ARGENTINA: De la Rúa niega crisis y garantiza gobernabilidad

El presidente de Argentina, Fernando de la Rúa, declaró hoy asegurada la gobernabilidad, pese a la renuncia el viernes de su vicepresidente y socio político Carlos Alvarez. Pero susbsiste la incertidumbre acerca del destino de la coalición de gobierno en el mediano plazo.

"Hubo desentendimientos, pero no llevaron a una crisis -porque el presidente está en funciones- sino a una tensión, que no es para nada buena, aunque no afecta en absoluto la gobernabilidad, ni tampoco la unidad de la Alianza o la tarea del Gobierno", dijo De la Rúa.

En tanto, el ex vicepresidente Alvarez aseguró que su intención ahora es trabajar para "fortalecer la Alianza" y evitar que el opositor Partido Justicialista capitalice esta crisis.

No obstante, admitió que su tarea de apuntalar la coalición le resultará de difícil si gente cercana al presidente insiste en mantenerlo alejado del poder.

La opinión pública parece pesismista ante el nuevo escenario político, según surge de una encuesta difundida este lunes. En efecto, 56 por ciento de las personas consultadas por la firma D'Alessio/IROL/Harris opinaron que se está ante "el principio del fin de la Alianza".

El esfuerzo del presidente por negar la crisis y asegurar políticamente su gestión estuvo acompañado este lunes por la promesa de anuncios en materia económica, para lograr el crecimiento, favorecer la inversión y aumentar la recaudación impositiva y el empleo.

Sin embargo, tanto el renunciante Alvarez como dirigentes del oficialismo y la oposición se manifestaron menos optimistas que el presidente respecto del futuro político y advirtieron que si bien hay consenso para mantener unida a la coalición de gobierno, existen también serias dificultades.

De la Rúa negó trascendencia a renuiones sociales en las que, según consignaron algunas crónicas, se habría "festejado" el alejamiento de Alvarez del poder. Las versiones fueron comentadas por Alvarez, molesto porque los protagonistas de esas tertulias son muy allegados a De la Rúa.

La crisis política comenzó hace dos meses, cuando trascendió una denuncia de sobornos en el Senado, pagados presuntamente por funciionarios del gobierno. Como presidente del Senado, Alvarez pidió la renuncia de los legisladores más cuestionados y de los miembros del gabinete señalados como sospechosos.

En su campaña para "limpiar" el Senado, apenas logró la dimisión de dos senadores a sus funciones de jefes de bloques -de la Alianza y del Partido Justicialista-, que pidiera licencia un tercero y que renunciara otro, todo mientras la justicia investigaba si hubo delito en la votación de la reforma laboral.

Alvarez era el primer vicepresidente de la historia de este país con perfil propio, un hecho que se debía a que también por primera vez, el gobierno había surgido de la coalición de dos fuerzas relativamente equilibradas. Se trata del Frente País Solidario (Frepaso), de Alvarez, y de la Unión Cívica Radical, de De la Rúa.

Las tensiones entre el presidente y el vice aumentaron porque Alvarez parecía enfrentar políticamente solo la crisis en el Senado que, para su percepción, era una oportunidad única para dar muestras de la voluntad de la Alianza de desterrar prácticas viciosas.

Por eso, la decisión del presidente de confirmar el jueves a los funcionarios de su gabinete sospechosos de pagar los sobornos resultó intolerable para Alvarez, que el viernes presentó presentó su dimisión.

Alvarez consideró este lunes que los cambios en el gabinete tuvieron el propósito de mostrar mayor eficacia en procura de la reactivación económica, pero sin dar a la crisis del Senado la respuesta que él esperaba. No obstante, reconoció la total potestad del presidente para designar a los ministros.

Su renuncia provocó la salida inmediata del gobierno de uno de los funcionarios sospechasos. Se trata de Alberto Flamarique, ministro de Trabajo cuando fue aprobada la reforma laboral supuestamente lograda mediante estímulos ilegales.

Flamarique, que pertenecía al partido de Alvarez, fue señalado por el vicepresidente como uno de los dirigentes que debían dar un paso al costado. Pero el presidente no opinó lo mismo y el jueves último lo confirmó en el gabinete, aunque como secretario general de la Presidencia.

El presidente también aceptó la continuidad en el cargo del secretario de Inteligencia del Estado, Alberto de Santibañes, otro funcionario que a juicio de Alvarez debía salir del gobierno, pues las hipótesis manejadas indicaban que el dinero de los sobornos salió de su área.

Alvarez reiteró este lunes que De Santibánes debe renunciar en forma indeclinable "como lo hacen las personas honorables", si es que realmente se considera un amigo del presidente. "Está haciendo mucho daño al gobierno con su permanencia", dijo.

La decisión de De la Rúa de confirmar a Flamarique y a de De Santibañes en el gobierno fue interpretada por el vicepresidente como una estrategia para restar empuje político a sus denuncias y limitar a la justicia la investigación de la crisis.

Pero Alvarez no aceptaba esa solución, pues el juez que entiende en la causa es sospechoso de otro delito, enriquecimiento ilícito.

Por eso renunció, pese a la resistencia del presidente, que incluso le ofreció dar marcha atrás con algunas designaciones. Alvarez consideró que su espacio político como vicepresidente era estrecho y prefirió volver al llano, mientras analiza ahora la posibilidad de ser un "coordinador" de la Alianza.

La renuncia de Alvarez hizo temer en un principio la ruptura de la Alianza que se formó en 1997 y que lleva sólo 10 meses en el gobierno. Pero el ex vicepresidente pidió a los ministros de su partido que permanecieran en el gabinete y al bloque parlamentario del Frepaso que no retirara su respaldo a De la Rúa.

Alvarez reiteró que su salida del gobierno no lo convierte en opositor, y aclaró que su idea era terminar con la sospecha generalizada de que había una disputa por el poder entre él y el presidente. "Una vez pasada esta crisis, la figura de De la Rúa se fortalecerá", predijo.

Los diputados de la Alianza prometieron que seguirán unidos, aunque hay aún desinteligencias entre los partidos socios. El ministro del Interior, Federico Storani, advirtió que "la gobernabilidad será muy difícil si se rompe la Alianza en el Congreso, porque sería imposible sacar una ley por mayoría".

El domingo dimitió el presidente provisional del senado, el senador José Genoud, que se habia resistido a renunciar cuando surgió el escándalo de los sobornos, pese a que Alvarez le había planteado públicamente la necesidad de que dejara el cargo -no la banca.

Otro senador, Jorge Massat, del Partido Justicialista, presentó su renuncia al Congreso. Hace dos semanas, sus propios famniliares aseguraron que Massat se había enriquecido de modo ilícito. (FIN/IPS/mv/ff/ip/00

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