AMBIENTE: Carta de la Tierra, código integral para el nuevo siglo

La Carta de la Tierra, una declaración universal de principios de la sociedad civil cuyo texto final fue dado a conocer el año pasado, es promovida como código de conducta del nuevo siglo.

La Carta de la Tierra, una iniciativa para el desarrollo sustentable mundial, ha ingresado en una nueva etapa y sus impulsores buscan la adhesión de países, instituciones y personas de todo el planeta para la conservación de la humanidad y de los recursos naturales.

Sus promotores pretenden que su texto sea adoptado oficialmente por países, universidades y organizaciones de todo el mundo y se proponen presentarla en 2002 ante la Organización de la Naciones Unidas (ONU).

«Esta carta no es una utopía, porque el ser humano no podría vivir sin el sueño de ser mejor», expresó la brasileña Miriam Vilela, directora ejecutiva de la Iniciativa de la Carta de la Tierra, con sede en San José.

Vilela, especialista en comercio y lenguas internacionales, espera que la ONU exprese su respaldo y su compromiso con esta declaración de principios, dijo a IPS.

El objetivo de este año es dar a conocer la Carta de la Tierra por todo el orbe y para eso se han programado una serie de actividades y se ha habilitado una página en internet, donde los visitantes pueden firmarla y darle su respaldo (www.earthcharter.org).

«Esta carta promueve una educación holística (integral) de los seres humanos, porque sabemos que somos interdependientes y lo que hagan unos afectará definitivamente a los otros», explicó Vilela.

Así mismo, los impulsores pretenden un masivo apoyo oficial a la Carta de la Tierra y que el documento sea incorporado a los programas de educación.

«Hasta ahora, el proceso ha sido difícil por la falta de voluntad de los gobiernos», advirtió Vilela.

Este código de conducta presentado al mundo el año pasado en Holanda, fue ideado en la Cumbre Mundial de la Tierra, realizada por la ONU en Río de Janeiro en 1992, pero la falta de acuerdos postergó su nacimiento.

Dos años después, Maurice Strong, secretario general de la Cumbre de la Tierra y presidente del Consejo de la Tierra, y Mijail Gorbachov, presidente de la Cruz Verde Internacional, presentaron una nueva propuesta, que recibió el apoyo del gobierno de Holanda.

En 1997 se formó una comisión para guiar el proyecto y la Secretaría de la Carta de la Tierra fue establecida en el ámbito del Consejo de la Tierra, una organización no gubernamental (ONG) internacional con sede en Costa Rica.

En los siguientes años, ONG de todo el mundo elaboraron borradores y pidieron recomendaciones a profesores, investigadores, ambientalistas y profesionales.

El consenso total era difícil, pues hay muchos intereses en juego cuando se trata de conservar los recursos del planeta, observó Vilela.

Por ejemplo, un borrador solicitaba compasión por los animales, pero habitantes del Artico arguyeron que si la tenían, no podrían alimentarse.

Luego de conciliar miles de diferencias, los impulsores de la Carta pusieron por escrito un texto que contiene cuatro capítulos: el respeto y cuidado de la comunidad de la vida, la integridad ecológica, la justicia social y económica, y la democracia, la no violencia y la paz.

Los «patrones dominantes de producción y consumo están causando devastación ambiental, agotamiento de recursos y una extinción masiva de las especies», se expresa en el preámbulo.

Este código de conducta de 16 artículos sostiene que la protección ambiental, los derechos humanos, el desarrollo equitativo y la paz mundial son interdependientes e indivisibles.

La Carta estipula la necesidad de que los países adopten «a todo nivel, planes de desarrollo sostenible y regulaciones que permitan incluir la conservación y la rehabilitación ambientales, como parte integral de todas las iniciativas de desarrollo».

Sin embargo, algunos ecologistas creen poco probable en estos momentos un apoyo masivo a esta iniciativa.

Jorge Cabrera, abogado ambiental y redactor de la ley de Biodiversidad de Costa Rica, señaló a Tierramérica que se trata de una buena idea, pero de escaso impacto y acogida.

«No creo que tenga mucha viabilidad, pues el sector ambiental se está concentrando en lograr que lo poco que se ha aprobado se cumpla», explicó Cabrera.

Este especialista sostiene que si es difícil hacer cumplir los acuerdos ambientales existentes, crear nuevas instancias sería debilitar los esfuerzos en curso.

«Además, incluso dentro del propio movimiento ambiental muy poca gente conoce el contenido de la Carta», advirtió Cabrera.

Pero los impulsores de la iniciativa creen que esa situación no es una desventaja, sino un aliciente para promover mundialmente el texto definitivo.

La secretaría de la Carta de la Tierra informó a IPS que la Iniciativa busca recursos económicos para lanzar una campaña mundial de difusión y educación.

La Carta ya ha sido adoptada por varias organizaciones internacionales, e incluso por el Foro del Milenio, que agrupa a 1.000 ONG, por la Cruz Verde Internacional, el Parlamento Amazónico y la Universidad para la Paz de la ONU.

«Tenemos que lograr que los países se comprometan, pues este es un gran esfuerzo por la convivencia humana y la conservación de los recursos», afirmó Abelardo Brenes, profesor de la Universidad para la Paz. (FIN/IPS/nf/ff/en dv/01

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