ISRAEL-PALESTINA: Política de separación dañará la economía

La violencia que impera entre palestinos e israelíes desde hace un mes llevó a las autoridades de Israel a separar a ambas comunidades, lo cual perjudicará a la economía de Israel y de los territorios palestinos, según analistas.

En respuesta a los disturbios en Cisjordania y la franja de Gaza, Israel acordonó las zonas palestinas, impidiendo el ingreso a su territorio de todos los trabajadores palestinos para impedir ataques terroristas.

Muchos de los trabajadores no podrán volver a sus empleos, incluso una vez que los enfrentamientos cesen, para posibilitar la separación unilateral que pretende Israel.

La separación promete tener consecuencias adversas para ambas partes, pero sobre todo para los palestinos, luego de 33 años de depender de Israel en materia de empleos, comercio e infraestructura.

«Quizá si ellos no vienen aquí y nosotros no vamos allá, habrán menos problemas», dijo Shlomo Dror, portavoz del general Yaacov Orr, el principal funcionario israelí en las zonas palestinas.

«No nos mirarán como a personas que lo tienen todo y nosotros no tendremos que sentir lástima por ellos», agregó.

En el puesto de control de Al Ram, los soldados tienen la orden de rechazar a todo palestino que intente ingresar a Jerusalén. Pero las cosas no siempre son como parecen, como suele ocurrir en Medio Oriente. Si desea ingresar a Jerusalén desde Cisjordania, todo lo que necesita es un buen taxista.

El sabrá que lo único que hace falta es doblar a la izquierda, alejándose de los soldados, subir por la colina, doblar dos veces más a la derecha hasta llegar a la autopista, y allí podrá mezclarse con el tránsito que se dirige al sur y hacia cualquier destino que desee en Israel.

Unos 60.000 palestinos ingresaban a Israel sin permiso cuando comenzó el levantamiento palestino, según datos israelíes. Algunos siguen trabajando en territorio israelí.

En el pasado, el estado judío hacía la vista gorda, ya que los israelíes necesitaban la mano de obra palestina, pero esa actitud está por cambiar, según las autoridades de Israel.

La policía pronto cerrará las vías alternativas de ingreso y los patrones israelíes de trabajadores indocumentados serán sancionados, con el objetivo de mantener a los palestinos en Cisjordania, informó Dror.

Sin embargo, será imposible «sellar herméticamente» a Cisjordania, que tiene 150 kilómetros de longitud y entre 31 y 58 kilómetros de ancho, explicó. Así mismo, se reducirá en gran medida la cantidad de trabajadores palestinos con permisos para trabajar en Israel, agregó.

La inquietud por la seguridad fomenta los planes de separación, pero también la sensación general, reforzada por el levantamiento, de que ya es hora que ambas comunidades tomen rumbos diferentes, dijo Dror.

Además de esas consideraciones, la idea de no ver a los palestinos en sus ciudades es apreciada por muchos israelíes, y su espíritu quedó capturado en una promesa electoral del primer ministro Ehud Barak: «Ellos estarán allá y nosotros aquí».

Los dirigentes palestinos consideran la separación como un eufemismo para la guerra económica.

«Además de librar la guerra contra el pueblo palestino y de matar a nuestros hijos, intentan presionar económicamente a los palestinos», declaró el ministro de Industria Saadi Krunz.

«Padecemos grandes problemas debido a la clausura israelí, pero no tenemos otra opción que sobrevivir, trabajar juntos e intentar ayudarnos mutuamente», dijo.

Krunz dijo que a Israel no lo motiva la inquietud por la seguridad, sino que busca la «expansión y la destrucción de la resistencia palestina para que aceptemos toda oferta que hagan».

El cambio de política hacia los trabajadores en Israel, que representan 30 por ciento del producto interno bruto palestino, es sólo una de las causas de preocupación de Palestina concerniente a la separación.

Casi la totalidad de las exportaciones palestinas se destinan a Israel, y las nuevas restricciones al ingreso de camiones reducirá significativamente esa cifra, dijo Dror.

Los parques industriales en las zonas palestinas, construidas para que los empresarios israelíes aprovecharan la mano de obra barata palestina, están al borde del colapso, ahora que la confianza de los inversores ha desaparecido y los empleadores israelíes tienen miedo de presentarse al trabajo, dijo Dror.

Pero esto afectaría, incluso en forma limitada, la economía israelí, ya que ésta no podría beneficiarse de la mano de obra barata.

El comercio entre Israel y la Unión Europea (UE) también se verá perjudicado. Muchos de los productos israelíes exportados a la UE eran producidos en los territorios palestinos.

Eso representa una violación del acuerdo comercial con la UE, pero hasta el momento la economía israelí sigue beneficiándose del mismo.

El economista palestino Hisham Awartani dijo que es posible que la amenaza de la separación esté dirigida a impresionar al pueblo israelí con la «dureza» de Barak, y que en realidad la relación económica seguirá siendo la misma.

«Si Barak quiere dañar a la economía palestina, puede hacerlo, pero mi sensación es que no quiere», dijo Awartani, un profesor de economía en la Universidad de An Najah, en la ciudad cisjordana de Naplusa.

«Las consecuencias para la seguridad de Israel serían muy graves. Cuando usted tiene a decenas de miles de trabajadores sin empleo a unos cientos de metros de Israel, eso se convierte en una amenaza para la seguridad», advirtió.

La política de la separación implica un cambio radical con los seis años que invirtió la oficina de Dror para atraer a los israelíes a invertir con los palestinos, con la creencia de que una economía palestina fuerte es buena para la seguridad israelí.

Pero desde el levantamiento palestino, «hemos perdido nuestra confianza en los palestinos y eso no se recuperará rápidamente. En algunos lugares, el daño es irreversible», aseguró Dror. (FIN/IPS/tra-en/bl/sm/aq/ip/00

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