La Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó esta semana el ingreso de Colombia al Consejo de Seguridad, apoyado por consenso de América Latina y el Caribe, pero Mauricio se impuso a Sudán, candidato oficial de Africa, en la cuarta ronda de votación.
La mitad de los 10 integrantes rotativos del Consejo son renovados cada año por la Asamblea General, para representar a cinco grupos de naciones: Africa, América Latina y el Caribe, Asia, y Europa Occidental y otros Estados.
La elección se realiza con voto secreto, y los candidatos deben lograr el apoyo de por lo menos dos tercios de los países presentes y votantes en la Asamblea.
Es frecuente que cada grupo sólo postule candidatos para cubrir las vacantes y la votación sea un trámite rutinario. Así ocurrió el martes con la elección de Colombia, que sustituirá a Argentina, y con la de Singapur, único candidato de Asia para reemplazar a Malasia.
La situación fue muy distinta en la elección del representante de Africa, con dos candidatos a reemplazar a Namibia, y en la votación de los tres postulantes a ocupar dos lugares de representación de Europa y otros Estados, en sustitución de Canadá y Holanda.
Irlanda, Italia y Noruega se postularon para ocupar esos dos lugares. Irlanda logró el apoyo necesario en la primera votación, pero Noruega logró imponerse a Italia recién en la cuarta.
Mauricio, un pequeño grupo de islas al este de Madagascar, con 1,2 millones de habitantes, anunció su candidatura en enero, pero la Organización de Unidad Africana (OUA), integrada por 51 países del continente, decidió postular a Sudán durante una cumbre realizada en julio.
El idioma oficial de Mauricio es el inglés, hablado por 30 por ciento de su población, la cual se reparte entre las religiones hindú, cristiana y musulmana. También se hablan los idiomas creole, hindi, bhojpuri, urdu, hakka, francés y chino, entre otros.
La OUA agrupa a la mayor parte de los países africanos, pero Sudán fue rechazado por la suma de dos factores: sus antecedentes de violencia contra civiles y trabajadores humanitarios, incluso de la propia ONU, y una agresiva campaña de Washington contra la postulación de un Estado al cual define como terrorista.
Además, Sudán está bajo sanciones del Consejo de Seguridad por acusaciones vinculadas con su presunta responsabilidad en un intento de asesinato del presidente de Egipto, Hosni Mubarak.
Una coalición de organizaciones religiosas y humanitarias estadounidenses, integrada entre otras por Casa de la Libertad, el Grupo Estadounidense contra la Esclavitud y la Comisión para los Refugiados, realizó su propia campaña contra Jartum.
La semana pasada, esas organizaciones acusaron al gobierno sudanés de genocidio, prácticas esclavistas, uso de la violencia para forzar conversiones religiosas y privación de alimentos a civiles.
En los 17 años que ha durado la guerra civil en Sudán, dos millones de habitantes de ese país murieron y otros cuatro millones fueron desplazados, señalaron.
Roger Winter, de la Comisión para los Refugiados, dijo que el gobierno sudanés «es el único que bombardea a su población civil en forma sistemática», y que aviones militares estatales siguen a las aeronaves con ayuda humanitaria para bombardearlos cuando aterrizan.
Nina Shea, directora del Centro para la Libertad Religiosa de Casa de la Libertad, aseguró que Jartum es «el más violento perseguidor de la libertad religiosa».
En enero, cuando Mauricio anunció su postulación a los países de Africa oriental, «era el único candidato (del continente). El gobierno de Mauricio se considera plenamente calificado para servir en el máximo organismo de la ONU», dijo a la Asamblea General en septiembre el canciller de Mauricio, Anil Kumarsingh Gayan.
Mauricio arguyó que la OUA postuló a Sudán sin consultas previas adecuadas, y Uganda ejerció presión diplomática contra la candidatura sudanesa, con el argumento de que no podía haber un candidato oficial de la OUA porque Jartum carecía de consenso en la cumbre de esa organización.
Kampala objetó la postulación resuelta por la OUA en una carta dirigida al presidente de la Asamblea General, Harri Holkeri, en la cual se refirió a «el increíble terrorismo perpetrado por Sudán en Uganda, en forma directa o a través de intermediarios».
Sudán permite que opere desde su territorio el Ejército de resistencia del Señor, un grupo insurgente ugandés.
En la primera ronda de votación en la Asamblea General del martes, Irlanda logró 130 votos y superó con amplitud los dos tercios (116 votos) necesarios para que integrara el Consejo, pero Noruega quedó dos votos por debajo de ese mínimo, con 114, e Italia tuvo el respaldo de 94 países.
En las dos rondas siguientes, el apoyo a Noruega permaneció apenas por debajo del mínimo necesario, y recién en la cuarta logró alcanzar 115 votos, dos tercios justos del total de los emitidos.
Tras la segunda ronda, el ambiente estaba tan tenso que Holkeri golpeó su mesa y dijo a los delegados: «Estamos en medio de una elección y todas las actividades de campaña deben cesar».
Los tres candidatos de Europa Occidental y otros Estados eran miembros de la Unión Europea, y habían defendido sus candidaturas invocando su esfuerzo para aumentar la eficacia del foro mundial, su contribución a sus fuerzas de paz, y su aporte voluntario de fondos a agencias sociales y de desarrollo de la ONU.
Durante la Cumbre del Milenio organizada por el foro mundial en septiembre, la primera ministra de Irlanda, Bertie Ahern, prometió que su país destinará 0,7 de su producto interno bruto (PIB) a asistencia al desarrollo a fines de 2007.
Roma destacó en su sitio oficial de Internet, la red munidal de computadoras, el papel de vanguardia desempeñado por Italia en el esfuerzo para lograr que el Consejo de Seguridad sea más representativo, así como su apoyo al mantenimiento de la paz.
Italia es el quinto contribuyente al presupuesto básico de la ONU, y aporta unos 110 millones de dólares anuales a agencias de desarrollo del foro mundial.
Noruega destina 0,9 por ciento de su PIB a asistencia al desarrollo, uno de los mayores porcentajes del mundo.
En el sitio oficial de Internet del gobierno noruego se indicó que ese país aporta «más de 150 dólares por habitante a la ONU, entre 10 y 20 veces más que el dinero por habitante aportado por el promedio de otros países ricos».
También se difundió una lista de las agencias a las cuales Noruega es uno de los mayores donantes.
No hay limitación a la frecuencia con la cual un país puede ocupar un lugar rotativo en el Consejo de Seguridad, pero sin duda influyó en la elección que Italia haya integrado el Consejo hace poco, en 1995-1996, mientras Irlanda no lo integra desde 1981- 1982, y el último período de Noruega fue 1979-1980.
Además, Italia acaba de terminar un período en la presidencia del Consejo Económico y Social de la ONU, y se postuló al Consejo de Seguridad en forma tardía, después de que lo hicieran Irlanda y Noruega.
Los nuevos integrantes del Consejo ocuparán sus lugares en enero. (FIN/IPS/tra-eng/jw/da/mp/ip/00