La apertura comercial de América Central tiene que ser acompañada de medidas de apoyo a la producción regional, para mejorar la competitividad y garantizar los beneficios de los tratados de libre comercio, señalaron los empresarios.
Las cámaras empresariales de la región afirmaron que en la década de los 90 se desmanteló el sistema de incentivos y de protección arancelaria sin implementar a cambio un plan de ayuda a las industrias locales, lo cual afectó severamente a los sectores productivos.
«Necesitamos un esfuerzo más agresivo que impulse a las empresas centroamericanas», dijo a IPS el presidente de la Cámara de Industrias de Costa Rica, Marco Vinicio Ruiz.
El empresario pidió a los gobiernos de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua la eliminación de las regulaciones y las excesivas trabas que impiden poder competir con éxito frente al ingreso de productos a bajo precio.
Ruiz reclamó, además, la transformación del sistema financiero de América Central y abogó por la adopción de políticas claras que modernicen las aduanas, los puertos, las vías terrestres y las telecomunicaciones.
Los empresarios consultados por IPS criticaron el proceso de apertura comercial en curso, ya que la firma de tratados de libre comercio no ha sido acompañada de la asistencia suficiente a la industria del istmo.
«El beneficio que obtenemos con los acuerdos comerciales es mínimo, pues por cien productos que ingresan de fuera de la zona mientras nosotros sólo exportamos seis», explicó Felipe Peraza, presidente de la Asociación Nacional de Industriales de Honduras.
Peraza indicó que los gobiernos de la región debieron implementar una desregulación gradual y progresiva, acompañada de una estrategia de apoyo al empresariado, para que éstos pudieran ganar mejores posiciones en los nuevos mercados.
El bloque de cinco países centroamericanos, cuyo comercio intraregional suma 2.500 millones de dólares al año, ha firmado hasta el momento tratados de libre comercio con Chile, México y República Dominicana.
Además se negocia un acuerdo similar con Panamá, mientras Costa Rica discute un convenio directo con Canadá.
A pesar de estas críticas, los gobiernos de América Central insisten en que los tratados en vigor le han dado una gran oportunidad de desarrollo a la región.
Las autoridades sostienen que gracias a esos acuerdos se ha logrado que los productos centroamericanos entren a los nuevos mercados de inmediato y sin aranceles o con tributos muy bajos, mientras que los bienes y servicios de fuera de la región deben pasar por un proceso de desgravación que ocupa varios años.
En la actualidad, la producción industrial procedentes de terceros países paga un arancel común en América Central, cuya cifra no puede sobrepasar 14 por ciento del valor de la importación.
Aún así, pareciera que el nuevo siglo no comenzó bien para los empresarios de la zona y eso se traduce en una investigación elaborada por la Asociación de Investigación y Estudios Sociales de Guatemala (Asies).
El estudio de Asies reveló que 66 por ciento de las empresas guatemaltecas vendieron en el primer semestre del año muchos menos que en igual lapso de 1999, y 30 por ciento de ellas tuvo que reducir personal.
Ante este panorama, los empresarios abogan por reglas claras de apoyo al sector para brindar un nuevo impulso a la integración centroamericana, que para muchos analistas ha caído en un período de estancamiento.
«La viabilidad de los países centroamericanos aisladamente es nula. Siempre repetimos que con la integración estamos mal, pero que sin ella moriremos», comentó a IPS Carlos Enrique Rivera, secretario general de la Federación de Cámaras y Asociaciones Industriales Centroamericanas.
Rivera añadió que las mayores trabas que hoy enfrentan los empresarios regionales son la inseguridad y la falta de certeza jurídica, pues las empresas están a merced de la discontinuidad de las políticas de los gobiernos. (FIN/IPS/nms/dm/if/00
