MEXICO: Construir Foxilandia será una difícil tarea

El presidente electo de México, Vicente Fox, prometió revolucionar este país en seis años apelando a un enfoque empresarial y al diálogo político, pero sus adversarios ya se pusieron en guardia contra las estrategias gerenciales.

Las decisiones del gobierno que se instalará este viernes se tomarán por consenso y se trabajará siempre con el equipo que forman diputados, gobernadores, alcaldes, regidores y la sociedad civil, declaró Fox.

El mandatario electo, cuyo juramento pondrá fin a 71 años ininterrumpidos de gobierno del Partido Revolucionario Institucional (PRI), defendió su modelo de gestión empresarial, el cual ofrece una disciplina de trabajo «que muchas veces no hay en el medio político».

Casi todos los integrantes de su equipo de ministros del área económica son, como él, ex directivos de exitosas empresas y comparten una visión ortodoxa de la economía. Además, la mayoría son neófitos en el mundo en la política.

La mayoría de los restantes ministros son intelectuales y académicos y «sólo alguno que otro político de colmillo retorcido», dijo Fox entre bromas.

Si los planes de Fox se cumplen, la economía crecerá en promedio siete por ciento al año y al cabo del sexenio, la cantidad de pobres disminuirá de 40 a 28 millones y la de pobres en extremo de 12 a siete millones.

Además, habrá mejores empleos, miles de microempresas, el campo ya no expulsará mano de obra, los servicios de salud y educación estarán al alcance de los 100 millones de habitantes de México, la iniciativa privada estará en auge y el país caminará con «un proyecto de nación».

México se transformará en «Foxilandia», nombre con el que algunos adversarios del presidente electo bautizaron en la campaña electoral el mundo que ofrecía construir Fox, apuntan algunos observadores.

«Lo único que esperamos es que a Fox no se le ocurra denominar al país México S.A. (Sociedad Anónima) o Fox S.A.», ironizó Dulce Sauri, presidenta del PRI, luego de conocer los primeros nombres del próximo gabinete.

Sauri acusó al mandatario electo de pretender manejar el país como una empresa más.

El PRI rechazó el ofrecimiento de participar en el próximo gobierno y amenazó con boicotear la ceremonia de asunción de Fox por un problema electoral en el estado de Jalisco, donde el día 12 de este mismo mes perdió ajustadamente la gobernación ante el Partido de Acción Nacional (PAN), del presidente electo.

El tercer grupo en el parlamento, el centroizquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), que también se negó a sumarse al equipo de Fox, criticó el gabinete económico de Fox, por considerarlo «neoliberal al extremo».

La conformación del nuevo equipo económico «fue una decisión peligrosa, pues significa grandes polarizaciones y enfrentamientos con la mayoría de la sociedad y porque es un giro adicional a la derecha», dijo Martí Batres, coordinador del PRD en la Cámara de Diputados.

Aunque el PAN no tiene mayoría en esa cámara, Fox confía que con el diálogo logrará poner en marcha sus planes.

Pero las primeras reacciones del PRI y el PRD, dos partidos sumidos en discusión interna tras ser derrotados en las elecciones presidenciales del 2 de julio, no son favorables a la concertación que desea Fox, señaló a IPS Marcela Contreras, profesora de ciencias políticas en la Universidad Iberoamericana.

El mandatario electo anunció que él y sus ministros concurrirán personalmente una vez por semana al parlamento para dialogar con los diputados.

«Debemos buscar los consensos, pues de lo contrario no avanzaremos a ningún lado», como advirtió Fox, dijo a IPS Adolfo Aguilar, uno de los asesores más cercanos del presidente electo. «Así es la democracia», agregó.

En el pasado, el gobierno de turno no buscaba el diálogo con la oposición ni con la sociedad civil. El PRI contaba con mayoría absoluta en las cámaras legislativas, en los estados y en los municipios.

Además, tenía de su lado a poderosos sindicatos, a organizaciones de maestros, profesionales y pobladores y otros frentes corporativos.

El país ahora se divide entre partitadarios del PRI, el PAN y el PRD, y cuenta además con una sociedad cada vez más organizada.

El triunfo de Fox en julio fue interpretado por la mayoría de los políticos y analistas, incluido el mismo presidente electo, como resultado del hartazgo frente a las siete décadas de gobiernos del PRI.

Se votó por el cambio y por el consenso y «eso es lo que haré como presidente con entusiasmo y energía», prometió Fox. (FIN/IPS/dc/ff/ip/00

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