Kin Hyon Sok, de 15 años, extraña a los amigos que dejó en Corea del Norte, y se siente un forastero entre sus nuevos compañeros sudcoreanos.
Kin fue objeto de una recepción un tanto falsa y "cálida" cuando fue presentado como "un nuevo niño de Corea del Norte", luego que llegó a este país con sus padres a comienzos de 2000.
Pero esa bienvenida duró poco. Sus compañeros de clase a veces se ríen de lo que llaman su "misterioso" acento o las "extrañas" palabras que pronuncia sin pensar.
Kang Chull Yong, que está en sexto grado de primaria y tiene 14 años, en una ocasión volvió llorando a su casa. "A los alumnos aquí no les importa la gente norcoreana, pero mis amigos del norte sí tenían en cuenta a los sudcoreanos", dijo.
En clase, menos de la mitad de sus compañeros levantan las manos cuando el maestro pregunta si piensan que se debería reunificar Corea, separada desde el fin de la guerra (1950-1953).
Muchos de los jóvenes sudcoreanos aducen que su país ya tiene suficientes dificultades económicas, y piensan que la reunificación de Corea empobrecerá a los habitantes de los dos lados.
"Cuando estaba en el norte todos creíamos que los chicos sudcoreanos eran más pobres que nosotros", dijo Chull Yong, cuyos padres escaparon hacia el sur a comienzos de 2000.
Kim Jung Chull, un alumno secundario de 16 años, a menudo se queda en casa con su computadora o la televisión, algo que preocupa a su madre que vino a Corea del Sur en 1999.
En efecto, Kim se siente más cómodo navegando en Internet o viendo televisión que con sus nuevos compañeros de clase. "Muchas veces los alumnos aquí no entienden lo que digo y viceversa, haciéndome sentir como un extraño", se quejó.
"A veces llego a sentirme avergonzado por el hecho de venir de Corea del Norte… Y me avergüenzo todavía más de pensar de esa manera", admitió.
Esos jóvenes se encuentran entre los 50 estudiantes de primaria y secundaria que llegaron con 300 norcoreanos que escaparon al sur en 2000.
La mayoría de los prófugos eran leñadores, campesinos o pequeños comerciantes. Sus antecedentes condicionaron la ubicación y el dinero que les dio el gobierno surcoreano para que se instalaran en el país y se integraran a la sociedad.
Esos fondos sólo alcanzaron para alquilar un apartamento o subsistir enviando los niños a la escuela. Mientras sus padres buscan trabajo, los chicos sienten nostalgia del hogar cuando están en clase porque su manera de hablar, actuar o pensar es diferente de sus compañeros sudcoreanos.
Los ex estudiantes norcoreanos permanecen silenciosos cuando los demás charlan sobre estrellas de cine o deportes. Les resulta difícil seguir las nuevas lecciones en idioma inglés, ciencias o historia, asignaturas que aprendían con métodos distintos en Corea del Norte.
No obstante, algunos alumnos norcoreanos tienen mejores calificaciones que sus iguales del sur. Los padres de Kim Jung Hyon, alumno secundario de 14 años, al principio le pidieron al profesor que no dijera a nadie que provenía de Corea del Norte para que no se burlaran.
Sin embargo, muy pronto Kim se hizo notar porque obtuvo buenas calificaciones, y se destacó en béisbol, natación y tenis. Esto molestó a sus compañeros, que evitaron hablar o jugar con Kim.
Finalmente, se supo que era norcoreano y un estudiante lo molestó. El incidente terminó en una pelea a puñetazos y debió cambiar de escuela.
Tras soportar tormentos parecidos, Tak Jung Chull, que huyó de Corea del Norte hace años, ahora estudia ingeniería mecánica en la Universidad de Inwha, en Inchon, 30 kilómetros al oeste de Seúl.
"No siento ninguna diferencia en la manera que se comporta mi marido (respecto a otros sudcoreanos)", dijo Kim Kyong Hwa, la esposa de Tak, de 29 años. "La única excepción es que a veces me compra vestidos pasados de moda", bromeó.
Kim aseguró que su marido es un "padre de familia" que hace todo por ella y su hijita de un año. "Cuando di a luz, pasó una semana entera cocinándome sopa, lavando pañales o atendiendo la bebita", contó.
"Pienso que no es malo para las mujeres sudcoreanas casarse con un hombre del norte, a menos que pretendan actitudes románticas o expresiones de amor que un norcoreano consideraría inapropiadas e infantiles", agregó.
Hay un tema que nunca se toca en el matrimonio, admitió Kim, que casi nunca le pregunta al marido sobre su vida o familia en Corea del Norte porque no quiere lastimarlo con malos recuerdos.
"Jamás le hablo del hermano, que fue capturado y devuelto a Corea del Norte cuando trataba de escapar con mi marido", contó.
Muchos de los 1.054 norcoreanos que vinieron y se instalaron en Corea del Sur desde 1945 hasta marzo de 1999 se adaptaron a su nueva vida. La mayoría no lleva la vida fácil que una vez esperó, pero con el tiempo aprendió a integrarse socialmente.
Algunos de sus hijos se convirtieron en estudiantes notables, y muchos norcoreanos son empresarios, políticos o artistas. Tras dos años de vivir en Corea del Sur, Chang Sun Yong, de 20 años, obtuvo el mayor promedio con 380 puntos en los exámenes para ingresar a la prestigiosa Universidad de Yonsei.
Paradójicamente, ahora que los líderes de las dos Coreas se reunieron en una cumbre, algunos surcoreanos parecen menos entusiastas acerca de la reunificación.
Sólo 48,6 por ciento de los adultos surcoreanos, encuestados por el diario Joong Ang Ilbo en diciembre, piensan que deberían reunificarse, mientras la mayoría cree que no es necesario. Eso refleja una declinación porque 71,2 por ciento de esos interrogados dijo que antes creía en la reunificación.
En un sondeo realizado en agosto, cerca de 85 por ciento de los surcoreanos estuvieron de acuerdo con la política de cooperación económica intercoreana propiciada por el presidente Kim Dae Jung. Ahora, sólo 65 por ciento de los abordados en esa misma encuesta se mostraron conformes.
El sondeo incluso mostró que 57 por ciento de los surcoreanos interrogados creían que Seúl había enviado demasiados víveres — 600.000 toneladas de comestibles en los últimos años por la hambruna norcoreana— y debería reducir ese abastecimiento teniendo en cuenta la situación económica surcoreana. (FIN/IPS/tra- en/amy/js/ego/aq/cr dv/01