UNION EUROPEA: Enfermedades de ganado cuestionan política agrícola

La detección en Francia de dos casos de fiebre aftosa, que afecta al ganado, se sumó a la proliferación de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) o «mal de las vacas locas» para señalar perjuicios asociados con la industrialización agropecuaria en la Unión Europea (UE).

La UE mantiene desde hace 40 años una política agrícola común (PAC) proteccionista, cuyo principal objetivo es aumentar la productividad y que ha beneficiado sobre todo a Francia, que tiene la mayor producción agrícola del bloque.

Los productores agropecuarios del país reciben subsidios de unos 21 millones de dólares anuales, 24,5 por ciento del presupuesto de la UE para agricultura, y la producción del sector se ha duplicado desde los años 70.

Francia es el mayor productor de vino del mundo, uno de los mayores productores mundiales de cereales, con unas 37 millones de toneladas de trigo anuales, el mayor criador de vacas de la UE, con unos 21 millones de animales, y uno de los mayores criadores de cerdos y aves de corral del bloque europeo.

La mayor parte de los subsidios de la PAC destinados a Francia son recibidos por grandes productores de cereales o criadores de ganado.

El actual presidente derechista de Francia, Jacques Chirac, fue uno de los principales responsables de esa política europea de subsidios cuando era ministro de Agricultura a comienzos de los años 70, y es uno de sus más ardientes defensores.

Los productores agropecuarios son menos de tres por ciento de los habitantes del país y generan menos de siete por ciento del producto interno bruto, pero su influencia política es enorme, y la ejercen con frecuencia.

Así lo han hecho desde el comienzo de la crisis de la EEB en el verano (boreal) y en las últimas semanas, luego de que se detectaron dos casos de animales con fiebre aftosa.

La divulgación de más de 250 casos de vacas afectadas por EEB causó un colapso de la demanda de carne, y los productores del sector presionaron con éxito para que se les otorgara importante asistencia economica.

El gobierno encabezado por el primer ministro socialista Lionel Jospin se ha comprometido desde entonces a otorgar ayuda financiera extraordinaria por valor de unos 950 millones de dólares a esos productores.

El primero de los casos de aftosa fue detectado hace tres semanas en el departamento de Mayene, unos 250 kilómetros al oeste de París, y el segundo la semana pasada en el departamento de Sena y Marne, 50 kilómetros al este de la capital.

El gobierno ha ordenado desde febrero matar e incinerar a más de 50.000 ovejas y otros animales sospechosos de estar afectados por la fiebre aftosa, para evitar la propagación de ese mal, y otorgó este mes asistencia financiera de emergencia por valor de otros cinco millones de dólares a productores agropecuarios.

La fiebre aftosa, que se propaga con rapidez entre animales con pezuñas hendidas, no es un peligro importante para la salud humana, pero causa pérdida de peso en cerdos y ovejas, y disminución de la producción de leche en vacas.

Por otra parte, provoca llagas que son una puerta de entrada para otras infecciones.

Los fondos destinados a asistir a productores agropecuarios provienen del presupuesto nacional, porque la UE rechazó el pedido francés de recursos del bloque europeo.

El ministro de Agricultura, Jean Glavany, sugirió el martes la vacunación antiaftósica del ganado, que antes había rechazado con el argumento de que tendría costos excesivos.

Esa vacunación fue abandonada en los años 90 por la UE, por temor de que causara dudas sobre la calidad sanitaria de sus exportaciones de carne.

El cambio de posición de Glavany se produjo luego de que Londres solicitara autorización a la UE para realizar una campaña masiva de vacunación antiaftósica. Gobiernos regionales alemanes han solicitado autorización para campañas similares.

La crisis causada por la EEB y la fiebre aftosa ha determinado que la UE estudie la redistribución de los subsidios de la PAC para estimular la llamada agricultura orgánica, que no emplea pesticidas o fertilizantes químicos ni procedimientos de ingeniería genética.

Numerosos expertos, en especial de Alemania, sostienen que el énfasis de la PAC en el aumento de la productividad y la consecuente industrialización de la actividad agropecuaria han causado la proliferación de diversas enfermedades, y sobre todo la de la EEB.

Los críticos sostienen que los criadores de ganado franceses, estimulados por los subsidios de la UE, aplican métodos de producción intensiva perniciosos, al mantener a los animales dentro de establos y criaderos donde reciben alimentos inorgánicos, almacenados en forma indiscriminada.

También afirman que los criadores de aves reducen las horas de sueño de los animales mediante iluminación artificial de los criaderos, para que se alimenten en forma más frecuente, crezcan más rápido y aumenten su rendimiento.

Informes periodísticos revelaron el año pasado que muchos criadores de aves mezclaban las raciones con barro formado por aguas fecales, «para aumentar su valor nutritivo» según explicó uno de ellos.

La crisis de la EEB ha hecho que los llamados alimentos orgánicos se pongan de moda en Francia desde el verano (boreal), mientras la demanda de carne caía casi 40 por ciento.

La misma modificación de la demanda de alimentos se observa en otros países de la UE, y una cumbre del bloque realizada el fin de semana en Estocolmo decidió estudiar reformas de la PAC que introduzcan criterios de defensa del ambiente y de los consumidores en la concesión de subsidios.

«Francia debe modificar toda su actividad agropecuaria con el criterio empleado hace 30 años para transformar la producción de vino en la costa del Mediterráneo», afirmó Michel Gervais, inspector general del Ministerio de Agricultura.

Hasta los años 70, el vino de esa región era de escasa calidad, pero una profunda reforma de los procedimientos de cultivo y destilación aumentó mucho su calidad.

Sin embargo, París mantiene una posición oficial de bloqueo a cambios inmediatos de la PAC, y Chirac pidió en Estocolmo que «Europa muestre solidaridad con los campesinos, que no pueden sobrevivir a cambios radicales cada dos años».

Jospin expresó durante la cumbre su disposición a aceptar una «evaluación cualitativa» del actual modelo agrícola de la UE, para introducir criterios ambientalistas, pero agregó que esa revisión no debía afectar «el poder de la agricultura francesa».

Las posiciones públicas de Chirac y Jospin se relacionan con la proximidad de las elecciones francesas del año próximo, en las cuales es casi seguro que ambos sean candidatos a la presidencia.

El economista francés Denis Clerc, editor de la revista especializada Alternatives Economiques, definió a los grandes productores agropecuarios de su país como «extraños empresarios de una economía capitalista, que no podrían sobrevivir sin subveciones del Estado».

Para obtener esos subsidios, los grupos de presión del sector llegan al punto de intercambiar dinero del Estado por votos, afirmó.

En el capitalismo, «quienes pierden sus clientes sucumben a las fuerzas del mercado o modifican sus actividades», pero en este caso no ocurre ninguna de las dos cosas, «aunque el mercado esté a punto de desaparecer», señaló.

«Cuando ya no pueden vender sus productos, venden sus votos, y los políticos pagan la cuenta a costa de los contribuyentes», añadió. (FIN/IPS/tra-eng/jg/js/mp/dv/01

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