/Integración y Desarrollo/ ECONOMIA-ARGENTINA: El creador de un tabú revisa su obra

La propuesta del ministro de Economía de Argentina, Domingo Cavallo, de flexibilizar el régimen que mantiene atado el peso al dólar en la paridad uno a uno permite debatir la sobrevaluación del peso, un punto sensible y tabú en un país con pasado hiperinflacionario.

El proyecto confirmó la hipótesis de economistas y políticos críticos de la llamada ley de convertibilidad de que el único capaz de introducirle cambios sin causar impacto en la economía era el propio Cavallo, creador del sistema en 1991 durante su gestión como ministro del gobierno de Carlos Menem (1989-1999).

La apuesta de Cavallo ahora es recuperar la competitividad de la producción argentina sin apelar a la devaluación de la moneda y sin conformarse con ajustar el gasto público. Sin embargo, muchos no comprenden aún de qué manera esa propuesta contribuirá a neutralizar el retraso cambiario (sobrevaluación del peso).

Hasta el momento, ningún candidato a cargos electivos que pretendiera competir con posibilidades se atrevía a cuestionar el régimen cambiario imperante desde 1991, que había ganado la confianza de los argentinos pese a que muchos políticos lo consideran ya un «salvavidas de plomo».

Tras 10 años de vida del plan que frenó la hiperinflación, Cavallo presentó esta semana al Congreso un proyecto que profundiza el uso de la misma herramienta.

La reforma incorpora el euro como moneda de respaldo del peso, en igual proporción que el dólar. El euro será a partir de enero de 2002 moneda de circulación única en 12 países de la Unión Europea (UE).

La ley, en caso de aprobarse tal como llegó al Congreso, entrará en vigor sólo cuando el euro alcance el valor del dólar, a partir de lo cual la cotización del peso estará sujeta a esas dos monedas como garantía de los pesos en circulación.

El euro ha perdido valor frente al dólar en los últimos dos años, lo cual ha hecho que el peso se sobrevalúe respecto de la moneda de la UE.

La moneda argentina también ha quedado por encima del real de Brasil, que se ha depreciado en forma constante desde la devaluación dispuesta en enero de 1999.

Brasil es el principal socio comercial de Argentina en el Mercado común del Sur (Mercosur), que también conforman Paraguay y Uruguay.

Los expertos consideran llamativo que la modificación entre en vigor sólo cuando el euro se cotice al mismo valor del dólar, un hecho que depende de muchas variables de la economía mundial.

De esta manera, Cavallo procuró despejar los temores de una eventual devaluación de la moneda, exacerbados desde que él comenzó a admitir públicamente que el peso está sobrevaluado en 20 por ciento.

Cavallo había reconocido ese retraso al asumir el cargo en marzo, como forma de justificar el lanzamiento de una serie de medidas de estímulo a la producción por sectores, en busca de neutralizar los efectos adversos de ese retraso cambiario, sobre todo frente a Brasil.

Al mismo tiempo, el anuncio desecha devaluar el peso o dolarizar la economía, como proponen distintos sectores.

Además, pone de manifiesto que el sistema de convertibilidad del peso puede ser flexible, permitiendo la introducción de una nueva moneda de respaldo, según lo explicó Cavallo.

Sin embargo, expertos y empresarios reaccionaron con desconcierto y los calificativos fueron de iniciativa irreal, inoportuna, inútil, transitoria o hasta contraproducente, según los distintos sectores de intereses.

El secretario de Política Económica, Adolfo Sturtzenegger, explicó que «la idea es simplemente dotar a la economía argentina de un tipo de cambio un poco más estable respecto de todas las monedas importantes.

Sturtzenegger añadió que la propuesta es adoptar «un sistema que, manteniendo los principios básicos de la convertibilidad, resulte más estable».

El secretario de la Unión Industrial Argentina, Ignacio de Mendiguren, apoyó la iniciativa al considerar que podría contribuir a mejorar la competitividad de productos que se exportan a la UE, en mayor medida que a Estados Unidos.

Pero los economistas en general se preguntaron cuál sería el efecto concreto de incorporar el euro como moneda de respaldo dependiendo de una variable exógena es decir, cuando su valor sea el mismo que el dólar.

Si el euro se recuperara hoy hasta valer lo mismo que el dólar — muy probablemente siga en ese ciclo y por un tiempo cotice mejor que la moneda estadounidense— se incrementaría la sobrevaluación del peso argentino, explicó el economista Roberto Alemann.

Los expertos coinciden en que el régimen de convertibilidad es compatible con una severa disciplina fiscal, a fin de evitar aumentos de costos por mayores gastos del Estado y mayor presión tributaria, y de ninguna manera alientan un abandono de ese sistema, debido sobre todo a sus eventual efecto sobre las deudas.

Casi 70 por ciento de la deuda pública de Argentina, de alrededor de 140.000 millones de dólares, fue contraída en dólares, al igual que un porcentaje similar de los adeudos privados, un hecho que impide avanzar en una devaluación sin que ello provoque fuertes costos políticos y económico-financieros.

El economista Carlos Pérez, de la Fundación Capital, sostuvo que la propuesta de Cavallo es aceptable como transición a un sistema de libre flotación del tipo de cambio, como tienen Brasil, Chile o México, pero en cambio admitió tener dudas acerca de la instrumentación de la norma.

Pérez consideró extraño tener que esperar que el euro se equipare con el dólar, en lugar de plantear como meta un hecho de política interna, como podría ser el equilibrio de las cuentas públicas.

Por su parte, Roque Fernández, ministro de Economía en el último tramo del gobierno de Menem, rechazó de plano la propuesta porque no cambia «absolutamente nada». También Alemann manifestó que es «contraproducente», porque podría desatar una carrera de los argentinos a comprar dólares.

Esa «corrida» tendría un impacto alcista en las tasas de interés en pesos, en momentos en que los productores necesitan créditos baratos, advirtió Alemann.

Finalmente, Daniel Heymann, economista de la Comisión Económica para América latina y el Caribe, sostuvo que esta cesta de monedas de respaldo «no le sirve para nada a Cavallo, excepto para desacralizar la atadura del peso al dólar, frenar la dolarización y abrir un mercado financiero en otra moneda». (FIN/IPS/mv/dm/if/01

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