"Crimen verdadero", el último documental del cineasta japonés Hideki Nakamura, relata la vida de un hombre indio que se salvó de la muerte en la segunda guerra mundial (1939- 1945), pero que fue condenado a una vida miserable lejos de su país.
Dia, el héroe indio del documental, viajó desde su patria hasta Tailandia, y debió atravesar Birmania durante la contienda como parte de un grupo de prisioneros capturados por el ejército imperial japonés.
Cuando Nakamura lo encontró, décadas más tarde, todavía vivía en Tailandia y habitaba en una choza en una plantación de algodón en la provincia occidental de Kanchanaburi.
"Asentía con la cabeza cuando le pregunté sobre su trabajo para los militares japoneses", dijo el director de 50 años, quien tambien registró en el filme el momento en que Dia traza con un dedo en el mapa su ruta a través de Birmania.
"Después de hablar con varios ancianos del lugar, llegué a la conclusión de que Dia trabajó en el largo tramo ferroviario construido por el ejército japonés entre Birmania y Tailandia", explicó.
Ese ferrocarril de la muerte fue inmortalizado por el cineasta estadounidense David Lean, ganador del premio Oscar, en la película "Puente sobre el río Kwai".
Realizado en 1957, el filme narra la experiencia de prisioneros británicos que fueron usados como obra de mano esclava para construir vías ferroviarias de 415 kilómetros de largo.
Más de 60.000 prisioneros de guerra trabajaron en el tendido del ferrocarril, de los cuales perecieron 15.000, muchos de ellos de malaria, disentería y otras enfermedades debido a las pésimas condiciones laborales en los campos japoneses.
Nakamura piensa que la cantidad de trabajadores esclavos capturados en el sur y sudeste de Asia osciló en 100.000.
"Aparte de Dia, encontré a varios ancianos tailandeses que dijeron haber trabajado para el ejército imperial", dijo.
"La razón por la cual decidí hacer la película fue para publicitar su penosa situación, poco conocida si se compara con sus similares occidentales", agregó.
En efecto, el primer documental de Nakamura, "Ferrocarril a la muerte: Quienes quedaron atrás", muestra algunos de esos prisioneros de guerra asiáticos.
En esa película de 1989, que fue rodada en Tailandia y en la frontera con Birmania, los hombres, incluso Dia, un indonesio, algunos malasios y tailandeses, testimoniaron de qué manera fueron obligados a trabajar en el ferrocarril.
Dia, sin embargo, no habla en "Ferrocarril a la muerte", y sigue mudo en "Crimen verdadero", si bien es evidente que no tiene incapacidad alguna y que entiende cuando la gente lo aborda.
"Me dí cuenta que Dia no habla por la soledad y congoja al estar alejado tanto tiempo del hogar. La situación fue muy triste", comentó Nakamura.
En una secuencia de "Crimen verdadero", Nakamura llevó a Dia hasta la vía ferroviaria y observó el rostro de ese anciano de 80 años que, repentinamente, comenzó a quitar la gramilla que crecía junto a los rieles. "Lo estuvo haciendo durante horas y me di cuenta que esa fue su tarea durante toda la guerra".
Al terminar la guerra, el indio, que tenía casi 40 años en esa época, fue dejado sin un centavo y solo en Tailandia. Halló trabajo como peón en varias granjas, pero no se sabe si fue bien o maltratado. En la última granja donde lo encontró Nakamura, su salario consistía en la choza, algunos víveres y ropas.
"Todas sus posesiones estaban en un saco conteniendo algunos restos de su pasado, como una medalla militar, algún dinero tailandés y prendas viejas. Era tan pobre que no podía escapar", dijo.
Nakamura, un ex maestro de escuela, oyó hablar de Dia a sus amigos tailandeses. Afirmó que, como japonés, sentía responsabilidad por la situación del indio. Es evidente que en "Crimen verdadero", los dos hombres forjaron una cálida amistad. En algunas escenas, Nakamura compra víveres y ropas para su amigo.
También durante sus visitas pagó a los vecinos tailandeses de Dia para que cuidaran del solitario anciano.
Nakamura dijo que "Crimen verdadero", que pronto será estrenado, es una suerte de epitafio para Dia y otros trabajadores asiáticos durante la guerra.
"Si el filme tiene éxito, haré una versión doblada al hindi", dijo Nakamura, cuyo primer documental fue bien recibido en Japón y recaudó donaciones de espectadores para los ex cautivos.
Hasta ahora, se han sucedido los pedidos para ver "Ferrocarril para la muerte" por gente convencida de que se trata de un documento crucial sobre los trabajadores asiáticos en la guerra.
Actualmente, Japón enfrenta numerosas demandas judiciales de ex trabajadores esclavos durante la contienda que exigen indemnización. En julio, una empresa de máquinas herramientas llegó a un acuerdo con tres surcoreanos que realizaron trabajo forzado para la firma.
También se presentó en Los Angeles, Estados Unidos, otra demanda de un ex soldado estadounidense contra una compañía japonesa, afirmando que fue víctima de trabajo forzado. (FIN/IPS/tra-en/sk/ccb/js/ego/aq/cr/00