Rómulo Gallegos, el principal escritor venezolano de la primera mitad del siglo XX, tuvo también una estrecha y prolífica relación con el cine, un aspecto prácticamente olvidado en su biografía.
Gallegos, autor de clásicos latinoamericanos como las novelas «Doña Bárbara» y «Canaima», adaptó sus propias obras al cine, dirigió un estudio cinematográfico y hasta produjo de manera artesanal películas en la Caracas de comienzos del siglo pasado.
El crítico Ricardo Tirado, al hacer un balance de la relación de Gallegos con el séptimo arte, recordó «su labor pionera como cineasta, en todo el sentido calificativo aplicable, su paso a las pantallas de sus novelas más célebres y algunos aportes escritos y concebidos especialmente para el cine».
El escritor, que nació en 1884 y murió en 1969, acompañó su dedicación a la creación literaria y el interés por el cine con una destacada participación en política, que incluso lo llevó a ocupar la presidencia de Venezuela por algunos meses en 1948, una gestión truncada por un golpe de Estado.
La actividad pionera de Gallegos en el cine se desarrolló entre 1919 y 1924, periodo en que adaptó un cuento para la pantalla y luego lo convirtió en una obra de más largo aliento, que dio a conocer en 1925 con el título de «La Trepadora».
La versión cinematográfica de «La Trepadora», realizada por Gallegos y un grupo de actores y realizadores aficionados, fue presentada en un teatro de Caracas como la «primera película venezolana de arte». Historiadores del cine le reconocen méritos a la cinta, que tuvo una accidentada producción.
El escritor estudió filosofía y matemáticas y dedicó muchos años a la docencia, área en que se le conoció como «el maestro Gallegos».
El reconocimiento literario le llegó de la mano de «Doña Bárbara» (1929), pero se abrió paso en la vida pública a partir de 1909 con artículos y ensayos que versaban sobre cuestiones educativas y políticas.
Su primer libro fue de cuentos y se llamó «Los Aventureros» (1913), mientras que su primera novela se tituló «El último Solar» (1920).
Pero «Doña Bárbara» le abrió las puertas del público iberoamericano, además de ser la obra suya llevada al cine que tuvo mayor resonancia, pero también, de manera indirecta, lo llevó al exilio.
Gracias a esta novela, ambientada en el duro mundo de los llanos venezolanos, el dictador Juan Vicente Gómez le ofreció el cargo de senador por el estado de Apure, donde está ambientada la obra. Gallegos declinó el ofrecimiento y salió del país para radicarse en Europa.
Tras ser derrocado en 1948, Gallegos marcha nuevamente a un largo exilio, esta vez en México.
La película «Doña Bárbara», realizada en 1943, fue la primera gran coproducción cinematográfica méxico-venezolana. El propio novelista fue el encargado de hacer la adaptación y los diálogos de la película, que ha sido escogida entre las mejores del cine mexicano.
El crítico Tirado precisó que, aunque no aparecen muchos actores venezolanos en rol protagónico, se filmó en este país sudamericano y Gallegos tuvo una activa participación, así como la empresa Estudios Avila, que había sido dirigida por el escritor.
Siempre se ha especulado que Gallegos exigió que la diva mexicana María Félix interpretase el papel de Doña Bárbara.
«María ha tomado de la Doña el gesto, el vestuario, el caballo y todo esto la ha dejado con la vileza del personaje», dijo el escritor en su momento, según recordó Tirado.
Unos 20 años después de su incursión en la versión cinematográfica artesanal de «La Trepadora», Gallegos hace una nueva adaptación de la novela para repetir en una coproducción entre México y Venezuela.
Las posteriores adaptaciones cinematográficas de las novelas de Gallegos ya no contaron con una participación activa del escritor. Entre otras, se cuentan «Canaima», «Cantaclaro» y «Sobre la misma tierra».
Sin embargo, Tirado precisó que la pasión de Gallegos por el cine tuvo su expresión plena con «Juan de la calle» (1940), la cual fue escrita, producida y hasta se asegura que codirigida «por el maestro Gallegos».
El público y la crítica aplaudieron la cinta en la que confluyen parte de las preocupaciones sociales de Gallegos en una película sobre el problema de los niños de la calle.
Pero, además, le significó ubicarse en el ambiente urbano y por tanto alejarse de lo rural, que estuvo muy presente en sus creaciones literarias. (FIN/IPS/ac/dm/cr/01