a los gobiernos para que reconozcan que las desigualdades constituyen el desafío apremiante del presente y aseguren el éxito de la conferencia.

Pero la negociación entre los gobiernos avanza a un ritmo tan lento que llevaron a Robinson a descartar la fijación de plazos y a convocar a «los más altos niveles» para que participen en la búsqueda de soluciones.

Uno de los puntos más debatidos ha sido la identificación de las víctimas del racismo. Un acuerdo inicial ubicó entre los grupos vulnerables a los descendientes de africanos, los indígenas, los migrantes y los refugiados, comprendidos desplazados internos y solicitantes de asilo.

Fuera de esa descripción han quedado numerosos sectores, por cuya inclusión batallan algunos gobiernos. Por ejemplo, las condiciones de mujer o niño son consideradas agravantes del fenómeno del racismo, al igual que la pobreza.

Al elenco se suman otras minorías como los romaníes (gitanos), los descendientes de asiáticos y las víctimas del antisemitismo y de la islamofobia.

La delegación de Brasil propuso el reconocimiento de la discriminación motivada por la orientación sexual de las personas, para proteger a los homosexuales.

Los gobiernos de América Latina y de la Unión Europea (UE) aprobaron la discusión de ese asunto, pero algunos países islámicos lo rechazaron por «inmoral».

En las cuestiones de esclavitud y de colonialismo, Estados Unidos y la UE se oponen firmemente a presentar un pedido de perdón a las víctimas.

En las discusiones, reconocen el carácter perverso de la esclavitud, pero sostienen que no fue totalmente negativa. Respecto al colonialismo, estiman que sólo algunos aspectos son condenables.

Por otra parte, los estadounidenses observan que el pedido de perdón («apologize») tiene para el sistema jurídico de su país un sentido de reconocimiento de culpa que da lugar a una acción por resarcimiento.

Una declaración internacional vinculante que admitiera el pedido de perdón podría desencadenar una avalancha de demandas en tribunales de Estados Unidos por parte de víctimas del esclavismo.

El conflicto por los perjuicios causados por la esclavitud y el colonialismo, que enfrentaba principalmente a países africanos con Estados Unidos y Europa, comenzó a zanjarse después de un documento que hizo circular esta semana el grupo africano.

En esa propuesta, se llama la atención de los países occidentales sobre la Nueva Iniciativa Africana, un plan de desarrollo de la región lanzado hace un mes por los gobiernos del área.

Estados Unidos y la UE reaccionaron positivamente aunque sin asumir compromisos.

Fuentes diplomáticas dijeron que las compensaciones podrían canalizarse a través de reducciones de deuda y de facilidades para la obtención de créditos, sin que las naciones ricas tengan que efectuar desembolsos.

El asunto más conflictivo continúa siendo el de Medio Oriente, porque los países árabes reclaman que se mencione a Israel como protagonista de acciones de racismo contra los palestinos.

El estadounidense Tom Lantos, representante del Partido Demócrata por California, advirtió que, si los árabes mantienen esa demanda, recomendará al gobierno de su país que desista de participar de la conferencia de Durban.

Las sesiones del comité preparatorio de la conferencia concluyen este viernes, pero fuentes de la oficina de Robinson anticiparon que proseguirán en Ginebra hasta el comienzo de la reunión de Durban. (FIN/IPS/pc/dm/hd/01

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